Una de las maneras de diferenciar a un idealista de un materialista es que mientras el primero habla del mundo en primera persona, el segundo habla de la persona en función del mundo. El idealismo se empacha de conciencia, e incluso inventa tantos paraísos como conciencias existen acerca de él. El mundo -dicen los idealistas- no es tan importante como la conciencia que tengamos de él. Entonces el discurso del idealista desvaría por todos y cada uno de los meandros de esa conciencia y, sobre todo, de los desvaríos de la conciencia o de la ausencia de conciencia.La alienación es uno de los recursos favoritos del idealismo, y mucho más: es algo casi siquiátrico, hasta el punto de que a veces el alienado es un enajenado, un perturbado mental. Incluso grandes materialistas como Feuerbach resbalaron por esa pendiente al poner a la religión como ejemplo típico de alienación, un fenómeno pernicioso, un engaño, con el que hay que acabar. Por no hablar ya del idealismo, incluso el materialismo burgués juzga la alienación como algo inmoral, rechazable, y a partir de ahí la bola de nieve sigue creciendo imparablemente, al concebir que la tarea revolucionaria debe consistir, lógicamente, en poner lo cierto en lugar de lo incierto en la conciencia de cada cual pero, especialmente, en la de los trabajadores, con un empeño que es típico de los misioneros y evangelizadores religiosos, es decir, a la vez, propagandístico y pedagógico.
Los seudomarxistas toman del idealismo esas concepciones. Por ejemplo, Reconstrucción Comunista, que son los cheerleaders del oportunismo, hace gala de ello en una reciente publicación que convierte a la alienación en la “forma principal de control” y en el “instrumento principal de la dominación” en un Estado democrático. En un confuso lenguaje idealista sostienen que un régimen democrático es “mejor envoltura” que una “dominación autoritaria” porque la burguesía se impone por medio de la alienación que ejerce sobre el proletariado, controlando el Estado, el sistema educativo y los medios de comunicación (1).
En este tipo de concepciones hasta el lenguaje es absurdo. Un régimen político no es ninguna “envoltura”, ni la dominación de clase puede depender de algo -la alienación- que conciben como un fenómeno subjetivo, ideológico. Es como decir que una clase, el proletariado, está sometida porque otra clase, la burguesía, le engaña o le mantiene en una especie de atontamiento a través de los medios de comunicación. Aunque errónea, es una concepción bastante extendida. Parece que la burguesía conoce la verdad pero cuenta algo distinto: una mentira. La consecuencia de este planteamiento idealista es que -a la manera de Feuerbach- la lucha de clases se reduce a una tarea pedagógica que tiene como objetivo destapar el fraude, sacando a los explotados del error en el que viven.
En contra de lo que Reconstrucción Comunista afirma, la burguesía no “ejerce alienación” sobre el proletariado porque ella misma está alienada. Pero los coletivos pequeño burgueses se caracterizan porque denuncian la alienación de los trabajadores, pero nunca su propia alienación como clase. Esto es típico -sobre todo- de la intelectualidad, que considera que quienes están alienados son los que carecen de formación, estudios o eso que llaman “preparación”, que conciben siempre como algo anterior a la acción. Pocos sectores sociales hay más alienados que los intelectuales y, en particular, quienes creen que no se puede salir a la calle sin leerse antes “El Capital”.
Mientras el idealismo pone los fenómenos cabeza abajo el marxismo, que es el materialismo científico, sostiene que la alienación no se origina en la conciencia sino en la actividad y, por consiguiente, en el trabajo: “Nosotros partimos de un hecho económico, actual”, dice Marx (2). Las relaciones de producción capitalistas son inmediatamente relaciones de dominación, de poder. El poder es económico, social y político, y de ahí deriva un poder ideológico en el que la clase que lo detenta no engaña sino que transmite las concepciones de su clase a toda la sociedad: “las ideas dominantes son las de la clase dominante”, dice Marx en una frase conocida. No son, pues, la causa sino más bien la consecuencia.
El marxismo analiza, además, la alienación como una característica de la actividad económica bajo determinadas circunstancias históricas bien definidas, que son el capitalismo y su antecedente inmediato, el mercado, con lo que ello supone, fundamentalmente la propiedad privada. La alienación, pues, ni siquiera tiene que ver exactamente con mercancías, como sostuvo Lukacs (3), sino con la propiedad de las mismas, o sea, con determinadas formas de relaciones de producción mercantiles que surgen en un momento determinado de la historia.
