Trump envía a sus compinches a conspirar con los golpistas venezolanos, dice el New York Times

La Casa Blanca se ha reunido con los instigadores de un golpe de Estado militar en Venezuela, asegura el New York Times (*). No es ninguna novedad, sobre todo por el reiterado fracaso en triunfar por otras vías, las modernas, de la oposición moderada, el bloqueo económico, las ONG y la desestabilización del estilo “revoluciones de colores”.

El fracaso de la modernidad ha llevado a Estados Unidos a los viejos remedios de la Guerra Fría: el golpismo puro y duro, el recurso a los gorilas de los cuarteles, la ley marcial…

Poco más tenemos que añadir que no supiéramos o sospecháramos… escepto el detalle de que nos lo cuente el New York Times, los auténticos maestros en el arte de la intoxicación.

Desde luego que con su noticia, el objetivo del periódico no es informar a los lectores, ni añadir nada nuevo a la política imperialista respecto a Venezuela. El objetivo es otro: Trump, la auténtica bestia negra que obsesiona al periódico desde 2016.

Si la noticia es veraz, y así lo parece al menos, no cabe duda de que Trump ha llenado el despacho oval de traidores que filtran cada uno de sus pasos a uno de sus peores enemigos: los periódicos y, en especial, el New York Times.

Nada nuevo, pues, en el estercolero político de Washington o, dicho con otras palabras: no sólo Maduro tiene un problema golpista; Trump tiene otro parecido.

La diferencia es que en Caracas hay un golpe y en Washington un autogolpe. una diferencia importante que hay que tener en cuenta.

Como venimos diciendo, la verdadera guerra sicológica no se apoya en bulos sino en campañas, y la que se ha desatado contra Trump se prolonga desde el primer minuto y se extiende a libros, como el reciente de Rob Woodward y a declaraciones, como la de un miembro de la Casa Blanca que afirma que “la resistencia” socava todas las iniciativas del Presidente.

Los más conspiranoicos sospechamos, además, que la noticia pretende desencadenar una paranoia en el interior del gobierno de Maduro para que lleve a cabo una purga militar que enfrente al ejercito y lo debilite: tratando de frenar el golpismo provocaría el efecto contrario.

También se puede interpretar en el sentido opuesto: es posible que el artículo del New York Times se vuelva contra de sus instigadores, fortaleciendo las posiciones internas de Trump y Maduro.

En cualquier caso, lo que nos vuelve a quedar claro es que el New York Times es un medio de manipulación sicológica al servicio de intereses turbios y que el perodismo moderno mantiene vínculos muy estrechos con las cloacas del espionaje.

(*) https://www.nytimes.com/2018/09/08/world/americas/donald-trump-venezuela-military-coup.html

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