Memoricidio cultural

Nicolás Bianchi

Mal, muy mal, rematadamente mal, está destruir el milenario patrimonio histórico-cultural asirio preislámico en Mosul como hace esa excrecencia creada por el imperialismo denominada Estado Islámico basándose en la iconoclastia de Mahoma (y antes bizantino-cristiana) cuando entró en La Meca. Aunque muchas de las esculturas destruidas fueran réplicas, cosa que no eran los budas de Bamiyán que destrozaron los talibanes en Afganistán.

De haber existido realmente los Reyes Magos, y viendo el «memoricidio» cultural llevado a cabo en Irak, estos sabios astrólogos (astrónomo sería Galileo) de tierras mesopotámicas y caldeas, cuna de la civilización como reza el tópico, se ciscarían en los salvajes que invadieron Irak basándose, encima, en una mentira, la de las armas de destrucción masiva.

Porque del genocidio cultural occidental en suelo iraquí estamos hablando. Un millón de libros de la Biblioteca Nacional y diez millones de documentos del Archivo Nacional quemados, quince mil objetos del Museo Arqueológico desaparecidos, diez mil yacimientos arqueológicos saqueados. La Biblioteca Coránica y la Casa de la Sabiduría ardieron. Entre las obras quemadas o desaparecidas desde 2003 se encuentran textos y originales de valor incalculable; tratados matemáticos de Omar Khayyan; otros filosóficos de Avicena, Averroes, Al Hindi o Al Farabi; piezas de las épocas babilónica, sumeria, caldea y asiria; tablillas cuneiformes con las primeras formas de escritura…

Mientras protegían el Ministerio del Petróleo y los oleoductos, las tropas de ocupación dejaron museos y yacimientos arqueológicos a merced de los saqueadores que, en muchos casos, trabajan por encargo de coleccionistas internacionales. Tropas invasoras han robado piezas en los asentamientos de Ur, destruido ruinas de la antigua Babilonia y provocado daños irreparables al palacio de Nabucodonosor. Soldados italianos han estado esquilmando miles de antigüedades de los asentamientos arqueológicos que tenían la obligación de cuidar. Los mercenarios gringos envían por mail fotografías de recuerdos que han tomado de los zigurats y las ruinas de lugares como Ur, Uruk, Nínive, etc. En Ur, en concreto, al enterarse estos paletos de que allí nació el profeta Abraham (que tampoco existió, históricamnente hablando, pero dejemos esto por ahora, que es secundario), la soldadesca se ha llevado ladrillos como souvenir. Carabineros italianos, polacos y estadounidenses dejaban graffitis en las paredes con leyendas que pasarán a la historia universal (de la infamia) como «yo estuve aquí» o «amo a Mary». Muy emotivo, ciertamente.

Claro que, como en el Saco de Roma protagonizado por el catoliquísimo Carlos I de España y V de Alemania en 1527, estaban auspiciados. El Secretario de Defensa (entonces), el criminal D. Rumsfeld, llegó a decir este animal que «la gente es libre de cometer fechorías, y eso no puede impedirse», o sea, como los lansquenetes de la Edad Media con el derecho al botín sólo que estos no destruían catedrales. Lo dijo quien algo sabe sobre la voladura controlada de las Torres Gemelas de Nueva York el 11-S (y del «Tamiflú», que esta es otra).

Los anticuarios iraquíes -supongo que con negocios ruinosos- han denunciado que numerosos soldados se acercan a sus tiendas para vender sellos sumerios y objetos decomisados (?). Roban tesoros para venderlos en las fronteras de Jordania y Kuwait a mercaderes de arte. Y todo ello violando la Convención de La Haya de 1954 de protección al patrimonio cultural en caso de conflictos armados, que Washington nunca firmó, a todo esto, o sea, barra libre.

comentario

  1. Es una estratagema para saquear la riqueza arqueológica de esos países y para destruir algunas cosas que no interesa que se conserven o se conozcan públicamente.
    Lo que sale en la tele, es para dar la impresión de que todo ha sido destruido, pero es robado y llevado a EEUU y UK, con todo lo demás que han robado durante siglos. Ellos creen que poseer determinados objetos les otorga un determinado poder o protección, pero eso solo lo critican de los nazis en las películas, las que ellos mismos producen.

    Saludos.

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