Uno de los mayores monopolios inmobiliarios de China, Evergrande, está en quiebra. El holding contaba con 11.300 millones de euros de fondos a finales de junio, una cantidad insuficiente para cubrir la deuda a corto plazo.
El mes pasado Evergrande reconoció que su pasivo ascendía a 257.300 millones de euros y admitió “riesgos de impago en los préstamos”.
Una posible liquidación tendría consecuencias considerables, no sólo para la economía, sino también para la estabilidad social. Evergrande emplea a 200.000 trabajadores y genera indirectamente 3,8 millones de empleos indirectos en China.
Además, algunos propietarios que han comprado sus viviendas sobre plano podrían quedarse sin ellas.
Las acciones del holding han perdido hoy un 7,75 por ciento en la bolsa de Hong Kong y la agencia de calificación Moody’s acaba de anunciar que ha rebajado la calificación en un escalón, pasando a ser “extremadamente especulativa”. Es una de las peores calificaciones financieras que se le puede dar a una empresa.
El monopolio ya ha vendido participaciones en algunos activos y ha ofrecido grandes descuentos para deshacerse de pisos. Sin embargo, sigue con una deuda alarmante y un riesgo financiero de grandes proporciones.
Además del sector inmobiliario, el holding también está presente en la industria del automóvil. Fundada en 2019 con la ambición de revolucionar la industria del coche eléctrico, Evergrande Auto no comercializa actualmente ningún vehículo.
Evergrande también ha invertido en turismo, internet, digital, seguros y parques de atracciones para niños, que quiere que sean mayores que los de Disney. También posee un club de fútbol, el Guangzhou FC (antes Guangzhou Evergrande), con sede en Guangzhou (sur de China) y entrenado por el campeón del mundo italiano Fabio Cannavaro.