El mercado aparece porque alguien produce no para sí mismo sino para otros. Hay un desdoblamiento de la sociedad entre vendedores y compradores, es decir, una ruptura de la unidad (sociedad) en dos fragmentos (uno se divide en dos). A ese desdoblamiento, que es puramente mercantil, el capitalismo añade otro aún más importante: el de quienes no sólo producen sino que trabajan para otros, por cuenta de otros: “Hasta ahora hemos considerado el extrañamiento, la enajenación del trabajador, sólo en un aspecto, concretamente en su relación con el producto de su trabajo. Pero el extrañamiento no se muestra sólo en el resultado, sino en el acto de la producción, dentro de la actividad productiva misma” (4). Es lo que los idealistas no quieren admitir: la alienación no es nada diferente de la explotación y el trabajo alienado es el trabajo explotado.
Marx no fue nada original. De la economía mercantil y del desdoblamiento entre el valor de uso y el valor de cambio ya habló Aristóteles. Lo que Marx dice es que con el desarrollo de las fuerzas productivas y la división del trabajo, la economía y la sociedad se fragmentan aún más profundamente: el trabajo se desdobla como fuerza de trabajo, el valor de cambio como dinero y el dinero como capital.
Cuando Marx alude a la alienación utiliza una batería de expresiones en alemán que no siempre se traducen de la misma manera y que han creado otra batería de expresiones en castellano verdaderamente laberínticas. Pero todas ellas tienen en común un desdoblamiento y se suelen ilustrar con el ejemplo de la compraventa. Si somos finos, cuando vendemos nuestro coche decimos que lo hemos “enajenado” porque la propiedad privada separa lo propio de lo ajeno (alienus).
Pero con “enajenado” nos podemos referir también a una persona que no es ella misma sino que está “fuera de sí”, que se cree otra distinta, que se desdobla en ella. Lo mismo le ocurre a cualquier creador, que se realiza en su creación, el pintor en su pintura o el poeta en su poema, y entonces decimos que la obra es un desdoblamiento de su creador, hasta el punto de que adquiere vida propia, como el Quijote trasciende a Cervantes o la Quinta Sinfonía a Beethoven.
Ante todo la alienación es objetivación, materialización. Si el trabajo se analiza desde ese punto de vista, como creación, la alienación pierde ese sentido moral repudiable que ha adquirido en el pensamiento burgués. Entonces el trabajo es todo lo contrario, “autoproducción”, como decía Hegel, que es la máxima expresión de la realización personal. El hombre se manifiesta en sus obras, en su actividad, en la práctica.
Para los marxistas la alienación no es unilateral sino una contradicción. No se trata -en absoluto- de erradicarla sino de modificar las condiciones históricas actuales en las que se desenvuelve. Si en lugar de modificación hablamos -más bien- de superación, que es el término que Marx utiliza, podríamos decir que como cualquier otra situación histórica, no es posible suprimir la alienación sino que se trata de superarla a partir de la propia alienación. Para lograrlo lo que hace falta, en palabras de Marx, no es precisamente pedagogía sino “un movimiento que se supera a sí mismo” (5), acabar con la propiedad privada o, para ser más claros: acabar con el trabajo explotado.
La propiedad privada no sólo crea una dualidad recíproca entre lo mío y lo tuyo, sino una dislocación entre lo individual y lo social, entre yo y todos los demás, donde parece que lo de los demás no es mío o no me corresponde a mí. Esa ideología edificada sobre lo cercano e inmediato, característica de la burguesía española desde siempre, ha impregnado profundamente todos los poros de la sociedad, empezando por el “¿Qué hay de lo mío?” y acabando en el provincianismo cutre, también característico, de “¡Viva Cartagena!”
El desdoblamiento de las cosas es paralelo al de las personas. El desarrollo de las fuerzas productivas forma sociedades cada vez mayores (cuantitativamente) pero más fragmentadas (cualitativamente), siendo las clases y la lucha entre ellas la máxima expresión de dicha fragmentación. Pero no es la única y en los “Manuscritos” expone Marx otras muchas consecuencias de dicha fragmentación: la propiedad privada crea necesidades e intereses igualmente privados a los que se subordina el interés público, que debería ser el de la mayoría, e incluso el de toda la sociedad.
