La Universidad de Cambridge colabora con el Ministerio de Defensa en un programa de manipulación sicológica de multitudes

Hace dos años el ejército británico contrató con la Universidad de Cambridge un programa para la manipulación sicológica de multitudes. Aunque el acuerdo se ha suspendido, revela el interés de los militares por el control sicológico.

Tras el escándalo de Cambridge Analytica, una empresa acusada de haber utilizado datos de millones de cuentas de Facebook para influir en los votantes en las elecciones presidenciales estadounidenses, así como en el referéndum sobre Brexit, el diario estudiantil en línea “Varsity” ha revelado (1) el programa británico de influencia militar, lo que confirma un fenómeno preocupante: el creciente interés de los Estados burgueses por el uso de las ciencias sociales y la cognición, combinado con herramientas digitales de manipulación sicológica.

La guerra cibernética del futuro podría centrarse menos en piratear las redes eléctricas que en piratear las mentes al crear el entorno en el que tiene lugar el debate político, según Tim Stevens, investigador del Kings College London, especialista en guerra cibernética.

La investigación en ciencias humanas, sobre el funcionamiento del cerebro, para desarrollar herramientas para la manipulación sicológica masiva no es del todo nueva, pero el desarrollo de las redes sociales, la inteligencia artificial y el procesamiento masivo de datos, combinados con la neurociencia, dan a estas herramientas una eficiencia insospechada.

Los laboratorios militares, como el del Ministerio de Defensa británico, le dan prioridad e incluso intentan establecer asociaciones con empresas privadas e institutos públicos de investigación

Un artículo del periódico estudiantil “Varsity” puso a la Universidad de Cambridge en el centro de atención el mes pasado, presentando el programa “Humanities and Social Sciences Research Capacity” (HSSRC), en colaboración con el Ministerio de Defensa, cuyo objetivo era “la manipulación selectiva de la información en los ámbitos físico y virtual para moldear actitudes y creencias en el ámbito cognitivo”.

El “Defence Science and Technology Laboratory” (DSTL) del Ministerio de Defensa de Gran Bretaña ha trabajado durante al menos un año en la Universidad de Cambridge en una instalación llamada “Centre for Future Strategies”. Más de una docena de investigadores han sido seleccionados en campos tan variados como la arquitectura, la siquiatría, la siquiatría, la salud y las ciencias sociales.

El enfoque integral del documento indica como objetivos “la manipulación selectiva de la información y el uso coordinado de toda la gama de capacidades nacionales, incluidas las militares, no militares, declaradas y secretas”.

Tras la revelación del programa HSSRC, un grupo de 41 académicos publicó una carta abierta al decano de la Universidad de Cambridge en la que afirmaban: “No creemos que la función de una universidad pública sea la de implicar al personal en conflictos armados, actuando como proveedor de investigación con un contrato con el Ministerio de Defensa”.

La universidad dijo que había paralizado el programa hace varios meses, pero el daño parece haberse producido, con documentos que declaran explícitamente, por ejemplo, que “el ejército desea desarrollar actividades de información y concienciación, compromiso en defensa y comunicaciones estratégicas” paralelamente a las campañas militares, así como “comunicaciones y mensajes a los públicos británicos de defensa nacional e interna que promuevan la atracción, la salud, el bienestar y la resistencia de nuestros ciudadanos (militares y civiles)”.

¿Cómo definir lo que el ejército británico se comprometió en 2017 en el “Centro de Estrategia Futura” de la Universidad de Cambridge? La expresión más apropiada parece ser “laboratorio de propaganda”, pero de un tipo particular, ya que utiliza las últimas técnicas de influencia en las ciencias cognitivas, y una vez más, en relación con el escándalo de Cambridge Analytica.

Los académicos que firmaron la carta abierta destacan los riesgos particularmente graves, dado el debate público sobre el trabajo de Aleksandr Kogan, un neurocientífico de Cambridge implicado en el escándalo de Cambridge Analytica, que incluye métodos de “manipulación de la información”. Más allá de este ya de por sí dudoso vínculo entre la investigación universitaria y las empresas de influencia electoral, el problema de la manipulación de la opinión pública, tal como lo ha llevado a cabo Cambridge Analytica con la ayuda de Kogan, sigue siendo un tema al que no se le da mucha importancia, especialmente cuando se trata de la administración pública.

Sin embargo, en marzo de 2014 The Guardian reveló un “programa de influencia sobre la mente” desarrollado por el Ministerio de Defensa británico, sin cuestionar posteriormente la legalidad de tales prácticas: “El Ministerio de Defensa está desarrollando actualmente un programa de investigación secreto por valor de varios millones de libras esterlinas sobre el futuro de la guerra cibernética, que incluye la forma en que las tecnologías emergentes, como los medios de comunicación social y las técnicas psicológicas, pueden ser utilizadas por las fuerzas armadas para influir en las creencias de la gente”(2).

Cinco años después, las tecnologías emergentes están maduras y las técnicas psicológicas denunciadas por The Guardian en 2014 han sido probadas a gran escala. Las ciencias cognitivas están en el centro de la actividad de influencia sicológica a través de las tecnologías digitales y están siendo estructuradas e incluso industrializadas, tanto por grupos privados como por instituciones públicas, como el ejército.

Las elecciones kenianas de 2017 fueron un campo de operaciones para estas prácticas.

El programa de influencia del ejército británico revela el deseo de crear nuevas formas de gobierno basadas en técnicas de propaganda silenciosas e insidiosas, calculadas científicamente para orientar a la población. La capacidad de “gobierno algorítmico de la influencia” aparce en la constelación esos nuevos movimientos, calificados de “populistas”, que cada vez tienen más éxito en el mundo. ¿Qué puede suceder cuando se acusa oficialmente a los populistas de ganar elecciones y de gobernar a través de noticias falsas, desinformación y manipulación de la opinión, cuando los Estados están atrapados tratando de hacer lo mismo: manipular la opinión de una manera masiva y científica?

(1) https://information.tv5monde.com/info/manipulations-democratiques-20-revelations-sur-les-profils-d-electeurs-de-l-entreprise-de-steve
(2) Revealed: the MoD’s secret cyberwarfare programme, The Guardian, marzo de 2014, https://www.theguardian.com/uk-news/2014/mar/16/mod-secret-cyberwarfare-programme

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