Kazatomprom, el mayor productor de uranio del mundo, que tiene su sede en Kazajistán, ha reiniciado sus operaciones mineras a pleno rendimiento a partir de 2025. Pone fin así a una restricción de la producción de siete años, un período marcado por una demanda floja y precios del uranio muy bajos.
El mercado mundial del uranio vive actualmente un punto de inflexión. Después de tiempos difíciles, el sector está en auge. Sin embargo, si la tendencia ascendente continúa, los precios de la materia prima también van a seguir una trayectoria ascendente, reforzando así la tendencia mundial hacia la inflación.
El precio del uranio ya subía antes del inicio de la Guerra de Ucrania y la materia prima quedó exenta de las sanciones contra Rusia para evitar que los precios se dispararan. Pero subieron un 50 por cien en el primer año de guerra, alcanzando su nivel más alto desde el desastre nuclear de Fukushima en 2011.
Después de décadas de declive, la industria de la energía nuclear experimenta un renacimiento inesperado. El cambio se debe en gran medida a la economía de guerra, la explosión de los precios de los combustibles convencionales y la Agenda 2030 y demás planes de transición energética.
Como resultado, la demanda de uranio ha alcanzado picos no vistos en una década. Es una buena oportunidad para los países productores.
La innovación en el campo nuclear también es un factor clave de este renovado interés. Los pequeños reactores modulares, por ejemplo, son un avance prometedor. Junto con la infraestructura nuclear existente, los nuevos reactores posicionan a la energía nuclear como la solución por antonomasia para enfrentar la crisis, por delante de cualquier otra fuente etiquetada como “verde”.