Las relaciones mercantiles (el mercado, la compraventa, la propiedad privada) crean la falsa impresión de que todos somos iguales, todos estamos en un mismo plano. Pero las relaciones capitalistas que de ahí surgen son todo lo contrario: donde hay un propietario de medios de producción hay un expropiado. A veces al trabajo explotado se le llama “por cuenta ajena” o sea por cuenta de otro (“alienus”), el propietario de los medios de producción. También se le llama trabajo “dependiente” porque crea dependencia, hace a una parte de la sociedad (proletarios) dependiente de otra (burgueses).
En la sociedad capitalista el trabajo alienado es, pues, el soporte de cualquier otra forma de subordinación (social, política, cultural), la esencia misma del poder de la burguesía como clase. A eso -a la explotación- se refería Marx, y no a otra cosa.
(1) Reconstrucción Comunista, De Acero, núm.4, agosto de 2014, pgs.5 y 7.
(2) Marx, Manuscritos economía y filosofía, Madrid, 1968, pg.105.
(3) Lukacs, Historia y conciencia de clase, México, 1969, pg.123.
(4) Marx, Manuscritos, cit., pg.pg.108.
(5) Marx, Manuscritos, cit., pg.pg.164.
que la alienacion tenga su base en la esplotaciuon asalariado, no significa que el Capital no haya desarrollado tecnicas mas avanzadas para la obtencion de plusvalia, y el mantenimiento de su orden, mediante el engaño, la desmoralizacion y el diversionismo.
tantas vueltas para justificar lo injustificable
esa dielogia dominate burguesa, simplemente, ya es alienacion ya que intenta hacer pasar el punto de vista de una clase como el de toda la sociedad, haciendo a los miembros de la clase esplotada actuar de manera beneficiosa para ella
es increible que con esa "superacion" ideologica vuestra no esteis guiando a las masas guiando a la revolucion
no, no tiene nada de increible
Sé que la costumbre en Deconstrucción Comunista es no leer de nada y escribir de todo, pero habrá que hacer un esfuerzo alguna vez ¿no?.
Esa ideología dominante burguesa no es ya "simplemente" alienación. Si te lees el artículo entenderás que la cuestión no es que "la burguesía conoce la verdad pero cuenta algo distinto: una mentira." El diversionismo (¿?), la holgazanería, NO ES un engaño burgués para la obtención de la plusvalía. Sino que como muy bien dice Olarieta parafraseando a Marx: son las ideas de la clase dominante. Es decir, como la burguesía puede divertirse, puede disfrutar de esa plusvalía que obtiene, transmite esa ideología. Es el "carpe diem", la receta burguesa de siempre.
Por lo tanto el "Capital" no ha desarrollado técnicas "más avanzadas", ya que en el siglo XIX después de que la burguesía revolucionaria se transformarse en burguesía reaccionaria, esta empezó a despotricar por ejemplo contra el trabajo, poniendo por delante el ocio y la vida padre.
Así que la ideología burguesa no es alienación, como intenta explicar Olarieta, la alienación es explotación. Se podría decir que es al revés, que la alienación es la que permite que la ideología burguesa sea la ideología dominante.
Pero tranquilo, ya sabemos que lo que importa a Deconstrucción Comunista no es conocer bien el marxismo para hablar de marxismo sino que Olarieta no "justifique lo injustificable". Por lo tanto, el resto del artículo de la Revista de "a Cero" seguramente será correcto en todo, aunque meta la pata en lo que era el centro del artículo (la caracterización del Estado esgrimiendo la tontería de la alienación) ¿o es que el centro del artículo en realidad eran los insultos y las ironías vacuas?
1) me referia al diversionismo ideologico
2)por supuesto que han creado toda una industria en torno al ocio
3) la droga, los medios de propaganda… no son medios mas avanzados para mantener la alienacion? desde el siglo XIX la burguesia no ha aprendido nada? seguid asi
4) la ideologia burguesa es dominante porque la burguesia podee los medios de produccion, y toda su superestructura. la alienacion del trabajo produce capitalismo, la superestructura capotalista produce aliencaion ideologica (tanto Marx como Engels hablan de esto, pero no me apetece ponerme a reunir citas)
5) como es que no estais guiando a las masas a la revolucion?
Han creado toda una industria entorno al ocio… ¿y qué? No entiendo que tiene que ver eso con la alienación. ¿A qué "industria" te refieres? ¿De qué país estás hablando? ¿A la "industria" cinematográfica, por ejemplo? ¿Cómo en la Unión Soviética con el Mosfilm?
La burguesía desde el siglo XIX claro que ha aprendido. ¿Por qué no lees las cosas que "criticas"? Precisamente Olarieta tiene un texto de más de 20 páginas denominado "Las formas de dominación del Estado burgués" en el que habla de esos cambios operados. Por no nombrar otras referencias prohibidas por los "alienadores".
