Mississippi padece cortes en el suministro de agua pero la causa no es la sequía

Desde principios de esta semana la capital de Mississippi, Jackson, padece cortes en el suministro de agua, pero la causa no está en la sequía sino en la paralización de las plantas potabilizadoras por obsolescencia.

La población de Jackson, una ciudad de 150.000 habitantes, es de mayoría pobre y afroamericana. Es el Tercer Mundo dentro de Estados Unidos. Las autoridades han pedido a los que aún tienen suministro que se duchen con la boca cerrada.

Cuando los vecinos abren sus grifos, a veces sólo ve unas gotas o agua marrón. Se ven obligados a hacer cola para conseguir agua embotellada.

La grave crisis en el suministro de agua en Jackson no es nueva porque la planta de tratamiento de aguas es muy antigua, el ayuntamiento no ha invertido en mejorarlas y las inundaciones han interrumpido su funcionamiento.

“Es como vivir en una pesadilla”, dice una vecina a la CNN. El agua corriente que queda no debe beberse, advirten las autoridades sanitarias. “En la ducha, asegúrese de que su boca no está abierta porque, de nuevo, no quiere tragar esa agua”, afirmó Jim Craig, responsable de la sanidad de Mississippi.

El miércoles el ayuntamiento instaló una bomba alquilada con carácter de urgencia. Pero la vida cotidiana se ha visto alterada. Las escuelas han tenido que pasarse a la enseñanza a distancia, y las empresas están pagando un alto precio. “Los hoteles y restaurantes, que ya están al límite, no pueden abrir o tienen que adaptarse, comprando hielo, agua o refrescos”, dijo a la CNN Jeff Rent, presidente de la Cámara de Comercio de Jackson.

“La gente está al límite”, dijo la gerente de un restaurante al periódico local. Ellos “eligen no venir a Jackson a comer. Se van a otro sitio para no tener que preocuparse”.

La situación a la que se enfrentan los residentes de Jackson recuerda a uno de los peores escándalos sanitarios de la historia de Estados Unidos, el del agua contaminada de Flint (Michigan), en la década pasada. En esta ciudad industrial, un cambio en la fuente de agua potable, decidido como medida de ahorro, había envenenado permanentemente la red, exponiendo a los habitantes a la intoxicación por plomo.

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