Una policía paralela para acabar con los comunistas

El Plan Cloven (2)

Decíamos ayer que la CIA había creado en París un equipo de trabajo clandestino dirigido por un prefecto de policía, Jean Baylot, que en la posguerra era el que manejaba los hilos del anticomunismo. Se reunían regularmente, analizaban la situación y vigilaban el cumplimiento de los planes. Incluso se conserva el acta de una reunión celebrada el 13 de enero de 1953, que versaba sobre la marcha de los sindicatos «independientes» o sea, anticomunistas, sobre la necesidad de que la patronal incrementara la financiación que les concedía, sobre acabar con los parásitos que vivían de los fondos secretos de la CIA, así como de contar con nuevos sindicalistas reciclados entre los renegados del PCF, como Sulpice Dewez o André Parsal.

El prefecto de policía, Jean Baylot era miembro de «Paz y Libertad» que, como decíamos ayer, lo creó la CIA para contrarrestar el empuje del verdadero Movimiento por la Paz, creado por la Kominform. Tenía ramificationsdans por toda Europa occidental, así como Australia, Vietnam y Turquía. Su máximo dirigente, Jean-Paul David, era el secretario general de RGR (Agrupación de la Izquierda Republicana), un conglomerado electoral del que participaban, entre otros, el Partido Radical, la Unión Democrática y Socialista de la República, el Partido Democrático y una galaxia de pequeñas formaciones.

En septiembre de 1950 el presidente del gobierno, René Pleven, convocó a los principales dirigentes de la «Tercera Fuerza», un gobierno de coalición para luchar contra «la quinta columna comunista». Acordaron que el movimiento sería políticamente neutral, dirigido exclusivamente contra «la amenaza soviética», sin que nadie pudiera beneficiarse de la coalición. Estaban todos: la SFIO (socialdemocracia), el RGR, el MRP, los gaullistas, furibundos anticomunistas. De esa manera David consiguió que cada una de los partidos le encargara el control del tinglado «Paz y Libertad» para hace frente al comunismo.

Según un informe de 1995 sobre Gladio del Parlamento italiano, «Paz y Libertad» estaba directamente bajo las órdenes de la OTAN. Como es obvio, no defendía el desarme, ni luchaba contra las guerras, ni contra el holocausto nuclear. Era más de lo mismo: propaganda antisoviética cuyo lema central era que la URSS suponía un peligro para la paz mundial. Para responder a los comunistas, en el otoño de 1950 el socialista Jules Moch, ministro de Defensa, ordenó en secreto imprimir 200.000 carteles, lo que se llevó a cabo por la noche en la Escuela de suboficiales del ejército. «Paz y Libertad» sólo le puso la firma a los carteles, que se pegaron por toda Francia.

Para el Congreso Mundial de partidarios de la Paz que se celebró en París en abril de 1949, el poeta y novelista Louis Aragon habían elegido la Paloma de la Paz de Picasso como emblema del movimiento, que luego se ha mantenido hasta la actualidad. El cartel del Ministerio francés de Defensa parodiaba a la Paloma de la Paz con el lema «la paloma que hace bum». La CIA no fue capaz de buscar ninguna alternativa; solo se burlaba y jugaba en el filo de la navaja con el sacrificio de millones de personas.

El brazo derecho de David era Pierre Rostini, periodista encargado de las imprentas y de pegar los carteles por las calles. Para ello creó una sociedad de publicidad IGEP que, además, facilitaba los movimientos de fondos de la CIA.

La filial italiana de «Paz y Libertad» se fundó en 1953, encargádose de ella Edgardo Sogno, director del Planning Coordination Group de la OTAN desde 1951 y miembro de la Logia P2. Estuvo involucrado en el fallido golpe de Estado fascista del príncipe Borghese. La actividad principal de «Pace e Libertà» era la de espiar a los trabajadores de la fabrica de automóviles Fiat que simpatizaban con los comunistas.

En su historia de la influencia de Estados Unidos en Francia después de la guerra, Irwin Wall afirma que, junto a Fuerza Obrera, «Paz y la Libertad fue el principal ejemplo de una organización anticomunista popular promovida por la CIA en Francia en los años cincuenta» (1).

A pesar de su nombre «Paz y Libertad» era una maquinaria de guerra sucia. Encubría las actividades clandestinas de la red Dides, una policía paralela. De 1937 a 1944 Jean Dides había formado parte de los Renseignements Généraux, la policía de información bajo la ocupación nazi de Francia. Gracias a su colaboración con la Gestapo en 1942 le ascendieron a inspector jefe de la sección responsable del control de los enemigos interiores, los disidentes, los presos fugados, los judíos y los que se oponían al trabajo obligatorio en favor de la Alemania nazi. Tras la guerra mundial la OSS le respaldó. Fue depurado durante un breve lapso de tiempo pero recuperó sus galones de policía. Le nombraron jefe de la Séptima Sección de los Renseignements Généraux, un destacamento de lucha contra el comunismo.

