Porton Down está mucho más cerca que Moscú del escenario del crimen con ‘novichok’

El nombre de Porton Down se ha hecho omnipresente en Reino Unido desde el descubrimiento de las intoxicaciones con “novitchok”, el agente nervioso utilizado a principios de marzo contra el agente doble Serguei Skripal y su hija, Julia. Dos ciudadanos británicos, Charlie Rowley  y su compañera Dawn Sturgess, también entraron en contacto con el veneno.
El primero de ellos falleció posteriormente a causa de un tóxico que en ruso significa “nada nuevo” y que se descubrió en la Unión Soviética en los años setenta. A principios de los noventa, a
través de los desertores soviéticos, los occidentales se apoderaron de su fórmula química.

El laboratorio militar de Porton Down confirmó que ambas parejas habían sido envenenadas por el mismo tóxico, pero no localizó su lugar de fabricación.

El periódico francés Le Figaro asegura que Londres “no ha proporcionado hasta ahora ninguna prueba de la implicación de Moscú”(1).

Porton Down está mucho más cerca que Moscú del escenario del crimen. Como recuerda el diario The Independent (2), es un centro de guerra química y biológica está situado a pocos kilómetros de Salisbury, el lugar del primer envenenamiento, y de Amesbury, el lugar del segundo, en el suroeste de Inglaterra. “No hay absolutamente ninguna evidencia de que la ubicación sea otra cosa que una coincidencia”, añade The Independent.
Pero no se trata de una coincidencia sino dos.

En el New York Times el antiguo director del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Nikolai Kovalyov, sugiere que un “científico deshonesto” del laboratorio de Porton Down podría haber realizado experimentos con personas que vivían cerca (3).

Actualmente Porton Down emplea a más de 3.000 científicos, tiene un presupuesto anual de 500 millones de libras esterlinas (558 millones de euros) y cubre casi 1.100 hectáreas. Fue creado en 1916 para permitir inicialmente a los soldados británicos protegerse durante la Primera Guerra Mundial contra los ataques químicos del ejército alemán, que utilizaba gas mostaza, cloro y fosgeno, un gas tóxico.

En la década de los cincuenta los científicos de Porton Down desarrollaron gas CS, más conocido como gas lacrimógeno, y gas nervioso VX. A principios del año pasado este gas causó la muerte a Kim Jong-nam, el hermanastro del dirigente norcoreano, Kim Jong-un, sospechoso de haber ordenado el asesinato. Junto con el gas sarín, el gas VX está considerado como una de las armas químicas más terribles, aunque se estima que es de cinco a diez veces menos potente que el “novitchok”.

Dadas las convenciones internacionales que prohíben el uso de armas químicas, se supone que en Porton Down las investigaciones tienen un objetivo puramente defensivo. Según el Ministerio de Defensa británico, su único objetivo es mejorar el equipo de protección de las tropas o de la población. En los últimos años, el laboratorio ha participado en el programa de investigación del virus del Ébola y en la lucha contra la epidemia que asoló Sierra Leona a partir de 2013. También ha realizado investigaciones sobre el uso de armas químicas en la Guerra de Sirio, incluido el gas sarín.

El secreto que rodea su trabajo ya ha alimentado muchos rumores y acusaciones contra experimentos con seres humanos y animales en el pasado. “El pasado de Porton Down no se puede ocultar”, tituló The Guardian en 2014, describiendo el laboratorio como “una de las instituciones científicas más infames de Gran Bretaña”(4).

En 1999 la policía abrió una investigación sobre experimentos que habían puesto en peligro la vida de algunos soldados sin su conocimiento. “De 1945 a 1989 Porton Down expuso a más de 3.400 conejillos de indias humanos a agentes nerviosos. Parece probable que, durante un período de tiempo tan largo, Porton haya expuesto a estos gases a más sujetos humanos que cualquier otra institución científica del mundo”, comentó el diario británico.

La investigación no tuvo éxito, pero en 2008 el Ministerio de Defensa concedió una indemnización de 3 millones de libras esterlinas a 360 antiguos miembros de las fuerzas armadas que afirmaban haber utilizado contra su voluntad como cobayas en pruebas químicas durante la Guerra Fría.

El Ministerio británico de Defensa reconoció la muerte en 1953 de un soldado de la fuerza aérea, Ronald Maddison, tras participar en un experimento con gas sarín.

El siniestro pasado de Porton Down fomenta las sospechas de que los envenenamientos con “novitchok” están muy lejos de Moscú.

(1) http://www.lefigaro.fr/international/2018/07/06/01003-20180706ARTFIG00258-affaire-du-novitchok-porton-down-le-centre-de-recherche-militaire-au-centre-de-rumeurs.php
(2) https://www.independent.co.uk/news/science/porton-down-what-is-explained-experiments-salisbury-wiltshire-novichok-latest-a8431951.html
(3) https://www.nytimes.com/2018/07/05/world/europe/uk-novichok-salisbury-amesbury.html
(4) https://www.theguardian.com/science/2004/may/06/science.research

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