Las presiones occidentales expulsan a los accionistas chinos de las empresas estratégicas

El gobierno británico no admite que una empresa china tenga una participación accionarial en el principal fabricante de semiconductores de Reino Unido y ha ordenado a Nexperiera, una empresa holandesa propiedad del monopolio chino de móviles Wingtech, que venda al menos el 86 por cien de Newport Wafer Fab “para protegerse de posibles riesgos para la seguridad nacional”.

Ya en 2020 el gobierno de Londres prohibió al monopolio chino Huawei el despliegue de equipos de red de banda ancha 5G en Reino Unido, después de que en Estados Unidos surgiera la preocupación por el supuesto “espionaje chino”.

Gran Bretaña “continuará defendiendo los negocios y la inversión al tiempo que protege la seguridad nacional”, dijo el portavoz del gobierno británico. “Nuestra seguridad a largo plazo depende de la resistencia de nuestra economía y eso significa asegurarnos de que no dejamos que los activos estratégicos caigan en manos de regímenes autoritarios en nombre del progreso a corto plazo”, dijo la diputada conservadora Alicia Kearns.

El Primer Ministro británico, Rishi Sunak, que llegó al gobierno el mes pasado, había programado conversaciones bilaterales con el Presidente chino Xi Jinping en la cumbre del G20 que se celebra en Indonesia. Pero se cancelaron cuando los aliados occidentales convocaron una reunión apresurada en Bali en respuesta al ataque ficticio de los rusos contra Polonia.

La fragmentación del mercado mundial sigue un curso imparable, con intervenciones y regulaciones políticas cada vez más estrictas. Reino Unido sigue el ejemplo de Alemania. La semana pasada, el gobierno de Olaf Scholz acordó bloquear los planes de los inversores chinos de adquirir dos fábricas alemanas de microelectrónica, una de ellas propiedad de Elmos y la otra de ERS Electronic.

Robert Habeck, ministro alemán de Economía y Protección del Clima, dijo exactamente lo mismo que los británicos: China debe seguir siendo un socio comercial. Sin embargo, debemos comprobar “si los intereses comerciales y de mercado corren el riesgo de ser utilizados para la política de poder en contra de los intereses de la República Federal de Alemania”.

Estados Unidos también ha adoptado una línea más dura: 43 altos ejecutivos de nacionalidad estadounidense empleados por 16 empresas chinas de semiconductores que cotizan en la Bolsa de Shanghai, Naura Technology, AMEC, Gigadevice, Kingsemi, etc., tendrán que elegir entre mantener sus puestos de trabajo o perder su ciudadanía estadounidense. Estos ejecutivos, algunos de los cuales ocupan altos cargos en estas empresas, tienen en su mayoría conocimientos de alto nivel adquiridos durante décadas en empresas estadounidenses de Silicon Valley.

Los semiconductores son un componente clave para alimentar millones de dispositivos electrónicos -desde ordenadores, teléfonos inteligentes y automóviles hasta servidores de centros de datos y consolas de juegos- en los sectores del transporte, la energía, la educación, la investigación, las comunicaciones, la defensa y la salud. Se necesitan años de experiencia e investigación en este sector para desarrollar, diseñar, producir, comercializar y dar servicio a una única gama de semiconductores.

Durante la pandemia, la ruptura mundial del suministro de semiconductores hizo que Europa reaccionara. Sin semiconductores no habrá transición digital, ni Pacto Verde, ni coches, ni 5G.

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