Desde antes del siglo XIX ya la burguesía disponía de medios de propaganda, igual que el proletariado empezó más tarde a tener los suyos. ¿Qué tiene que ver eso con la alienación, vuelvo a preguntar? ¿El oscurantismo religioso del siglo XI que era la ideología de la aristocracia feudal mantenía la alienación? ¡Pero si no existía la alienación!.
¿Tienes citas que contradicen al texto? ¿Por qué no las has puesto? Ah "no te apetece". Lo mismo le interesaría al autor del artículo. Además recuerdo que en el artículo de la revista decía lo siguiente: "a nosotros no nos importa debatir y desmontar a los revisionistas". Pero no tienes ganas ¿verdad? Para escribir tonterías fuera de lugar como "¿cómo que no estáis guiando a las masas a la revolución?" tienes tantas ganas que lo pones dos veces. Deberíais escribir un artículo sobre eso, lo mismo descubrimos que tampoco tenéis ni idea de lo que significa "guiar", "masas" o "revolución".
No hombre si para guiar a las masas ya esta RC y Gaspar Llamazares…
En lo fundamental, me pareció que Olarieta defiende el concepto marxista de alienación. Sin embargo, calificar de idealista sin más a quienes usan la palabra alienación tal como lo hace Reconstrucción comunista, hace como si no existiera el diccionario Rae.
En efecto, en el Rae, alienación es, desde unpunto de vista filosófico:
"f. Acción y efecto de alienar. || 2. Proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición. || 3. Resultado de ese proceso."
Como podemos ver, la definición Rae se parece mucho a aquello que rechaza Olarieta:
"La alienación es uno de los recursos favoritos del idealismo, y mucho más: es algo casi siquiátrico, hasta el punto de que a veces el alienado es un enajenado, un perturbado mental."
La última acepción que rechaza Olarieta, además, se parece mucho a la médica de la Rae:
"4. Med. Trastorno intelectual, tanto temporal o accidental como permanente."
No son idealistas los que utilizan la palabra alienación tal como hace la Rae, solo hablan el castellano oficial. Así las cosas, queda por discutir si es correcto que un marxista utilice la definición Rae y no la marxista, pero con lo expuesto hasta este punto, queda claro que es una exageración tildar de idealista a quienes adhieren a la definición que utiliza probablemente el 99% de los que hablan castellano.
Actuar en forma alienada, es actuar en contra de los propios intereses, según la Rae.
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La relación social del ser humano moderno es fuertemente lingüistica, incluso existe una corriente filosófica que postula que el ser humano es un ser lingüistico, de modo que defender las palabras es fundamental.
Sin embargo, esto debe hacerse con prudencia y sabiduría, atendiendo al objetivo final de alcanzar la sociedad comunista.
En el camino recorrido, el hecho que domina todo fue que las ideas de Marx triunfaron en la Urss, alcanzaron el éxito mas grande jamás visto hasta 1953, luego de lo cual cayó hasta su destrucción en 1991.
En la época de Marx, lo fundamental era la filosofía y demás conocimientos de ciencias básicas, ya que se estaba creando la nueva concepción del mundo.
Desde Lenin en adelante, lo fundamental pasó a ser el emprendimiento, el hacer las cosas, conseguir resultados tangibles, tener éxito.
Actualmente, tanto los aspectos filosóficos y científicos, así como los de emprendimiento son importantes. Hay que mantener la claridad de conceptos de lo que es la nueva civilización, y también lo que se debe hacer para conseguirla y mantenerla.
Es en ese marco que cae el problema de significado de las palabras, en particular, "alienación", tema de este artículo.
Otra palabra importantísima que cae en la misma situación, es "ideología"
En el caso de ideología, yo soy partidario que defender la acepción de Marx como primera, ya que fue la conversión en ideología kruschevista de la doctrina marxista de Lenin y Stalin, una de las causas fundamentales de la destrucción del socialismo en la Urss.
La acepción Rae "Conjunto de ideas fundamentales …", es de menor utilidad.
En el caso de "alienación", en cambio, la definición Rae es mucho más aplicable a lo que ocurrió en el siglo 20. En efecto, se consiguió que los trabajadores actuaran tal como conviene a los explotadores. Lo que dice Reconstrucción comunista es exagerado, no solo la alienación es lo que permite la dominación de los explotadores, pero claramente el concepto Rae de alienación es mucho más explicativo de la debacle que ocurrió en el siglo 20 que el concepto de Marx.
