Los mercenarios de Wagner son más eficaces que los cascos azules de la ONU

En febrero la embajada de Estados Unidos en Bangui dio un ultimátum al gobierno de Faustin Touadera: las tropas de Wagner deben abandonar el país en el plazo máximo de un año. Pero la negativa no ha podido ser más contundente, porque los africanos tienen muy presentes dos experiencias. La primera de ellas es Libia, donde tras la guerra de agresión de la OTAN llegó una guerra civil, que aún no ha acabado.

La segunda es el fracaso sistemático de todas esas “misiones de mantenimiento de la paz” de la ONU, es decir, del fracaso de la ONU como organización mundial establecida para preservar la paz mundial. Los mercenarios rusos son mucho más eficaces que los cascos azules, por una razón bien simple: porque los rusos no tienen grandes planes estratégicos en la República Centroafricana, sino sólo un contrato que, hasta ahora, han cumplido a rajatabla.

En 2017 el gobierno de Touadera luchaba por salir de una devastadora guerra civil. Apenas controlaba territorio más allá de Bangui, mientras poderosas milicias estaban atrincheradas en las áreas rurales. Touadera pidió al Consejo de Seguridad de la ONU el levantamiento del embargo de armas. Aunque la ONU lo mantuvo, aprobó una propuesta rusa para enviar asesores.

Luego, Rusia negoció un acuerdo de paz entre Bangui y 14 milicias armadas, el Acuerdo de Jartum de 2019. Las elecciones presidenciales alteraron el delicado equilibrio de fuerzas y, en diciembre de 2020, el antiguo presidente François Bozizé se unió a seis grupos rebeldes para formar la Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC). Sus milicias llegaron a Bangui en enero de 2021 antes de ser rechazadas por Wagner y las tropas ruandesas.

En la República Centroafricana están entusiasmados con Wagner, que han evitado un enfrentamiento fratricida. En marzo levantaron un monumento en señal de agradecimiento y, recientemente, el gobierno ha condecorado a 20 miembros de la unidad por su contribución al adiestramiento del ejército y el fortalecimiento de la seguridad del país.

El rescate de los chinos en la mina de oro

Como ya relatamos en una entrada anterior, recientemente los miembros de Wagner llevaron a cabo una operación de rescate para evacuar a un grupo de trabajadores chinos. El rescate ha sido anunciado por los propios portavoces mediáticos de Wagner en las redes sociales.

La operación tuvo lugar en una mina operada por China cerca de Bambari. A principios de marzo, nueve trabajadores chinos murieron y otros dos resultaron heridos en un ataque en esa misma mina (*). El ataque fue perpetrado por milicias armadas no identificadas.

Más de una docena de soldados centroafricanos la protegían. Sin embargo, el día del ataque, solo cuatro de ellos, que sobrevivieron al ataque, la estaban custodiando.

Esta vez la embajada china reaccionó a tiempo y se puso rápidamente en contacto con la unidad militar rusa para pedir ayuda. Wagner respondió enviando a sus soldados a recoger a los trabajadores chinos, que fueron encontrados buscando refugio en una jungla cercana y evacuados a la capital, Bangui, dos días después.

Las fotos publicadas después del rescate muestran a una docena de trabajadores chinos de pie junto a miembros de Wagner enmascarados.

La evacuación se produjo poco después de que 35 dirigentes de Wagner se reunieran con Putin en el Kremlin el 29 de junio. Sin embargo, no está claro que en la reunión hablaran sobre las operaciones de Wagner en África.

El gobierno de Pekín ha confirmado que la contratación de empresas de seguridad privadas para proteger a los ciudadanos chinos y sus propiedades en el extranjero es común para las empresas públicas chinas.

(*) https://www.nytimes.com/2023/05/15/world/asia/china-africa-miners-wagner.html

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