El martes los campesinos de India volvieron a movilizarse contra las leyes flexibilizadoras que tomó el primer ministro, Narendra Modi, que benefician a los grandes empresarios a costa de las pequeñas explotaciones rurales.
Desde noviembre del año pasado, 250 millones de campesinos de India se encuentran en huelga y el martes convocaron una movilización masiva en Nueva Delhi, que terminó en represión y enfrentamientos con la policía. Uno de los manifestantes falleció y varios resultaron heridos, al igual que algunos efectivos de la policía.
Desde que se decretó la huelga agraria, las organizaciones campesinas acamparon a las afueras de Nueva Delhi con el fin de que el gobierno derogue las leyes anticampesinas que flexibilizan el mercado agrícola y lo ponen en manos de las grandes empresas agroexportadoras.
Las normativas, aprobadas en el Parlamento en septiembre habilitan a los empresarios vender sus productos directamente a compradores privados, eliminado el mercado regulado por el Estado, que garantizaba un precio mínimo para los campesinos.
Las nuevas leyes permiten a los grandes capitalistas acaparar los granos en función de la especulación financiera sobre los precios de exportación. Los campesinos, que bautizaron a las normativas como “leyes negras”, aseguran que su aprobación forma parte del plan de privatizaciones que impulsa el Primer Ministro indio para aumentar las ganancias capitalistas.
La medida es una acumulación de años de injusticias, abusos de las empresas transnacionales y tres leyes sancionadas por el gobierno indio en septiembre del año pasado, aprovechando las restricciones a la movilidad de la pandemia.
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