Turquía mira hacia el otro costado

A Turquía le ha ocurrido lo mismo que a Rusia: ha estado suspirando tanto tiempo por encontrar un hueco en la Unión Europea, que se ha olvidado que miraba hacia el lado equivocado. El futuro está en los países de oriente.

La retirada de Estados Unidos de Afganistán es otra muestra de su error y el gobierno de Ankara quiere llenar el vacío en Asia central creando una alianza estratégica con Azerbaiyán y Pakistán. Erdogan ha visitado Azerbaiyán más de 20 veces durante su mandato.

Pakistán es una potencia nuclear y tiene un ejército que siempre necesita nuevo armamento. Por su parte, Azerbaiyán es un gran pozo petrolífero y en la guerra con Armenia, en la que triunfó, su ejército ha experimentado las ventajas de colaborar con los turcos.

Turquía ha incluido a Azerbaiyán y Pakistán en su programa TF-X de aviones de combate de nueva generación. Las exportaciones turcas de armas y tecnología aeroespacial a Azerbaiyán se quintuplicaron en 2020. Turquía es ahora el cuarto proveedor de armas de Pakistán, superando a Estados Unidos.

A principios de 2020, el presidente Erdogan y el primer ministro pakistaní, Imran Khan, firmaron una docena de memorandos de entendimiento en la sexta sesión del Consejo de Cooperación Estratégica de Alto Nivel, la mitad de ellos relacionados con la guerra.

Erdogan no excluye de su foco a Irán o Bangladesh, con los que pretende formar una alianza temporal con fines concretos. Sin embargo, las maniobras militares “Tres Hermanos 2021”, en las que participaron Turquía, Azerbaiyán y Pakistán, que tuvieron lugar el pasado mes de septiembre, despertaron la preocupación de Teherán, que las percibió como una amenaza para su seguridad, especialmente porque la minoría turca en Irán se estima en un 20 por cien de la población total.

Teherán no tardó en tomar represalias con un ejercicio militar “Fatehan Jaybar” cerca de la frontera entre Irán y Azerbaiyán.

Para consolidar la influencia política en Afganistán, el gobierno turco ha establecido estrechas relaciones con Qatar, su aliado en el Golfo Pérsico. A principios de diciembre del año pasado, Erdogan se reunió con el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, y firmó 12 memorandos de entendimiento en los sectores de defensa, sanidad, turismo y educación.

Ese mismo mes, Irán, Azerbaiyán y Georgia acordaron también la construcción de una carretera que unirá el Golfo Pérsico con el Mar Negro y estará conectada a las líneas ferroviarias entre Islamabad y Estambul, en un intento de estimular las relaciones comerciales, especialmente con Irán, que ha estado sometido a la máxima presión económica por parte de Estados Unidos.

El problema más importante de Turquía es China, por su apoyo a los uigures y por el interés de China en Afganistán y en Pakistán. No obstante, tanto para China, como para Irán y Rusia, lo más importante es que Ankara afloje sus lazos con la OTAN y la Unión Europea y mire hacia el otro costado.

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