El Ártico es un océano que cubre aproximadamente 14 millones de kilómetros cuadrados, en cuyos fondos alberga importantes reservas de hidrocarburos, metales preciosos y tierras raras. Las potencias árticas, como Rusia, Dinamarca y Canadá, tienen diferentes reivindicaciones territoriales sobre los fondos marinos. El artículo 76 de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar permite a los estados ribereños ampliar su plataforma continental, pero las reclamaciones de unos y otros se superponen.
No obstante, lo más importante del Ártico no son los recursos que atesora, sino su carácter estratégico. Estamos acostumbrados a mirar el planeta desde el Ecuador, pero si lo observamos “desde arriba”, poniendo el Polo Norte en el centro, la perspectiva de la geografía terrestre permite hacer consideraciones muy diferentes.
Lo mismo que los estrechos marítimos, como Panamá, Suez o Malaka, el Ártico es una ruta marítima cada vez más importante, sobre todo si tenemos en cuenta la presencia de Groenlandia, la isla más grande del mundo, que está a medio camino entre el Atlántico y el Pacífico. Aproximadamente el 80 por cien de la superficie de la isla está cubierta por una capa de hielo, segunda en tamaño después de la Antártida, con espesores superiores a los 3.000 metros.
Eso explica el creciente interés de Estados Unidos por el Ártico y Groenlandia. La superficie de la isla es el 22 por cien del territorio de Estados Unidos, es decir, la suma de Italia, Francia, España, Alemania, Polonia y Reino Unido juntos, con sólo 60.000 habitantes. Es parte de Dinamarca pero tiene amplios facultades autónomas.
También atesora importantes recursos: el 13 por cien de los recursos mundiales de petróleo, el 30 por cien de los recursos de gas y enormes minas de uranio. Si Dinamarca autoriza a explotar los recursos de la isla, asumirá un papel protagonista en el mercado nuclear. El subsuelo revela la presencia de otros tesoros que tientan a los gigantes de las industrias estratégicas: oro, rubíes, diamantes, zinc, hierro, cobre, tierras raras… El botín asciende a 400.000 millones de dólares, el PIB de un año para Dinamarca.
Sin embargo, para Estados Unidos el mayor interés de Groenlandia es estratégico. Por eso tiene varias bases militares no declaradas, excepto la conocida Pituffik, que es el centro de la red de protección espacial NORAD.
Estados Unidos se considera un país polar sólo en una parte, gracias a Alaska. Si se hicieran con Groenlandia, su peso en el Consejo Ártico sería mucho mayor. Creado en 1996, el Consejo incluye hoy a Rusia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Estados Unidos. Excepto Rusia, son todos miembros de la OTAN.
La reciente incorporación de Suecia y Finlandia a la Alianza fue un paso clave para asegurar la superioridad estratégica de la OTAN en el Ártico y cercar a las bases navales rusas más importantes en la región, como la de Murmansk, que están en la península de Kola.
La región ártica es una de las más nuclearizadas del mundo. La mayor parte de los bombarderos estratégicos, las armas nucleares y las instalaciones militares se encuentran en la península de Kola, que está conectada a Moscú por una única vía férrea y una carretera paralelas que se extienden a lo largo de más de 700 kilómetros de bosques, muy cerca de la frontera finlandesa, es decir, al alcance de la artillería de la OTAN.
Es un corredor muy largo y difícil de defender. En el caso de bloqueo se convertirían en un punto de estrangulamiento para el despliegue de armamento nuclear ruso
Rusia ha quedado marginada en el Consejo Ártico, que en 2023 le negó la presidencia rotatoria cuando le correspondía. Los proyectos comunes ha quedado en suspenso y el Kremlin ha declarado que considera ilegítimas las decisiones que se tomen sin su participación, amenazando, además, con abandonar el organismo.
Recientemente Trump relanzó la idea de comprar Groenlandia, un propósito que los estadounidenses persiguen desde 1867 y que el propio Trump puso encima de la mesa durante su primera presidencia. El dominio de Groenlandia sacaría de Dinamarca del Ártico.
Es una reivindicación que se debe poner en relación con Panamá, sobre la que Trump también ha reiterado su deseo de anexión. El objetivo es cerrar los estrechos a la navegación de los buques rusos y chinos.
Dinamarca se suicidará como nación si afloja en el tema. Ellos verán si saben resistir las presiones.