Tampoco en Alemania aparecen las cifras de ninguna pandemia (hasta ahora hay menos muertes este año que los anteriores)

Hasta el 5 de abril este año el número de muertes ha sido inferior en Alemania al del mismo periodo del año pasado, según datos provisionales de la Oficina Federal de Estadística (1).

En marzo del año pasado, por ejemplo, murieron alrededor de 86.400 personas. En el mismo mes de 2018, un año en que la gripe fue particularmente fuerte, la cifra fue de 107.100.

En enero de este año, por el contrario, han muerto unas 85.000 personas, en el mes de febrero la cifra fue de 79.400 fallecidos y en marzo se produjeron un total de 85.900 muertes.

Por lo tanto, en Alemania no se observa hasta la fecha ningún del número de muertes en comparación con los años anteriores, lo cual es muy extraño cuando se habla de una pandemia, que ha sido el pretexto para adoptar medidas draconianas que jamás se habían impuesto hasta ahora.

Las previsiones indican que la incidencia del coronavirus será menor este año que la de la gripe de 2018, lo cual arroja por tierra las declaraciones apocalípticas que fueron lanzadas por Angela Merkel.

El número total de muertes que se imputan al coronavirus es de 5.750 en todos los Estados federados a fecha de hoy, una cifra insignificante desde el punto de vista estadístico.

Sin embargo, la pandemia tiene un recorrido más largo en Alemania que en otros países vecinos porque fue en Baviera -supouestamente- donde se produjo el primer contagio del continente europeo el 27 de enero.

A mayor abundancia, Christof Kuhbandner ha criticado los datos estadísticos procedentes del Intituto Robert Koch, poniendo en duda su fiabilidad (2), apuntando que carece de sentido médico que la progresión de fallecimientos haya ido acompasada con la de contagios, porque “debe haber” un periodo de latencia entre ambos de unos 10 días, según dicen.

Según Kuhbandner, esa coincidencia temporal significa que han sido testados poco antes o poco después del fallecimiento, por lo que examina dos posibilidades. La primera es que el fallecido muriera a causa del coronavirus. Eso significaría que si se hubieran hecho las pruebas correspondientes, la evolución del número de muertos coincidiría con la de nuevas infecciones de 10 días antes. En otras palabras: si la prueba del coronavirus se hubiera realizado 10 días antes, habría habido un aumento de nuevas infecciones, significativamente sesgado hacia arriba por el número de pruebas.

La segunda posibilidad de Kuhbandner es que los fallecidos contrajeran el coronavirus poco antes de morir, pero no murieron en absoluto a causa de ello. En tal caso, ambas series de datos mostrarían en realidad el mismo fenómeno: un aumento dramático de las infecciones, distorsionado por el número de pruebas.

Lo que Kuhbandner no analiza es la posibilidad de que los tests arrojen un número importante de errores.

(1) https://www.destatis.de/DE/Themen/Gesellschaft-Umwelt/Bevoelkerung/Sterbefaelle-Lebenserwartung/sterbefallzahlen.html
(2) https://www.heise.de/tp/features/Von-der-fehlenden-wissenschaftlichen-Begruendung-der-Corona-Massnahmen-4709563.html

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