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Los conceptos Rae y de Marx tienen interesante aplicación, ninguno de los dos se puede descalificar tildándo injustamente de "idealista" los conceptos Rae.
El significado de alienación no solo se disputa entre el marxismo y "la RAE". La palabra alienación ya estaba presente desde el siglo XIII por motivos religiosos. Ha sido una palabra utilizaa a lo largo de los siglos por las ciencias sociales y las ciencias naturales y su uso a tenido varios significados (como muchas palabras de la teoría marxista).
Cuando un grupo que se dice marxista, como Reconstrucción Comunista, habla del Estado, entiendo que hablan desde su significado marxista. ¿Por qué no ocurre lo mismo con alienación, por ejemplo? Yo lo que espero de un marxista es que hable… en marxista (ya que parece que según Eduardo Rojas solo se habla en castellano cuando das un significado a la palabra que exige la RAE)
Pues le parece mal, señor Boso, se equivoca absolutamente, por lo que su tono ofensivo solo hace el ridículo. Que lamentable, Olarieta escribe excelentes artículos y merece comentaristas a la altura.
No entendió mi comentario, Boso, o quizás no sabe lo que significa "primera acepción". Le explico.
Una palabra puede tener varios significados o acepciones, las cuales se ordenan desde la principal hacia las secundarias. Cuando yo digo que en "ideología" debe usarse lo de Marx como primera acepción, estoy relegando la Rae una posición secundaria.
En cuanto a "alienación", no me pronuncié en mi comentario anterior. Yo pondría ambas acepciones, Rae y Marx, como primeras, pero en distintos ámbitos. En el ámbito filosófico y de teoría de la sociedad, Marx. En el ámbito del emprendimiento y la debacle del socialismo en siglo 20, la Rae.
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Como usted no me conoce, parece pertinente informarle que antes de escribir mi comentario, leí en mis archivos para refrescar la memoria.
Esto es un extracto muy breve de lo que encontré respecto de "alienación", el cual incluye los "motivos religiosos" que usted menciona.
"El término "alienación" —originalmente un término teológico, tomado
y desarrollado por Hegel, Feuerbach y otros pensadores alemanes— significa,
primero, salirse de sí mismo, llegar a ser algo diferente de, y ajeno a, la
propia esencia; y segundo, entregar algo, ceder algo de nuestro propio ser,
llevándose a efecto una amputación, por así decirlo. En este sentido la
Encarnación fue la alienación de Dios, que tuvo que renunciar a sus atributos
divinos para asumir una forma corporal no divina; en un sentido similar
escribió Hegel acerca de la alienación del Espíritu (Geist) que tuvo que
exteriorizarse a sí mismo para constituir el mundo material. La alienación
autoenriquecedora es un movimiento dialéctico a través de la alienación para el
autoenriquecimiento. Así, el período total de separación del hombre de Dios,
después de la Caída podría ser interpretado como un camino del Paraíso
perdido a un Paraíso no sólo recuperado sino también enriquecido —enriquecido
por el conocimiento de lo que es bueno y de lo que es malo, por la libertad
y la conciencia. Igualmente, en la filosofía hegeliana el espíritu absoluto se
aliena a sí mismo en el tiempo para después de alcanzar el climax de la
alienación, absorber en sí mismo sus contenidos alienados, enriqueciéndose a
través de ella, al elevarse al nivel de autoconsciencia."
Alienación (término muy empleado sobre todo por reformistas y anti-comunistas) ha sido un vano intento de pretender neutralizar, bajo fórmulas pseudo-revolucionarias, la distorsión realizada por la burguesía de la enajenación marxista. No es necesario tener que leer decenas de obras de Hegel, materialistas, materialistas – dialécticos o marxistas – leninistas, etc. (aunque no cuestiono, ni mucho menos, que se lean). Es un término absolutamente erróneo y que lleva confundiendo décadas a los comunistas. La enajenación marxista está dentro del ámbito de las relaciones de producción; la "alienación" tiene un carácter social dentro de la sociedad de clases. La diferencia es abismal.
Por cierto, el término enajenación como "renunciar a…" o "ser ajeno a algo que forma parte de uno mismo", ya está desarrollado por J. J. Rousseau en su obra "Discurso sobre los orígenes de la desigualdad".
Pues el artículo de contestación infantil de RC no tiene desperdicio. Mejor leer. Esta gente no se entera de nada.