Ómicron: la leyenda continúa

En el abecedario griego, tras la letra delta tocaba recurrir a otras, como la xi, que la OMS no ha querido utilizar para que Xi Jing-ping no se enfade. Bastante tiene ya con la cantinela del “virus de Wuhan”.

Una de las leyes de la epidemiología es que nunca aparecen en las grandes potencias imperalistas. Para eso tienen al Tercer Mundo, que es el foco de todos los males. A causa de la nueva variante, España ha cerrado las fronteras con África, a pesar de que Holanda la detectó varios días antes de la notificación de Sudáfrica a la OMS (1). Pero, como es natural, España no puede cerrar las fronteras con Holanda.

Se cumplen hoy 40 años de “lucha contra el sida” y llevamos el mismo camino, que sólo es posible por la falta absoluta de memoria histórica. Los movimientos populares que deben preservarla no cumplen su función y eso permite que cualquiera deslice su propia versión de 40 años de una historia tan falseada como la actual.

La versión oficial de esta pandemia hubiera sido imposible de sostener si el recuerdo del sida se hubiera preservado vivo. Al no ser así, ha sido muy fácil sustituir el condón por la mascarilla y los antivirales por las vacunas.

No obstante, hay interesantes diferencias, la más importante de las cuales es que en 40 años nunca se pusieron a fabricar vacunas contra el sida, mientras que ahora las producen en serie. A partir de ahí, las diferencias son pocas y, sobre todo, los antivirales son tan innecesarios como las vacunas.

Ambas pandemias han supuesto un festín para las grandes multinacionales famarcéuticas. Muchos beneficios al bolsillo y resultados contraproducentes para las víctimas de los experimentos. “El 85 por ciento de los enfermos ingresados en los hospitales de Pontevedra con covid están vacunados y dos pacientes en UCI vacunados con la pauta completa”, reconocía ayer el Diario de Pontevedra (2).

Uno de los ingresados en la UCI no sólo recibió las dos dosis reglamentarias, sino también la tercera y lo mismo ocurre con la variante ómicron: “Los dos casos de ómicron aparecidos en España tenían la pauta completa de vacunación”, decía Telecinco esta misma mañana (3).

Estos casos los médicos los diagnostican como “covid” porque no hay un diagnóstico llamado “vacunas”. Los enfermos hospitalizados van a parar a la unidad de neumología porque no hay tal “covid”. En la mayor parte de los casos son infecciones respiratorias comunes y corrientes, conocidas y tratadas desde siempre en la historia de la medicina.

La variante ómicron se está utilizando para volver a la casilla de salida, a las mascarillas y a las vacunas. La histeria se ha multiplicado otra vez rápidamente. Vuelven las carreras para ponerse la tercera dosis y los indecisos comienzan a pincharse. En la última semana se han administrado 13.000 primeras dosis más que la semana anterior. Este dato supone un aumento del 20 por ciento (4).

El circo de las variantes viene poniendo el acento en el virus, pero nadie ha formulado la pregunta más elemental: ¿se han encontrado los médicos con alguna enfermedad nueva y desconocida desde marzo del año pasado?

La respuesta también es elemental: no.

(1) https://actualidad.rt.com/actualidad/412184-paises-bajos-casos-omicron-antes-oms
(2) https://www.diariodepontevedra.es/articulo/pontevedra/85-pacientes-ingresados-covid-estan-vacunados-tienen-media-71-anos/202111301323161174041.html
(3) https://www.telecinco.es/informativos/nacional/ultima-hora-coronavirus-01-12-2021-espana-informacion-directo-contagios-restricciones-vacunas_19_3243735001.html
(4) https://www.antena3.com/noticias/salud/imposicion-pasaporte-covid-variante-omicron-aumentan-ritmo-vacunacion-espana_2021113061a7106a9e04bd0001941831.html

comentario

  1. Si con el montaje SIDA no hubo vacunas era porque entonces bastaban los tóxicos y venenos, llamados eufemisticamente «medicamentos», para tratar los «síntomas» del «síndrome». Y de paso enriquecerse las farmacéuticas, claro.
    Ahora, con las «vacunas», y con la ingeniería genética desarrollada (en pañales hace 40 años), ya no basta con llenarse los bolsillos. También buscan otros propósitos más terribles y preocupantes. Control total de la población, sumisión y obediencia global, eugenesia, infertilidad,…
    Pero todo por «nuestro bien». Claro que si.

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