Se llama ‘inversión’ cuando interesa a la burguesía y ‘gasto’ cuando interesa al proletariado

En los países parasitarios, como España, que esperan pasivamente que Bruselas les saque de la bancarrota, la verdadera naturaleza de la crisis económica no suscita muchos comentarios, sobre entre los “antisistema” porque son seguidores fervorosos del sistema.

En los países que tienen que poner el dinero encima de la mesa, como Alemania, los debates marchan de otra manera, por razones obvias, lo cual se refleja claramente en las campañas electorales. “¿Cuánto dinero nos va a costar el rescate de los países del sur?”, se preguntan.

Algunos se expresan como el garrulo del Presidente socialista del Eurogrupo dice que “la gente del sur se ha gastado su dinero en mujeres y alcohol y pide a la del norte que pague las deudas que han contraído por ello”.

El fantasma de Grecia vuelve a ponerse sobre el tapete, pero a gran escala. Hay que evitar que la situación de Grecia se reproduzca, dicen en Francia. Para ello hay que recortar el gasto social, las pensiones, los salarios y los servicios públicos.

Lo que interesa a la burguesía es inversión y lo que interesa al proletariado es un gasto, por no decir un despilfarro. Hasta el tendero más humilde sabe que se puede endeudar para invertir, pero no debe hacerlo para gastar.

Grecia ha sido y es un país consumido por las deudas y, cuando se trata de un país mediterráneo, es inevitable pensar que dichas deudas se han dilapidado en gastos superfluos, una especie de lujo del que se puede prescindir.

Sin embargo, pongamos un ejemplo de gasto por antonomasia, como es el gasto militar. A pesar de pertenecer a la OTAN, la situación en el Mediterráneo oriental muestra que Grecia es un país en guerra latente con Turquía, otro país de la OTAN.

A pesar de las reiteradas peticiones de todos los gobiernos griegos desde 1981, tanto la OTAN como los países europeos se han negado siempre a garantizar las fronteras de Grecia. Si Grecia hubiera gastado tanto como otros países europeos en su defensa, su gasto público total habría estado por debajo de la media de todos los países de la zona del euro.

Los presupuestos militares griegos son de 85.000 millones de euros. Sin ellos, en 2012 la deuda griega habría sido de 215.000 millones de euros, en lugar de 300.000 millones, lo que supone el 72 por ciento del PIB, es decir, menos que Alemania en la misma fecha (83 por ciento).

Ni la OTAN ni la Unión Europea garantizan la seguridad de Grecia porque los vendedores de armas son los acreedores, es decir, Alemania, Francia y Holanda con sus bancos respectivos. Para seguir manteniendo sus compras de armas, Grecia ha tenido que reducir su PIB un 27 por ciento, aumentar el paro en el mismo porcentaje y eliminar todas y cada una de las conquistas sociales.

Grecia puede decir que la deuda no ha aumentado, en efecto, pero como el PIB se ha reducido, en términos relativos, el endeudamiento es hoy mayor que antes: 180 por ciento del PIB, una quiebra que se sostiene a base de parches para mantener la ficción.

El país sigue debiendo dinero y las deudas se siguen pagando de la misma manera, con recortes sociales, con menos pensiones, más impuestos, la venta de los aeropuertos a una empresa pública alemana a precio de saldo, la privatización de las empresas básicas…

Pero no se confundan: este artículo no trata de Grecia sino de los países mediterráneos que siguen el mismo camino. Váyanse preparando porque esto no ha hecho más que empezar. ¿Para qué creen que han inventado el estado de alarma y el confinamiento?, ¿para qué creen que han puesto al PSOE y Podemos al frente del gobierno? Para hacer lo mismo que Syriza.

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