Manifestación en Vladikavkaz contra el confinamiento impuesto por el gobierno de Moscú

A finales de abril se convocó en Vladikavkaz, la capital de Osetia del norte, una manifestación contra el confinamiento que reunió a unas 2.000 personas, que se saltaron el toque de queda para exigir el derecho a salir a la calle, la dimisión del Gobernador, la apertura de las tiendas, así como información real sobre el coronavirus.

De una población de unas 700.000 personas, hay 145 “contagiados” y 2 muertos, es decir, que el coronavirus no supone ningún problema de salud en absoluto.

Como en otras partes del mundo, en el Cáucaso los problemas están en otro sitio: la crisis económica ha sumido a la población en la miseria y el confinamiento no les permite ni siquiera buscarse la vida para paliarla.

La exasperación de la población, que no ve ningún peligro en el coronavirus, es palpable. También ha causado un profundo malestar el aplazamiento de las ceremonias de la victoria del Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial, la fiesta más apreciada por los antiguos pueblos de la URSS.

El organizador de la manifestación fue Vadim Cheldiev, un antiguo cantante de ópera que vive en San Petersburgo y se declara abiertamente partidario de la antigua URSS. Desde su canal de Telegram llamó a los osetinos a “tomar las calles contra el fraude del coronavirus”.

El Gobernador envió a la policía que, lejos de despejar la Plaza de la Libertad, donde se habían concentrado los manifestantes, se unieron a ellos y se pusieron a charlar apaciblemente hasta la noche.

La Plaza está enfrente del edificio del gobierno regional y los manifestantes gritaron que querían que el gobernador Butarov saliera a darles explicaciones, hasta que finalmente salió, habló con los manifestantes, que siguieron exigiendo su dimisión.

Como en otros países, en Rusia hay una importante oposición de científicos y médicos a la OMS y a las medidas aprobadas por el Kremlin.

Por ejemplo, el médico jefe del Hospital Número 71 de Moscú, Alexander Miasnikov, asegura que el virus ya circulaba “desde hace mucho tiempo”, que no tiene nada grave, que la población debe desarrollar una inmunidad colectiva y para ello es necesario que continúe su vida con normalidad. “No es agradable, pero no tiene nada de trágico”, ha dicho en las redes sociales rusas.

Otro acadédico, Chutchalin, ha escrito: “Estamos exagerando, dramatizando la situación en su conjunto. Alguien se ve afectado por el coronavirus, por ejemplo la madre contagia a su hijo y en un mes él también lo tiene. Y el individuo pasa toda su vida con ella, es la enfermedad viral más extendida. Este es el mundo de la humanidad”.

Otro miembro de la Academia de Ciencias, Filatov, Vicedirector de Ciencia del Instituto de Vacunas y Sueros, ha escrito: “Creo que ahora es posible abrir las instituciones preescolares y escuelas que han sido cerradas. Es un contingente [los niños] que no están enfermos, están naturalmente protegidos. El virus que circula en ellos perderá su virulencia”.

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