Saquear África para lograr la transición energética en Europa

La Unión Europea quiere importar hasta 10 millones de toneladas de “hidrógeno verde” para 2030, según REPowerEU, el plan acordado por la Unión Europea a principios de este año.

No obstante, un estudio publicado por el Observatorio Empresarial Europeo y el Instituto Transnacional destaca que los planes europeos no son nada realistas (*). Bruselas quiere importar el hidrógeno desde el norte de África, pero los elevados costes de producción y transporte son excesivamente elevados.

Una vez más el norte de África es el objetivo de la codicia europea y sus intentos de monopolizar los nuevos recursos.

Aunque el hidrógeno se produzca a partir de fuentes “renovables”, su producción no será constante debido a su intermitencia. De este modo, las plantas de hidrógeno estarán conectadas a la red eléctrica, a menudo alimentada por combustibles convencionales.

Por ejemplo, un parque fotovoltaico medio sólo puede producir entre el 20 y el 25 por cien de su capacidad total instalada (la potencia eléctrica máxima que puede producir un generador de electricidad) porque el sol brilla la mitad del tiempo, y no lo suficiente, por la mañana y por la tarde.

El plan de la multinacional italiana Eni para construir en Argelia una planta de “hidrógeno verde” con energía solar de un gigavatio de capacidad pone de relieve el desafío. La planta sólo abastecería alrededor del 0,2 por cien de las exportaciones de gas de Argelia.

Si Argelia cambiara sus exportaciones de gas a hidrógeno, tendría que instalar 500 gigavatios de paneles solares, más de mil veces la capacidad existente. Además de los altísimos costes de producción, el uso de la tierra, el agua y los recursos primarios también se verían profundamente afectados.

Los costos de transporte también son prohibitivos. Se necesita mucha más energía para transportar el hidrógeno que el gas. Es probable que Egipto y Marruecos exporten “hidrógeno verde” a través de camiones cisterna. Se necesita tres veces más energía para licuar este gas y el hidrógeno transportado contendría sólo el 27 por cien de la energía contenida en un volumen equivalente de gas natural.

Egipto está explorando la posibilidad de sustituir los combustibles por metanol “verde” y amoníaco (también “verde”) producidos a partir de “hidrógeno verde”. Pero además de su probada toxicidad, ambos son de cuatro a cinco veces más caros que los combustibles existentes.

Los costos de producción y transporte del hidrógeno y los combustibles “verdes” asociados son tanto más alarmantes cuanto que el hidrógeno producido en el norte de África está destinado a satisfacer las necesidades energéticas de la Unión Europea. Si Europa utilizara hidrógeno del norte de África, costaría once veces más que el gas natural.

(*) https://corporateeurope.org/en/2022/05/eu-plan-increase-renewable-hydrogen-use-unrealistic-and-will-damage-north-africa

comentario

  1. La idea es esa precisamente: generar exceso de energías renovables, convertirlas en hidrógeno «verde» y reutilizar ese hidrógeno como combustible… y así cortar la dependencia del petróleo, gas y carbón. Lo ideal sería que se produjera localmente, entre otras razones porque el H2 es algo difícil de transportar. Sé que Namibia, India y Sudáfrica están apostando por la producción de H2 «verde» para exportación pero no le veo mucho futuro, porque al final a Europa (o a cualquier lugar) lo que le interesa es producir es H2 localmente (y a África le interesa usarlo para desarrollar su propia economía).

    En todo caso denunciar esto como «saqueo» es absurdo. En el caso de Argelia, lo lógico sería que aprovechen el Sahara para fotovoltaica, con lo que el impacto ambiental es mínimo. De hecho se llevaba mucho tiempo especulando con esa explotación fotovoltaica del desierto pero con conexión eléctrica directa, lo que es una imposibilidad práctica (grandes pérdidas).

    Hablar de esta manera suena a fanatismo petrolista/gasista, lo que, incluso si pasamos de la ecocatástrofe climática que ya está sucediendo de forma terrible, es futil, porque todos los combustibles fósiles (y también el uranio) se están agotando, cada día son más caros de extraer, hay menos reservas de calidad y son en definitiva un callejón sin salida total.

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