Los Papeles del Pentágono: lo que va de la realidad a la gran pantalla

La última película de Steven Spielberg sobre los Papeles del Pentágono (“The Post”) es una excusa para que los espectadores, sobre todo los más jóvenes, descubran un período de la historia del siglo XX, la Guerra de Vietnam, que influyó mucho en los más veteranos.

El guión relata la filtración a la prensa (New York Times y Washington Post) en 1971 de una masa gigantesca de material documental sobre la Guerra de Vietnam. Es lo más viejo del mundo: la historia oficial, todo lo que sobre Vietnam habían contado en Estados Unidos desde los tiempos de Truman, era mentira, pero algunos tragan con carros y carretas, hasta que llega la maravillosa prensa “made in USA” y les saca de su estupor.

¿Qué había contado esa prensa antes de la filtración de 1971? Las mismas mentiras que los portavoces de la Casa Blanca, los políticos y los parlamentarios.

Luego llega Hollywood para que saquemos la siguiente conclusión y nos la metamos en nuestra cabeza: una prensa libre como la que disfrutan en Estados Unidos (y no en otros países como la URSS) es imprescindible porque sirve de contrapeso al poder político y bla, bla, bla, bla, bla… Los verdaderos héroes de la democracia no son los políticos sino los periodistas y bla, bla, bla, bla….

Vean una de las primeras mentiras: los Papeles del Pentágono son 4.000 volúmenes de documentos que ningún periódico ha publicado nunca, entre otras razones porque es materialmente imposible.

La segunda mentira: el filtrador, un espía con mala conciencia llamado Daniel Ellsberg, tampoco filtró todos los papeles sino sólo algunos. Por ejemplo, no informó de que el presidente Johnson estaba negociando la retirada con los malvados (el Vietcong).

La tercera: la publicación de los Papeles no supuso ningún riesgo para la prensa porque lo autorizó expresamente el Tribunal Supremo. El levantamiento del secreto para que se pudieran difundir íntegramente no se levantó hasta… 2011. Sólo pasaron 40 años más.

La cuarta es muy importante: el Tribunal Supremo autorizó la publicación parcial de algunos de los documentos porque en Estados Unidos las movilizaciones contra la guerra eran un clamor popular, una insurrección cotidiana. De lo contrario hubieran dado el acostumbrado carpetazo.

Moraleja: sin una lucha tenaz en la calle, no hay leyes, ni derechos, ni tribunales, ni libertades, ni democracia, ni nada de nada.

Robert MacNamara
Aquí ya hemos desnudado en más de una ocasión al Washington Post, entre otros estafadores, sobre los que podemos seguir contando batallitas sin parar, como su silencio en el caso Irán-Contra: el presidente Reagan vendiendo armas clandestinamente al eterno enemigo iraní en 1981 para financiar así a los terroristas que luchaban contra el gobierno sandinista en Nicaragua (también clandestinamente).

El Washington Post conoció desde el primer momento que su país estaba financiando a los teroristas nicaragüenses (¿les suena esto?) y no lo publicó. ¿Dónde quedó su heroísmo?, ¿dónde estaba la prensa independiente?, ¿dónde los contrapesos del poder político?

Pero la cosa es aún más fuerte: la afamada editora del periódico, Katherine Graham (Meryl Streep en la pantalla), había pasado un fin de semana en compañía del no menos famoso Henri Kissinger hablando de los papeles antes de su publicación. Nadie se los filtró; ya los conocía.

En la película la larga velada se resuelve con un cara a cara entre Graham y Robert MacNamara, secretario de Defensa de 1961 a 1968 bajo las presidencias de Kennedy y Johnson. La editora demuestra mucha familiaridad con el jefe del Pentágono y le reprocha haber ordenado la compilación de toda la gran masa documental y, a pesar de ello, continuar con la guerra de agresión que los imperialistas no podían ganar.

