Los traficantes de armas están haciendo su agosto

En enero del año pasado el director de Raytheon, Greg Hayes, dijo a los inversores que la inestabilidad mundial presentaba una oportunidad de beneficios para su empresa armamentista. “Vemos, diría yo, oportunidades de ventas internacionales”, dijo Hayes, citando, entre otros acontecimientos mundiales, “las tensiones en Europa del este”. Añadió: “Todas estas cosas están ejerciendo presión sobre algunos gastos de defensa allí. Así que espero que obtengamos algún beneficio de ello”.

Hayes tenía razón. Raytheon y otros fabricantes de armas obtuvieron grandes beneficios el año pasado, mientras que la mayoría de los especuladores sufrieron pérdidas.

Las cinco grandes empresas armamentísticas han disfrutado de un impresionante crecimiento bursátil desde el inicio de la Guerra de Ucrania, superando espectacularmente los principales índices. Las acciones de Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics han subido una media del 13 por cien.

Este crecimiento es aún más impresionante si se compara con el comportamiento de los principales índices. De media, las acciones de los mejores valores superaron al S&P 500 en un 18 por cien, al Nasdaq Composite Index en un 24 por cien y al Dow Jones Industrial Average en un 13 por cien.

Dos de los tres índices, el S&P 500 y el Nasdaq Composite Index, registraron pérdidas durante este periodo de un año.

En otras palabras, una inversión de 10.000 dólares en las cinco principales empresas de armamento el día antes de la invasión valdría hoy 11.277 dólares. Una inversión de 10.000 dólares en el índice S&P 500 valdría 9.495 dólares.

Gran parte de los ingresos de la industria armamentista estadounidense proceden de contratos del gobierno de Estados Unidos, pagados por los contribuyentes. Por ejemplo, Lockheed Martin, el mayor fabricante de armas del mundo, es una empresa privada con ánimo de lucro que cotiza en bolsa, pero el informe de 2021 reconoce que “el 71 por cien de nuestros 67.000 millones de dólares en ventas netas procede del gobierno estadounidense”.

Los beneficios de esta industria, en gran parte financiada por el gobierno, se transfieren a los accionistas. El cabecilla de Lockheed, James Taiclet, se jactó de que la empresa pagó 11.000 millones de dólares a los accionistas el año pasado a través de recompras de acciones y pagos de dividendos, creando “un valor significativo para nuestros accionistas”. En otras palabras, un pago a los accionistas financiado por el contribuyente.

La mayoría de los especuladores, que cada vez más prefieren invertir en fondos indexados -un fondo de inversión o un fondo cotizado en bolsa que coincide con los componentes de un índice de mercado financiero como el S&P 500 o el Promedio Industrial Dow Jones- se han quedado al margen de las ganancias extraordinarias de la recompra de acciones de Lockheed o del aumento del valor de las acciones de las empresas de armamento.

Una vez que termine la guerra, el coste de la reconstrucción de las infraestructuras ucranianas se estima en más de un billón de dólares y sigue aumentando. Además, la guerra impulsará las compras de armas estadounidenses y europeas durante años.

Chris Calio, director de operaciones de Raytheon, dijo más tarde en la conferencia telefónica que “se espera que nuestra cartera de pedidos siga creciendo, dado el creciente y cada vez más complejo entorno de amenazas”.

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