También se afilió a la RPF, para la que redactó un folleto titulado «La lucha por el poder», en el que escribió: «Queremos considerar que el PCF, un peligro nacional, se debe destruir. Queremos reventar su aparato, sus medios y, si es posible, a sus jefes».

En 1951 a través de Baylot y Dides, ambos miembros de «Paz y Libertad», la CIA controlaba la represión anticomunista en París. Para ilegalizar al PCF formaron un Estado dentro de otro Estado. Dides estaba en contacto permanente, tanto con el FBI como con la embajada de Estados Unidos.

Dentro el movimiento obrero Dides tenía dos infiltrados que le ayudan a rellenar los ficheros de datos y buscar las pruebas, o fabricarlas: Andre Baranes y Alfred Delarue. El primero había sido militante del PCF, luego se puso al servicio del prefecto de policía Jean Baylot. Delarue había sido miembro de las Brigadas Especiales durante la ocupación, tras la Liberación le condenaron, pero se escapó y volvió a trabajar para los Renseignements Généraux.

Aunque se trataba de ilegalizar en la red de Dides la legalidad y el manoseado «Estado de Derecho» no importaban absolutamente nada. Todo era ilegal, empezando por la estrecha vigilancia al primer partido político del país, un partido legal con representación parlamentaria. Por eso el dinero no llegaba de los presupuestos públicos sino que la CIA tenía que aportarlos a través de «Paz y Libertad».

La policía paralela de Dides formaba parte del Plan Cloven, que desencadenó una importante ofensiva represiva contra el PCF, tanto abierta como encubierta. A principios de 1949 un cable de la embajada de los Estados Unidos en París al Departamento de Estado mostraba su satisfacción por los progresos realizado en la «lucha contra la amenaza comunista. Francia ha organizado unas pocas pero efectivas células de la policía […] Italia también está creando los escuadrones de policía anticomunistas bajo el control del ministro del Interior Mario Scelba, haciendo uso de los cuadros de la antigua policía fascista» (2).

El 24 de enero de 1951 la policía bloqueó las puertas de acceso a París y detuvo junto al Hotel Astoria, donde se alojaba el general Eisenhower, a 3.267 personas. La redada al más puro estilo fascista no pudo evitar que las calles se llenaran de manifestantes procedentes de los suburbios que luchaban contra el imperialismo, en defensa de la paz mundial.

Durante el verano de 1951 una serie de atentados con explosivos en París destruyeron varios locales comunistas. En agosto, tres librerías fueron arrasadas, una de ellas la de la Asociación Francia-URSS, así como el Centro de Difusión del Libro y la Prensa. En el lugar de una de las explosiones la policía encontró entre los escombros una granada fabricada en Estados Unidos.

El 5 de septiembre volaron el Banco Comercial soviético para el norte de Europa. Entre los escombros la policía encontró una tarjeta de visita de «Paz y la Libertad».

El 6 de marzo de 1952 nombran presidente del Gobierno a Pinay, al fascista, al antiguo miembro del Consejo Nacional de Vichy. Su plan es el mismo de la CIA: aplastar al PCF.

El diario comunista L’Humanité estimó que en sólo seis meses, del 1 de enero al 30 de junio de 1952, 80 militantes fueron perseguidos por pegar las páginas del periódico por las calles.

Llegaron a utilizar procedimientos ridículos. Detuvieron a Jacques Duclos, Vicesecretario General del PCF y al registrar su vehículo la policía encontró una pistola de calibre 7,65 y un palo, por lo que le encarcelaron, acusado de un delito contra la seguridad del Estado. También encontraron dos palomas, lo cual dio lugar a un fantástico complot en el que cabían toda clase de conjeturas. Según el ministro del Interior, Duclos las utilizaba para llevar mensajes secretos a Moscú…

Le encerraron en la cárcel durante una temporada; al poco tiempo de salir trataron de asesinarle…

(1) The United States and the Making of Postwar France. 1945–1954, Cambridge University Press, Cambridge, 1991, pg.150.

comentario

  1. ● No se detienen ante nada, con tal de mantener sus privilegios.
    ● ¡Hay que joderse la cantidad de trabajos que se toman con tal de mantenernos sometidos! De ahí que comience a creerme que el conquistador se convierte en esclavo de lo conquistado. Va a ser verdad que somos esclavos de esclavos, se mire casi por donde se mire. ¡Vaya mierda, no?
    ● Me pregunto si para joder tanto usarán de vaselina, los unos como los otros (activos como pasivos, para facilitar la introlección). Eso al menos creo que pensarían los antiguos, si pudieran contemplar al hombre moderno.
    ● No puedo seguir, que sino me pierdo la UEFA Champions League. Nada, que siento un silencio como de tumba, señal de que estaba hablando solo. Chau, pues.

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