Siria: el país más aconsejado del mundo, con diferencia

Con la Guerra de Siria la perversión del lenguaje seudopolítico ha subido un escalón. El eufemismo se ha convertido en la fase superior de la propaganda. Se disparan más vocablos que balas.

Lo de los yihadistas “moderados” ya supuso un salto cualitativo respecto a los chistes de Gila, que ahora se mundializan. Hay morteros moderados, gases moderados y degollamientos moderados. Más o menos moderados, podríamos decir, porque en Siria a la guerra no le gustan los extremismos (de uno u otro signo, ya saben).

Lo de los “consejeros” militares es la última invención de los portavoces de Estados Unidos y de los países de la OTAN. Hay tantos y de tal calidad que la guerra se ha instalado en Siria sólo para dar buenos consejos a los aliados, algunos de los cuales sólo son tácticos (no se asusten).

El reconocimiento por los imperialistas de la presencia de los consejeros que han enviado sobre el terreno es la mejor constatación de dos fracasos. El primero es la ficción de un levantamiento popular espontáneo de la población siria en contra de un gobierno despótico, luchando por las libertades y bla, bla, bla, bla…

El segundo es otra ficción, la de una guerra a través de intermediarios, esos múltiples ejércitos yihadistas que daban el pego de que la guerra no tenía nada que ver con sus verdaderos y únicos responsables: las grandes potencias imperialistas.

Fracasados los peones, los capataces han tenido que ponerse a los mandos, una fase superior marcada por los consejeros, un personal típico del que todos los mafiosos se rodean.

El 9 de junio el gobierno francés empezó a hablar por vez primera de tener a sus consejeros sobre el terreno en Siria, pero no dijo desde cuándo. Naturalmente que tampoco dijo qué es lo que aconsejaban a sus pupilos. En adelante supondremos que se trata sólo de buenos consejos.

En ese preciso momento el gobierno de Siria emitió una protesta formal por la presencia de consejeros militares alemanes sobre su suelo y la BBC preparaba un reportaje sobre las presencia de sus propias tropas en Siria. Por supuesto que cuando algún periodista despistado se atrevía a preguntar en alguna rueda de prensa la respuesta era siempre la misma: se trata de consejeros militares, no de tropas de combate.

Son cosas distintas… Es más, deberíamos decir que son cosas contrapuestas pues nada hay más enfrentado a la violencia y a la guerra que la pedagogía propia de un buen consejero.

El periodista despitado volvería a la carga preguntando al gobierno de turno: “¿Quién les ha pedido a Ustedes que envíen consejeros a Siria?, ¿a quién están aconsejando?” Pero ni siquiera a él se le ocurrirría hacer la pregunta capital: “¿Con qué autorización han entrado Ustedes a Siria?, ¿con la del gobierno sirio?, ¿la de la ONU?, ¿o es por las buenas y las bravas?”

En Siria no existen consejeros militares sino comandos especializados en lucha antiguerrilera. No enseñan a disparar; disparan.

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