Un movimiento agrario de última generación estalla en Alemania

En los distintos países europeos están saltando nuevos movimientos agrarios. El último de ellos ha saltado en Alemania y la propiedad de la tierra tiene poco que ver.

Durante décadas en Europa el campesinado ha estado viviendo de lo que se llamó PAC (Política Agraria Común), que tenía dos pilares fundamentales: los fuertes aranceles que protegían el mercado agrícola europeo de la competencia y las subvenciones públicas.

El mercado agrario europeo es otra prueba de que el llamado “neoliberalismo” no ha existido nunca. Siempre ha estado intervenido y fuertemente regulado por Bruselas, últimamente por motivos “verdes”.

Lo que ha provocado las movilizaciones de los agricultores alemanes ha sido el fin de las subvenciones al diésel. A ellos se han unido los trabajadores ferroviarios y los camioneros, provocando un colapso total de los transportes.

El lema de cabecera es “Zu viel ist zu viel” (“Ya basta”) y se inició el 18 de diciembre, cuando más de 1.500 tractores bloquearon el tráfico en las calles de Berlín. Desde entonces, cientos de máquinas agrícolas circulan por muchas otras ciudades alemanas.

Es la Agenda 2030 por lo que ha ocurrido lo mismo que en otros países, como Francia, donde en septiembre el gobierno recortó las subvenciones al gasoil con pretextos “verdes”. Pero aún no se fabrica maquinaria agrícola que funcione con motores eléctricos…

En Alemania el gobierno ha sido más explícito: el fin de las subvenciones se ha impuesto por motivos declaradamente presupuestarios. El gobierno estaba maquillando el déficit público con préstamos y en noviembre los tribunales le han obligado a acabar con los artificios contables.

Scholz pretendió reasignar parte del presupuesto no utilizado en 2022 (60.000 millones de euros), destinado a pagar los confinamientos de la pandemia, a un fondo especial para la transición energética. El Tribunal Supremo alemán lo ha impedido. El déficit presupuestario del país no puede superar el 0,35 por cien del PIB.

La eliminación masiva de créditos ha sido una pesadilla. Hoy está prevista una gran manifestación en Berlín, justo antes de que el comité de fiscal del Bundestag apruebe el presupuesto para este año.

Pero las protestas no se limitan al mundo agrícola. También los trabajadores ferroviarios y camioneros se han sumado a las movilizaciones. A pesar de las promesas de campaña de Scholz cuando era candidato de no aumentar el IVA, las tasas sobre los productos alimenticios han aumentado del 7 al 19 por cien desde primeros de año, reduciendo drásticamente los salarios reales de los trabajadores.

Hace tres años el gobierno anterior redujo el IVA para evitar que los restaurantes quebraran durante los confinamientos, pero la factura tiene que llegar tarde o temprano.

Las protestas agrarias tampoco se ciñen a Alemania. Como ya informamos en otra entrada, en Holanda los agricultores también salieron a las carreteras, e incluso han formado su propio partido político.

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