Sapere aude! (¡Atrévete a saber!) ¡Es tan cómodo ser menor de edad!

La mayoría de los hombres, a pesar de que la naturaleza los ha librado desde tiempo atrás de conducción ajena (naturaliter maiorennes), permanecen con gusto bajo ella a lo largo de la vida, debido a la pereza y la cobardía. Por eso les es muy fácil a otros erigirse en tutores… Por cobardía pagamos al sacerdote para que nos garantice el cielo y al médico para que nos garantice la salud (Kant)

Este llamamiento de Inmanuel Kant en su ensayo “¿Qué es la Ilustración?” (1) podemos trasladarlo perfectamente a la actualidad rememorando el golpe de estado mundial establecido a partir del 11 de marzo del 2020, golpe de estado del cual estamos todavía purgando unas penas sin haber cometido delito. ¿O sí?

Porque no querer saber, no querer pensar, puede, en según qué circunstancias, convertirse en cómplice de los delincuentes, en una colaboración necesaria para la consumación del delito.

No trato de hacer apología de Kant, pues dejó muy claro que los individuos pueden hacer críticas en todos los aspectos, incluido el Estado, pero dichas críticas no desligan a los hombres de cumplir con sus obligaciones y con las leyes, como gran defensor que fue de la monarquía, el capital y el Estado. Pero incluyó un llamamiento a los miembros de las congregaciones religiosas para que en sus ámbitos defendieran las tesis ilustradas frente a los dogmas religiosos que en el ensayo mencionado lo expone así: “Pretender que los tutores del pueblo (en cuestiones espirituales) sean también menores de edad, constituye un absurdo capaz de desembocar en la eternización de la insensatez”.

Hoy, con las religiones en declive, ocupando su puesto las congregaciones científicas como únicas poseedoras de la verdad, deberíamos hacer un paralelismo con Kant y hacer un llamamiento a los científicos honestos que se alejen de la tutela de la mafia químico-farmacéutica y que no solamente defiendan verbalmente otras verdades, sino que actúen formando parte de un ejército disperso, que aquí y allá mantiene una guerra de guerrillas enfrentada a las instituciones emanadas del llamado Gran Reinicio.

Dentro de tres meses se cumplirán cuatro años del inicio de la guerra mundial emprendida por las grandes corporaciones, apoyadas tácita o explícitamente por la autodenominada izquierda tanto política como sindical, contra la mayoría de la humanidad. Sabiendo que esta mayoría está compuesta por el llamado proletariado, tanto el que está en activo como el que está excluido del proceso de valorización del capital, inserto en las grandes periferias del sistema capitalista mundial.

Víctor Gómez Pin se pregunta: “¿Está el ser humano condenado a pensar que subsistir ya es mucho… ¿O es pensable una sociedad en la que nadie esté privado de la posibilidad de fertilizar las facultades que nos caracterizan como especie entre los seres vivos y animados?” Y añade “Pero pensar es durísimo, supone vencer constantemente la inercia y la costumbre, supone vencerse constantemente a sí mismo” (2).

¿Es que no había, y hay, elementos suficientes como para poner en tela de juicio y actuar en consecuencia contra la barbarie científica a sueldo del capitalismo globalista? ¿Será por lo que menciona Gómez Pin?

¿Cómo es posible que se acepten las órdenes de quienes dicen ser los amos del conociminto, los “tutores” de nuestra salud y de nuestra vida, cuando son los mismos que dan cobertura científica a los que deterioran nuestra salud y nos embargan la vida? En su momento Mao reflexionó sobre esta cuestión y concluyó que “el conocimiento es ciencia, y la ciencia no puede admitir la más mínima hipocresía, la más mínima presunción; lo que exige es ciertamente lo contrario: honestidad y modestia” (3).

La guerra del 2020 no ha terminado, simplemente está latente a la espera de una nueva ofensiva de ámbito mundial que puede tener su cénit en abril del próximo año mediante nuevas armas, una de ellas, la que puede resultar más mortal, será de aceptación del nuevo Reglamento Sanitario Internacional de la OMS, impuesto por el Foro Económico Mundial, el cual ya analicé en artículos anteriores (4).

Retornando a la expresión kantiana “Sapere aude”, quiénes deberían estar en primera fila, en vanguardia de esta lucha desigual, deberían ser los y las comunistas poniendo en práctica “alternativas que sustenten la vida humana y la gestación de una nueva civilización” como dice Mauricio Abdalla (5). Pero mientras se mantenga la arterioesclerosis militante basada en la consigna pura y simple será difícil encabezar esta enorme tarea.

En otras palabras, y en referencia a lo que deberían ser las organizaciones comunistas y el papel de los militantes en ellas, Fernando Martínez Heredia lo expresa de la siguiente forma: “No se es militante a pesar de tener criterios propios; para ser militante se exige tener criterios propios. Tener criterios no puede ser visto como un defecto, compensado por las virtudes que tenga el sujeto pensante: tiene que ser considerado como una de sus mayores virtudes. La militancia es un peldaño más alto en la especie humana solo si hace al sujeto más complejo, más capaz, más solidario, más humano, mejor persona” (6).

En conclusión: para afrontar las próximas ofensivas del Imperialismo S.A. es preciso velar por el intento de agrupar distintos destacamentos comunistas que, bajo las premisas descritas, piensen, sepan y sean capaces de organizar la resistencia, que sin abandonar el enfrentamiento cotidiano protagonizado a través de diversas organizaciones sociales en los marcos laborales, sean capaces de concretar actuaciones alternativas que atisben el compromiso de defender la vida, no la vida dentro del capitalismo, sino una vida preñada de una nueva civilización.

(1) http://www.swarthmore.edu/Humanities/mguardi1/espanol_11/kant.htm
(2) Víctor Gómez Pin. Reducción y combate del animal humano. Ariel 2014
(3) Mao Zedong. De la práctica
(4) https://mpr21.info/mientras-suenan-los-canones-disparan-contra-la-soberania/
(5) Mauricio Abdalla. O principio da cooperaçao; em busca de uma nova racionalidade. 2002
(6) Fernando Martínez Heredia. Necesitamos un pensamiento crítico. Temas nº 20-21. julio de 2000

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