En la Edad Media los alquimistas demostraron que eran capaces de convertir en oro los metales que manipulaban. Los economistas son los alquimistas modernos, les imitan y ni siquiera necesitan materia prima; la falsifican. Primero hicieron pasar los metales como si fuera oro y, al final, acabaron por utilizar cualquier papel para sus trucos de magia. Inventaron el papel moneda, el dinero fiduciario, que ha alcanzado su máximo esplendor con el capital financiero contemporáneo.
Hoy el mundo se ha acostumbrado a la magia y las falsificaciones de dinero. Incluso las ha convertido en un negocio: las bolsas de valores, cuyo nombre quizá es también alquímico porque, en realidad, los papeles que se intercambian unos y otros no valen nada, como las fichas de un casino. Sin embargo, la magia moderna llena los cursos de las facultades de economía, creando legiones de “expertos” que hablan una jerga incomprensible para el resto de los mortales.
Es el caso del “efecto Cantillon”, una teoría formulada por el economista irlandés Richard Cantillon hace tres siglos. En 1730 Cantillon sostuvo que una inyección de oro en los mercados sube los precios pero no de una manera uniforme, sino gradual y diferenciada, porque se distribuye desde el punto donde se inyecta (1).
En otras palabras, los efectos de las subidas de precios afectan de forma diferente a las distintas clases sociales, dependiendo de la puerta de salida de los lingotes de oro.
El economista analizó la experiencia de la inflación del siglo XVI, causada por la introducción en Europa del oro procedente del saqueo español de las colonias americanas.
Fue la corona española la que inicialmente se enriqueció con el oro, y Cantillon sostuvo que la inflación apareció en la economía progresivamente, empezando por los proveedores de la corona española. Fue un expolio por partida doble: el oro enriqueció, pero la inflación enriqueció todavía más. Pero sólo a unos pocos, naturalmente.
La segunda era de la alquimia financiera
Hoy el dinero fiduciario es una característica esencial del capital financiero, lo mismo que los bancos centrales que lo imprimen. Esas gigantescas emisiones de papeles no se reparten de manera aleatoria por la calle, tirándolos desde un helicóptero. Se lo prestan a los gobiernos, a los bancos privados y a los grandes monopolios. Por eso la inflación se mueve en círculos concéntricos, desde un pequeño círculo de personas adineradas hasta colectivos sociales cada vez más amplios de afectados.
La inyección de dinero fiduciario funciona según el efecto Cantillon. A diferencia de los grandes especuladores, la población no puede abrir una cuenta corriente en el banco central. Son los grandes especuladores quienes acceden al dinero que emiten los bancos centrales. Se trata de bancos privados, fondos buitre y grandes monopolios que lo obtienen a tipos de interés reducidos o nulos. Luego ese mismo dinero se presta a tipo de interés más elevados o se transfiere a las bolsas, lo que eleva la cotización de las acciones y demás titulos bursátiles.
“El dinero no es neutral”, escribió Cantillon. Mientras la subida del precio de las mercancías empobrece a los trabajadores, la subida de los tipos de interés enriquece a los especuladores, lo mismo que el aumento en la cotizacion de las acciones.
Ya no se llama alquimia, ni magia, sino ingeniería financiera. Por ejemplo, durante la pandemia, cuando los tipos de interés eran negativos o cero, las grandes empresas tecnológicas compraron acciones, incluso sus propias acciones, revendiéndolas posteriormente. Otros compraron inmuebles y viviendas, amasando grandes sumas de dinero. Esos tipos de interés nunca los alcanzan los trabajadores cuando acuden a un banco para contratar una hipoteca.
Las emisiones de dinero benefician, pues, a quien está más cerca del emisor: a los especuladores, los parásitos y los buitres. Es un expolio de los oprimidos en favor de los opresores. Los bancos centrales, de propiedad pública, rescatan a los bancos privados. Los salvan de la quiebra con el dinero de todos. Sacan el dinero del bolsillo de los trabajadores y lo meten en el de los capitalistas.
El gran salto adelante del capital financiero
El dólar se ha movido así desde 1945 y, además, no en único mercado sino en el mundo entero. Es otro caso paradógico en el que el endeudamiento no arruina sino que beneficia al deudor. Por eso Trump acaba de firmar la Ley Genius para eliminar una deuda gigantesca, sostener al dólar y seguir emitiendo monedas o, mejor dicho, criptomonedas, un ejemplo típico del efecto Cantillon: las criptomonedas también benefician al que las emite.
La conversión del dinero fiduciario en dinero digital es el segundo gran salto adelante del capital financiero y, como es natural, tiene su propia alquimia incomprensible: tokens, blockchain…
Trump firmó la Ley Genius el 18 de julio rodeado de los cabecillas de las empresas más importantes de criptomonedas, como Gemini, Coinbase, Circle y Kraken. Él forma parte de ese reducido círculo de parásitos y especuladores y presentó su Ley como una victoria de la innovación tecnológica, que posicionará a Estados Unidos como “dirigente indiscutible de los activos digitales”.
Es la primera regulación de las criptomonedas estables en Estados Unidos, un mercado que ya mueve transacciones valoradas en más de 260.000 millones de dólares, superiores a las de Visa y Mastercard juntas. Gigantes como Amazon y Walmart ya están probando pagos con criptomonedas estables. Cada año crecen un 28 por cien y podrían alcanzar los dos billones de dólares en 2028.
La Ley Genius podría multiplicar por diez el mercado de las monedas estables para 2030, integrándolas en las finanzas tradicionales. Se espera que entre en vigor después de noviembre del año que viene y el salto es el mismo que se dio con el dinero fiduciario. No es una falsificación cualquiera; tiene el respaldo del Estado porque está ligada al dólar.
En tiempos de Biden, las critomonedas estables se consideraban otros tantos “riesgos sistémicos”. Por eso la Ley Genius impone una estabilidad “política” en el mercado, que debe evitar crisis como la de TerraUSD, que en 2022 puso de relieve los peligros de las criptomonedas estables meramente privadas, sin respaldo político (2). A partir de ahora pasan de un mercado especulativo (privado) a convertirse un pilar de las finanzas digitales reguladas (público).
Las criptomonedas estables vinculadas al dólar estarán “respaldadas al cien por cien” por bonos y otros activos del Tesoro de Estados Unidos, creando una nueva demanda de deuda estadounidense. En otras palabras, los 35 billones de dólares actuales de deuda no sólo no se pagarán nunca sino que se incrementarán hasta límites insospechados, creando una enorme pirámide de papeles.
El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha reconocido que las emisiones “consolidarán el dominio mundial del dólar”. Reforzarán su posición como moneda de reserva y facilitarán los pagos en dólares en el mercado mundial, atrayendo flujos de capital extranjero hacia los bonos del Tesoro.
Siguiendo con el cuento de lechera, las criptomonedas estables reducirán los tipos de interés estadounidenses y, de rebote, el coste del endeudamiento para el gobierno estadounidense. Es magia.
(1) https://es.scribd.com/document/446300056/Cantillon-Richard-Ensayo-Sobre-La-Naturaleza-Del-Comercio-en-General-pdf
(2) https://blockapps.net/blog/what-caused-the-depeg-of-terrausd-an-in-depth-analysis-of-its-collapse/
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