Al aspecto fundamental de todos los Pepeles del Pentágono, las movilizaciones populares, hay que sumarle, pues, el otro punto capital: que en las altas esferas todos sabían, al menos desde 1971, incluida la prensa, incluido MacNamara, que habían perdido la guerra. Pero, ¿qué hubiera ocurrido si creyeran que la podían ganar?

La deducción es: la publicación de los Papeles del Pentágono no se hizo con propósitos pacifistas, sino para presionar a la Casa Blanca a fin de que buscara una salida honrosa, negociada, que disimulara una derrota en toda regla. No se trataba de la paz sino de guardar las apariencias.

No podemos dejar de mencionar al presidente Nixon, porque la publicación de los papeles se produce dos años antes del Golpe de Estado periodístico de Watergate. Nixon es el presidente más amortizado del siglo XX y en Washigton sus alias circulaban de boca en boca: “Dick” el mentiroso, el tramposo, el estafador…

Nixon abandonó la paridad del dólar con el oro, bombardeó Camboya salvajemente (más de medio millón de toneladas) sin autorización del Congreso, negociaba con la URSS y con China, orquestó el Golpe de Estado contra Allende en Chile en 1973… La película deja claro que en 1971 los demócratas ya preparaban la caída de su presidente, como ahora preparan la de Trump.

¿Qué deben esperar de la película? Una extraordinaria puesta en escena, como todas las de Steven Spielberg, un sionista de primera línea, que en 2006 financió al criminal Estado de Israel con un millón de dólares por la criminal agresión contra Gaza. Spielberg está en la línea de todos los demócratas “made in USA”. Forma parte de eso mismo que denuncia.

comentarios

  1. La guerra de Vietnam fue muy larga porque estuvo planteada como una resistencia popular prolongada y porque la resistencia recibió ayuda de la URSS de manera ininterrumpida. Fue tan larga que se extendió por dos etapas históricas muy diferentes:
    1. desde la época dorada del capitalismo estadounidense de los años sesenta, cuando la economía americana era tan pujante que podían invertirse cantidades astronómicas de dinero en misiones de la NASA a la luna o en mantener 500.000 efectivos en una guerra colonial con toda la logística que ello conlleva.
    2. hasta la crisis de superproducción de 1973, la mal llamada "crisis del petróleo" según la terminología de los historiadores de las universidades burguesas, término que tiene mucha miga: como el modelo que usan para analizar el mundo es el materialismo mecanicista, piensan que la crisis de superproducción no se produjo por causas inherentes al capitalismo, sino como resultado de una acción externa al capitalismo, la subida del precio del petróleo.
    La política imperialista de EEUU en Vietnam fue similar a la que ya tuvo en Filipinas: apoyar a la resistencia contra el ocupante ( España ), para después de la "liberación" cepillarse a un millón de filipinos que se opusieron a la ocupación de los nuevos amos. Durante la resistencia vietnamita a la segunda presencia francesa favorecieron la salida de los franceses, sin otra intención que la de poder entrar ellos como nueva potencia colonial en el sur aceptando la independencia del norte.

