Medio millón de israelíes han huido de los territorios ocupados desde el 7 de octubre

El Estado de Israel vive del colonialismo y, en consecuencia, de la llegada de emigrantes procedentes de todo el mundo. No hay colonialismo sin colonos. Es el punto débil de un estado como el de Israel. Los colonos no quieren emigrar a un país en guerra… salvo que quieran combatir en ella. Quieren que se les entregue el campo despejado. En cuanto ha comenzado la guerra, cientos de miles de israelíes ha regresado a sus respectivos países de origen.

Alrededor de 470.000 israelíes han huido desde el 7 de octubre y no está claro si regresarán o no. El número de colonos que emigran a Israel se ha reducido más de un 70 por cien, según datos oficiales del gobierno de Tel Aviv.

Sólo unas 2.000 personas inmigraron a Israel entre el 7 de octubre y el 29 de noviembre, lo que equivale a casi 1.000 inmigrantes por mes, en comparación con unos 4.500 por mes en promedio desde principios de este año hasta el estallido de la guerra.

La guerra se está cobrando un alto precio en la economía israelí. Según la Oficina Central de Estadísticas de Israel, una empresa de cada tres han cerrado sus puertas o están funcionando al 20 por cien de su capacidad. Más de la mitad de las empresas también sufrieron una pérdida de ingresos de más del 50 por cien.

El freno a la colonización empezó antes del inicio de la Guerra de Gaza, cuando el número de israelíes que solicitaban pasaportes extranjeros aumentó en medio de un descontento generalizado por las reformas judiciales de Netanyahu.

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