Podemos no es un partido político sino un anuncio de televisión

El impacto mediático y, sobre todo, televisivo, de Podemos ya está llegando a las Facultades de Ciencias de  la Información. ¿Cómo es posible que una organización política alcance el rango del famoseo político a las primeras de cambio? La pregunta tiene mucha más miga científica que el bosón de Higgs y será objeto de sesudas tesis doctorales en los años venideros.
El Foro de la Nueva Comunicación ha organizado una conferencia para analizar el binomio Podemos/televisión en el que ha intervenido Bieito Rubido, el director del periódico ABC.
Para explicar este tipo de fenómenos complicados es corriente recurrir a explicaciones sencillas, como  contaba el general Charles de Gaulle en sus memorias: «Al complejo Oriente Medio viajé con ideas simples».
En su conferencia Rubido no sólo destaca la desproporcionada cobertura que Podemos tiene en los medios, sino algo aún más significativo: que la misma procede de aquellos que no son precisamente «de izquierda». Dichos medios no se limitan a exponer los actos e intervenciones de los dirigentes del nuevo partido sino que van mucho más allá y el director de ABC habla de un «apoyo sin precedentes» por parte de los medios de «la derecha» a un movimiento «de izquierdas».
Dejemos pasar ese lenguaje absurdo del director de ABC. Olvidémonos también de si en este país existe algún medio de prensa que no sea de «derechas» o, como dice Rubido, que no tenga «capital de derechas». El meollo de la cuestión es que por primera vez en la historia aquí los sectores más reaccionarios del capital están apoyando a una organización que la mayoría cree que tiene algo de progresista.
El problema no es sólo que los medios estén mostrando al minuto todos y cada uno de los pasos de la organización, sino que es un verdadero apoyo mediático y, por consiguiente, político.
Dicho apoyo, además, no procede de su victoria en las elecciones europeas de mayo del pasado año, sino que es anterior, ya que la caverna fascista de Intereconomía ya llevó a Pablo Iglesias a sus tertulias antes de aquellas elecciones.
¿Cómo es posible que los fascistas estén patrocinando a Podemos? Al hacer este tipo de preguntas alguien se enojará pensando en los feroces ataques que lanza cada día la «Brunete mediática» contra dicha organización, así como políticos de contrastado pedigrí derechista, como Esperanza Aguirre.
Los que piensan de esa manera no se dan cuenta de que en la permanente farsa política que vive España, de unas elecciones a otras, nada fortalece más que uno de esos furibundos ataques cavernarios. Es como las vacunas, que te inmunizan con unos pocos y maltrechos virus. También Podemos ha ganado protagonismo con las continuas invectivas, sean verdaderas o falsas, procedentes de la «Brunete mediática».
El famoseo político ha engordado a Podemos con una receta infalible que todo estudiante de intoxicación propagandística conoce a la perfección: «no importa que hablen mal de tí, el caso es que hablen»; dicho con otras palabras: «ladran luego cabalgamos». El famoseo político y televisivo se alimenta de sí mismo. El caso es estar en el candelero. Cada minuto de televisión se cotiza a cientos de miles de euros, a pesar de los recortes, que hasta ahí no han llegado… todavía.
Si comparamos la dedicación con la que los medios fascistas miman a Pablo Iglesias y sus compinches en comparación con otras organizaciones, como UPyD, Vox o Ciutadans, caemos en la cuenta de la desproporción existente. La presencia de Podemos en la televisión es tan abrumadora como un anuncio publicitario.
En su conferencia Rubido reconoció que en los comités de dirección de todas las cadenas de televisión se imparte la orden de que Podemos tiene que aparecer «por la mañana, a mediodía y por la tarde», y el propio director de ABC dio fe públicamente de ello. Su explicación es porque de esa manera las emisiones ganan «uno o dos puntos» de cuota de pantalla, es decir, porque cuando enchufamos la tele los telespectadores queremos ver a Pablo Iglesias, a Monedero, a Errejón, a Echenique y a sus compinches, o bien porque queremos que nos hablen de ellos, aunque sea mal, para ponerlos verdes.
Aparte de esa, hay muchas más explicaciones que convergen en la misma dirección. Por ejemplo, hay quien asegura que «la derecha» apoya a Podemos porque así divide a «la izquierda», con lo cual se refieren fundamentalmente al PSOE, o bien porque, a diferencia del PSOE, que es una organización veterana acostumbrada a lidiar con los astados del PP, los de Podemos han demostrado ser unos membrillos. No cabe duda de que también hay algo de eso y, por consiguiente, de que la reacción sabe muy bien que el fortalecimiento de Podemos en las próximas elecciones va a ser el fortalecimiento del propio PP.
Volvemos a recordar una nuestras citas favoritas, que procede de Pérez Galdós: en España la política es una conjugación del verbo comer. El gran novelista canario lo decía por el electoralismo y la naturaleza cutre de la política de cortos vuelos que aquí se ha practicado siempre. También porque para muchos -vividores- eso que llamamos «la política» es una manera de vivir y de vivir -además- bien, de enchufar al cuñado en un cargo para toda la vida y cosas parecidas.
Como la fiebre, Podemos no es una enfermedad sino el síntoma de algo de lo que nadie habla, salvo ellos mismos, y en este aspecto les damos la razón: es consecuencia de una profunda crisis política, la crisis del Estado, del régimen edificado en 1978. Los fascistas les han puesto ahí para salvarles porque, en efecto, se han creído que tienen salvación. Lo aprendieron en 1978 y vuelven a repetir el experimento: utilicemos a «la izquierda» para salvar a «la derecha».
(La concepción garbancera de «la política» a la que se refería Galdós nos obliga a utilizar este estúpido lenguaje. Pedimos perdón por ello a nuestos lectores. No se volverá a repetir)

comentario

  1. Quizá es que se han dado cuenta de que vemos demasiado la tele…y que las masas de hoy dia, para evadirse de la realidad, se ponen "gran hermano"s, estebans y mierduendas, y claro, ante una sociedad asi de aburguesada y vulgarizada y viendo lo que ha estado votando desde la transacción del 78, ha pensado "pues oye! si ven solo tele, a lo mejor es que hay que salir por la tele!!". Más autocrítica, que con la experiencia que tenemos, debimos haber estado más despiertos con la "supuesta" experiencia que deberiamos ya de tener, en lugar de lo que parece…que estabamos tan alerdados nosotros también, que es como si esperabamos como si la "suerte"(¿?), "diosito"(¿?) o un "milagrito"(¿?) hiciese de golpe ver a las masas aburguesadas por esa misma alienación burguesa televisiva que iban a votar al…PCE? de verdad aun seguís "creyendo"(¿?) eso?

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