Ucrania se hace un lío con los distintos materiales que le envía la OTAN

Las entregas de vehículos blindados de los países de la OTAN a Ucrania son un regalo envenenado. La diversidad de armas hace que el mantenimiento y la logística sean complejos. Plantean problemas de gestión de piezas de repuesto y municiones, así como adiestramiento para su manejo correcto.

La inminente llegada al teatro de operaciones ucraniano de tanques y blindados de fabricación occidental -e incluso tanques pesados alemanes Leopard 2- plantea a Kiev el reto de formar a sus tropas en el uso y mantenimiento de diversos equipos, algunos de ellos muy complejos. Ayer Estados Unidos inició un programa ampliado de entrenamiento para uos 500 soldados del ejército ucraniano en Alemania, que durará entre cinco y ocho semanas.

Desde el comienzo de la invasión rusa hace casi un año, los aliados europeos de Kiev ya han entregado cerca de 300 carros soviéticos modernizados, pero nunca tanques pesados de fabricación occidental, a pesar de las reiteradas peticiones de Ucrania.

El tabú que se ha mantenido desde el principio de la guerra está a punto de romperse. La semana pasada Polonia dijo que estaba dispuesta a entregar 14 tanques Leopard 2. Este modelo de tanque alemán se utiliza ampliamente en Europa, lo que garantiza el acceso a piezas de repuesto y munición.

Pero un carro de combate es el vehículo militar más complejo de mantener. Más de un tercio de ellos tiene que permanecer inmovilizado para su mantenimiento. Los británicos van a suministrar a Ucrania 14 tanques Challenger 2, lo que requiere la movilización de toda una red de formación y mantenimiento para una tasa de disponibilidad limitada y, por tanto, un efecto mínimo sobre el campo de batalla.

Hasta ahora Berlín se había mostrado reacio a suministrar tanques a Kiev por el temor a una escalada con Moscú. Sin embargo, la semana pasada, junto con Estados Unidos y Francia, anunció el envío de tanques de infantería o de reconocimiento: 40 Marders alemanes, 50 Bradleys estadounidenses y AMX-10 RC franceses. París podría ceder un total de 40 de estos vehículos de gran movilidad… pero no antes de dos meses.

Entregar todo ese equipo es una cosa y utilizarlo es otra. Es un quebradero de cabeza logístico para el ejército ucraniano. Los campos de tiro son extremadamente diferentes, cada uno tiene sus propios sistemas de armas, chasis y motores.

El Leopard 2, al igual que el Leclerc francés o el Abrams estadounidense, dispara proyectiles de 120 milímetros. Pero el Challenger 2 británico, aunque también está equipado con un cañón estriado de 120 milímetros, requiere munición específica.

La intensidad de los combates entre ucranianos y rusos hace crucial el mantenimiento de unos equipos que se han visto sometidos a duras pruebas. Los tanques occidentales, destinados a la línea del frente, no escapan a la regla.

Los daños más leves los pueden reparar mecánicos desplegados cerca de la línea del frente, pero las reparaciones más pesadas deben llevarse a cabo en la retaguardia. Para ayudar a los ucranianos a mantener los equipos occidentales, los países de la OTAN ya han empezado a enviar a sus propios técnicos y especialistas muy cerca del frente.

El grupo franco-alemán KNDS (formado por la alemana KMW y la francesa Nexter) abrió en noviembre un centro de mantenimiento en Eslovaquia para reparar material francés, como los cañones Caesar, y alemán, como los cañones PzH 2000, vehículos blindados antiaéreos Gepard y lanzacohetes múltiples MARS II.

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