A Rusia le ha costado quitarse la venda de los ojos y darse cuenta de que Europa ya no es nada, en ningún sentido posible. Putin ya no habla de los países europeos como “socios”. El objetivo confesado de Bruselas es asfixiar a Rusia utilizando a Ucrania y la Guerra de Ucrania, con sus sanciones, sus embargos y sus bloqueos económicos.
Europa ha cerrado las puertas y a Rusia no le ha quedado otro remedio que mirar hacia Oriente y, en especial, a China. Entre 2018 y 2024 el comercio entre ambos países ha crecido de 100.000 millones de dólares a 244.000 millones, un espectacular aumento del 126 por cien.
Para sustentar este volumen comercial, Rusia depende de su red ferroviaria, que constituye la columna vertebral del transporte de mercancías, pero que sigue siendo en gran medida desigual. Fuera de las principales ciudades conectadas por el Transiberiano, las regiones asiáticas son las que menos líneas tienen.
Algunas regiones incluso carecen de ferrocarril, especialmente en el Lejano Oriente. Es un obstáculo para el comercio chino-ruso, que Moscú pretende abordar mediante la construcción de 2.000 kilómetros de vías férreas que conectarán Urumqi, en Xinjiang, con Sabetta, una ciudad portuaria en el Círculo Polar Ártico ruso. Este proyecto se suma a otros en la región.
Para optimizar su tráfico interno, impulsar su comercio con China y abrir nuevas rutas comerciales, Rusia también apuesta por el transporte fluvial. El pasado mes de mayo el primer ministro ruso, Mijail Mishustin, reiteró la intención de su país de invertir más de 6.000 millones de dólares en la construcción de 1.600 buques comerciales para 2036.
Rusia se beneficia de una vasta red fluvial. Los Cinco Mares es una red logística que utiliza el Volga para transportar millones de pasajeros y toneladas de mercancías por toda la Rusia europea. Esta ruta va desde el Círculo Polar Ártico hasta el Cáucaso, conectando el mar Báltico, el mar Blanco, el mar Caspio, el mar de Azov y el mar Negro.
Con la mirada puesta en Asia, Moscú busca utilizar otros ríos para implementar las mismas estrategias. Ahora centra su atención en el Ob o el Irtysh, que atraviesan Novosibirsk y Omsk. Estas dos ciudades, que ya forman parte del Transiberiano, pretenden combinar el transporte ferroviario y fluvial para convertirse en centros multimodales. Moscú ha invertido 340 millones de dólares en almacenes logísticos, cuya apertura está prevista en Omsk para 2028.
Para Novosibirsk la iniciativa del Parque Logístico Industrial está destinando más de 750 millones de dólares al desarrollo del transporte. Otras ciudades participan en proyectos similares: Andrei Tarasenko, director de la Agencia Federal Rusa de Transporte Marítimo, afirmó que Perm, Saratov, Samara y Dmitrov contarán con centros logísticos multimodales para 2027.
Rusia, por lo tanto, mata dos pájaros de un tiro. Además de eludir las sanciones occidentales, está expandiendo su influencia sobre las zonas marítimas que lo rodean: estos ríos desembocan en regiones árticas que Moscú desea desarrollar, ya que el calentamiento global abre nuevas oportunidades. El deshielo abriría nuevas rutas comerciales, más cortas y menos riesgosas. El deshielo de estos territorios también podría brindar acceso a recursos sin explotar: aproximadamente 160 000 millones de barriles de petróleo serían ahora accesibles.
Han pasado tres años y medio desde que Rusia invadió Ucrania, tres años durante los cuales los países europeos han respondido económicamente a los ataques de Moscú contra Kiev. A cambio, Rusia ha sido objeto de una serie de sanciones económicas y políticas.
El gasoducto Energía de Siberia 2 ya es una prioridad
La reciente agresión militar israelí contra Irán y la participación de Estados Unidos en ella han acarreado beneficios inesperados a Rusia, según Forbes. La inestabilidad en Oriente Medio ha reavivado el interés de China en la construcción del gasoducto Energía de Siberia 2.
El renovado interés de China se produce en medio de la preocupación por la seguridad del suministro energético procedente de Oriente Medio.
La publicación no descarta que la construcción de un gasoducto sea uno de los principales temas de debate durante la visita de otoño de Putin a China. Un gasoducto de 1.600 kilómetros que conecte Yamal con territorio chino podría asegurar significativamente el suministro energético de China en medio de la inestabilidad política en las regiones vecinas.
Durante el primer semestre de este año, China compró aproximadamente 1,4 millones de barriles de petróleo al día a Irán, lo que representa el 90 por cien de las exportaciones petroleras iraníes.
Todo esto expone a China a una posible interrupción del suministro procedente de esa región. La capacidad del gasoducto Energía de Siberia 2 será de aproximadamente 50.000 millones de metros cúbicos de gas al año. El coste de su construcción se estima entre 10.000 y 13.600 millones de dólares.
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