Los neonazis no necesitan gobernar en Kiev, otros gobiernan en su nombre

Es bastante probable que nuestros lectores no sigan la revista “Elle”, ni ninguna otra de moda porque no les interesan las colecciones de vestidos, ropas y complementos, pero si les contamos que “Elle” tiene una edición ucraniana, entonces prestarán un poco de atención, quizá no por la moda, pero sí por Ucrania.

A finales de abril de 2015 apareció en la portada de la revista la actriz Michelle Williams con un vestido de rayas negro y naranja de la marca Louis Vuitton y, cuando el ejemplar ya estaba a la venta, los neonazis ucranianos amenazaron a la redacción en Kiev por los colores del vestido, que recuerdan a la cinta de San Jorge, símbolo de la victoria de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.

Para los que subestiman lo que son los neonazis en Ucrania y les lavan la cara: después de estar en la calle, la revista tuvo que cambiar el color del vestido de Michelle Williams por otro de color blanco y negro.

También es probable que nuestros lectores no recuerden ya que muy poco antes, en enero de 2015, los yihadistas pusieron una bomba en la redacción de la revista satírica francesa “Charlie Hebdo” y que los medios del comunicación pusieron el grito en el cielo porque la matanza era un atentado contra la libertad de expresión.

Los yihadistas en Francia no levantan las mismas pasiones que los neonazis en Ucrania, pero en definitiva las consecuencias son obvias: una revista de moda tuvo que ceder a las presiones de los neonazis, y si los partidarios de libertad de expresión no protestaron, el gobierno de Ucrania tampoco lo hizo porque estaba recién salido del Golpe de Estado.

Oles Bouzina

“Elle” tenía buenos motivos para tener miedo en Kiev: pocos días antes los neonazis ucranianos habían asesinado al periodista Oles Bouzina, en medio de otro silencio cómplice de los periodistas de todo el mundo y de los defensores de la libertad de expresión y los derechos humanos.

El silencio quizá era debido a que Bouzina, como escribió el ABC, era “un conocido periodista ucraniano cercano a los separatistas prorrusos” del Donbas (*). En tal caso, los asesinatos de periodistas pasan a un segundo plano. Si hubiera sido uno de esos “enemigos de Putin”, entonces tendríamos su rostro hasta en los anuncios de la televisión.

La impunidad conduce a la chulería y los neonazis ucranianos, que tienen patente de corso, se jactan públicamente de sus “hazañas” en las redes sociales. Si en 2014 sólo eran los “tontos útiles” de Estados Unidos, luego pasaron a ser la columna vertebral del Estado.

Naturalmente, los neonazis ucranianos no pueden gobernar de manera visible y abierta porque la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea tienen que salvar la cara. Tampoco lo necesitan. Tienen a marionetas, como Zelensky, que gobierna por ellos.

(*) https://www.abc.es/internacional/20150416/abci-asesinan-periodista-prorruso-kiev-201504161346.html

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