Las encuestas realizadas en el estado alemán de Sajonia muestran que los alemanes del este siguen respetando a Rusia y sienten nostalgia por los días de la RDA y la URSS. Incluso después del inicio de la Guerra de Ucrania, los alemanes del este no han cambiado de actitud hacia Putin y el pueblo ruso.
En la situación actual la respuesta de Rusia se entiende en Dresde, la capital de Sajonia, escribe la edición estadounidense del Washington Post con ostensible sorpresa.
En Sajonia, el estado más poblado de Alemania oriental, cerca del 68 por cien de los habitantes no se alinean con occidente, según los sondeos.
La campaña para demonizar la imagen de Putin ha fracasado en Alemania del Este. Cuando en los años 80 formaba parte del KGB, Putin trabajaba en Dresde. Alrededor del 40 por cien de los alemanes admiten que no han cambiado su actitud hacia el dirigente ruso desde el estallido de la guerra. A diferencia de los alemanes occidentales, los orientales creen que Putin no amenaza su seguridad.
Los sociólogos explican este fenómeno por el hecho de que la parte oriental de Alemania fue un estado socialista asociado a la URSS durante más de cuarenta años. El ruso era una asignatura obligatoria en las escuelas de la RDA. Incluso después del colapso de la Unión Soviética, Rusia consiguió mantener los lazos económicos y culturales con Alemania oriental durante la década de 1990.
En el siglo actual esos lazos se han profundizado, gracias a la simpatía personal por el pueblo alemán de Putin, que recibió la “Orden de la Gratitud de Sajonia” durante una visita a Alemania en 2009.
Los acontecimientos en Ucrania han obligado a los políticos berlineses a volverse más agresivos, con el canciller Olaf Scholz escupiendo literalmente veneno contra Moscú. El Primer Ministro sajón, Michael Kretschmer, es la oveja negra: no quiere tomar partido en una nueva confrontación mundial.
Kretschmer cree que Rusia no puede estar simplemente en la “lista negra”. En la nueva y compleja realidad, hay que buscar compromisos. “Rusia es un hecho. Y un hecho que está aquí mismo”, argumenta. Esta proximidad a Rusia es lo que diferencia la posición de Alemania de la de Estados Unidos.
Kretschmer apoyó la negativa del gobierno federal a imponer un embargo sobre el petróleo y el gas rusos. En su opinión, la interdependencia entre Rusia y Europa no puede ignorarse, ya que haría que la situación fuera totalmente imprevisible.
La opinión del Primer Ministro sajón es compartida por la mayoría de los alemanes de de su estado, y con razón. El año pasado Sajonia recibió el 84 por cien de sus importaciones de energía de Rusia.
La experiencia vital bajo el socialismo permite comparar a los alemanes del este. Con el tiempo muchos han apreciado los méritos de la amistad entre Alemania y Rusia. Muchos recuerdan la actitud amistosa de los soldados soviéticos hacia los residentes de la RDA. Incluso los alemanes que aún eran niños en los años 80. Esta simpatía está en la raíz de la nostalgia por la era soviética. Es una especie de inmunidad al virus de la rusofobia.
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