  2. En 1965 comienza la intervención directa de EEUU en Vietnam del Sur, siendo los años calientes 1968 y 1969. Viene una inversión económica brutal con la construcción de uno de los mayores aeropuertos del mundo en Da Nang e incluso fábricas de productos lácteos ( logística ), la línea McNamara, despliegue de portaviones, artillería, etc. La logística era impresionante, de hecho sólo uno de cada siete soldados combatía, y la evacuación de heridos y su atención sanitaria llegó a ser tan buena que de promedio se tardaba unos 100' en atender a un herido en quirófano, menos de lo que se tardaba en atender a los heridos en accidente de tráfico en EEUU. Los Aeropuertos de U-Tapao ( Tailandia ) y Guam funcionaban a todo trapo. Eran los tiempos del esplendor económico estadounidense, y su estado burgués podía derrochar recursos.,
    Los EEUU cosacharon un éxito estratégico enorme en la batalla de Khe Sanh, siguiendo el mismo planteamiento del alto mando alemán en la batalla de Verdún: ocupar una posición sin valor estratégico para el ocupante, pero vital para el enemigo, forzándolo a sacrificar muchos hombres y recursos en recuperarla; cierto que palmaron muchos de sus valiosos marines, pero no seamos ingenuos: esa guarnición era el cebo.
    Las tácticas militares estadounidenses fueron bastante buenas, en especial el novedoso empleo de helicópteros, que daban una mobilidad decisiva y cuando enviaban munición y tropas de refresco, evacuando heridos, a las unidades rodeadas, parecían la respuesta a todas las oraciones del sargento de pelotón. El VietCong respondió buscando el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, para anular la superioridad artillera americana, pero militarmente no era capaz de derrotar al enemigo de recursos aparentemente inagotables, aunque el verdadero palo se lo dieron cuando se empezó a expulsar de sus villas e internar a la población rural en campos vallados y vigilados por el ejército para "protegerlos", dado que según la teoría americana si el pueblo era para el VietCong como el agua para los peces entonces había que dejar a los peces sin agua: allí perdió un apoyo decisivo el VietCong, aunque los historiadores americanos coinciden en asegurar que la llamada estrategia " ganar mentes y corazones" efectiva para derrotar al enemigo pero que llegó demasiado tarde.

  3. Nixon gestionó la segunda etapa, la de la crisis de superproducción de 1973.
    Su gestión, desde el punto de vista de los intereses de la burguesía estadounidense, fue acertada y correcta. Gestionó mucho mejor los recursos bélicos, creando un ejército sudvietnamita de un millón de hombres, con mandos cualificados, tanques y aviación, capaz de hacerse cargo de la guerra con el apoyo estadounidense a un coste mucho más reducido y sin tener que recurrir a los reclutas estadounidenses: de hecho el plan de Nixon funcionó en el plano militar y el ejército sudvietnamita resistió la ofensiva de 1972.
    Ford fue el presidente que tuvo que sacar no la tijera sino la guadaña para hacer recortes, debido a lo aguda que era la crisis de superproducción. Amén de los recortes de la NASA ( ya no hubo más paseos por la luna ) retiró el apoyo financiero a Vietnam del Sur, debido a su coste desorbitado. Obviamente el Sur no podía subsistir sin el apoyo de EEUU, y se durrumbó en tiempo récord. Ello supuso un desprestigió de EEUU como potencia, al dejar tirado a un aliado, y al haber perdido una guerra, ya no eran invencibles.

  4. Por lo tanto, el gobierno de EEUU salió de Vietnam debido a:
    1. la resistencia tenaz, bien organizada, guiada por la teoría marxista, unificada, y con apoyo externo
    2. su propia incapacidad de mantener la guerra debido a la crisis de producción de 1973
    Lenin dijo que no basta con que los de abajo no quieran, también hace falta que los de arriba no puedan: pues bien, eso fue exáctamente lo que sucedió en Vietnam.
    Los historiadores de las universidades burguesas americanas explican lo sucedido de otra manera, para evitar el desprestigio de su propia impotencia, pues nada desprestigia más a una potencia que la impotencia: según ellos, una movilización popular en favor de la paz, forzó al gobierno de EEUU a cambiar su política imperialista. Sin duda existieron esas movilizaciones, pero se exhibieron en la TV con el fin de preparar psicológicamente a su propia población para asumir una derrota militar ( cuando se les había asegurado que su país era invencible ). Como dijeron los Negu Gorriak: Borreroak baditu milaka aurpegi ( el demonio tiene mil caras ), sacará por la TV lo que le convenga en cada momento, y si es en boca de alguien aparentemente contra el sistema mejor, así se cuela mil veces mejor un mensaje a una capa de la población insatisfecha.

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