El nuevo gobierno laborista de Londres ha calificado los centros de datos como una infraestructura crítica. La medida tiene como objetivo reforzar su protección contra los ciberataques y facilitar su construcción, con vistas a preservar la autonomía tecnológica del país.
Los ciberataques llevan varios años aumentando de forma constante y suponen una amenaza para la red de comunicaciones. Los servidores que albergan datos de la red sanitaria, la información financiera y los datos obtenidos de los móviles se consideran una infraestructura crítica, anunció Peter Kyle, Secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Tecnología.
Con el aumento de la crisis internacional, la ciberguerra se ha convertido en un arma de guerra y los centros de datos se beneficiarán de la asistencia de la Autoridad Nacional de Seguridad Protectora, una institución pública que proporciona recursos y personal de protección contra ataques y amenazas cibernéticas, así como del MI5, el servicio de inteligencia interior.
Dar prioridad estratégica a los centros de datos fue una de las propuestas del programa electoral del Partido Laborista, que ganó las elecciones del pasado mes de julio. “Nos aseguraremos de que nuestra estrategia industrial apoye el desarrollo de la inteligencia artificial y elimine las barreras a la construcción de centros de datos”, decía su programa electoral.
Asegurar la columna vertebral de las comunicaciones
El aumento de los ciberataques a la infraestructura es un gran motivo de preocupación. En este sentido, el gobierno de Londres reconoce de la importancia de los servidores y los sistemas tecnológicos que forman la columna vertebral de las comunicaciones.
El pasado mes de junio, un ciberataque dirigido a los hospitales de Londres sembró la discordia en el sistema sanitario de la capital británica.
Un mes después, una falla en la actualización del programa de ciberseguridad Crowdstrike provocó una interrupción mundial de internet. Ambos ejemplos muestran que las brechas de seguridad informática pueden tener un impacto muy grave en una sociedad conectada.
A esto se suman las cuestiones de seguridad de los datos críticos alojados en la nube, mientras que los tres grandes actores de esta industria (Amazon, Google y Microsoft) son estadounidenses y están sujetos a las leyes extraterritoriales de su país y, más en concreto, a la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA).
Para Reino Unido, que ya es el mercado más grande de Europa en términos de centros de datos, alojar más datos en su territorio constituye, por tanto, una cuestión de seguridad nacional, así como de dinamismo económico. Por eso el gobierno laborista pretende atraer más inversiones en este ámbito.
La reclasificación de los centros de datos como infraestructuras críticas significa que será más difícil para las autoridades locales oponerse a su construcción, que hasta ahora había limitado su expansión. A principios de año, dos proyectos ubicados en Buckinghamshire y Hertfordshire tuvieron que abandonarse debido a la oposición de las autoridades locales. Rachel Reeves ha encargado a Angela Rayner, viceprimera ministra y secretaria de Estado de Vivienda, Comunidades y Gobierno Local, la revisión de estos dos expedientes.
Paralelamente al anuncio del gobierno, la semana pasada ya se anunciaron dos inversiones. La empresa británica DCO1UK ha presentado una solicitud para una inversión de 4.430 millones de euros para construir un centro de datos en Hertfordshire, que planea poner en funcionamiento en 2029.
Amazon, cabeza mundial en almacenamiento digital, ha desvelado por su parte otra inversión de 9.600 millones de euros destinada a construir varios centros de datos en las islas para hacer frente a la creciente demanda de servicios en la nube.
La ministra de Hacienda, Rachel Reeves, ha acogido la inversión con entusiasmo, considerándola “el comienzo de una renovación económica” y “una prueba de que Gran Bretaña es un buen entorno para los negocios”. Amazon lanzó su primer centro en Reino Unido en diciembre de 2016 y ha invertido más de 3.000 millones de libras desde 2020.
Energía nuclear para alimentar los centros de datos
Actualmente, los centros de datos británicos se concentran en gran medida en la ciudad de Londres y sus suburbios. Además de su ecosistema tecnológico y financiero, que la convierte en un lugar muy estratégico para la instalación de servidores, la capital de Reino Unido goza de una posición geográfica ideal.
Los cables submarinos transatlánticos de internet, a través de los cuales circulan los datos intercambiados con Estados Unidos, llegan a través de Cornualles, a su vez unida a Londres por el corredor M4, una red tecnológica donde tienen sus operaciones muchos gigantes digitales. Sin embargo, esto plantea problemas de saturación de la red energética, que los laboristas deberán tener en cuenta si quieren tener éxito en su estrategia con los centros de datos.
El lunes el director de Nvidia, Jensen Huang, propuso usar energía nuclear en los centros de datos. Estados Unidos ya ha tenido que volver a poner en funcionamiento la central nuclear de Three Mile Island para responder a la voracidad energética de Microsoft, impulsada por la inteligencia artificial. Amazon ha adquirido un centro de datos en Pensilvania que comparte ubicación con una planta nuclear que produce 2,5 Gw de energía.
El programa laborista prevé acelerar significativamente la producción de energía renovable, así como la creación de una empresa energética pública para impulsar dos tipos de inversiones: las “renovables”, por un lado, y la nuclear, por el otro. La rentabilidad es una medida necesaria para hacer de Reino Unido un polo que atraiga la construcción de centros de datos.
El almacenamiento digital es otra de las coartadas para impulsar las industrias “verdes”. En agosto el operador Ionmart afirmó que podía hacer funcionar uno de sus centros de datos con energía “renovable” tras la instalación de 560 paneles solares.