La Unión Europea subcontrata mercenarios africanos

El Presidente de Ruanda, Paul Kagame, llegó al gobierno con su partido, el FPR, al final del genocidio de los años noventa y creó Crystal Ventures, un holding vinculado al partido que vive de la adjudicación de contratos públicos.

Cuenta con el apoyo financiero de la Unión Europea y está presente en numerosos sectores económicos, como la energía, la construcción y la seguridad. Sus mercenarios también están presentes en varios teatros de operaciones africanos.

El colonialismo se apoyó en los mercenarios y ahora algunos países africanos han aprendido de sus amos. Son alumnos aventajados. Los africanos prefieren a sus propios mercenarios, aunque bajo cuerda no sean otra cosa que delegados de los colonialistas.

Los ruandeses se están consolidando como la policía del continente. Tanto sus mercenarios como sus tropas regulares están en Sudán del Sur, República Centroafricana, Darfur y Mozambique, todavía bajo mandato de la ONU.

Los mercenarios de Crystal Ventures intervinieron en Cabo Delgado, una región del norte de Mozambique. En 2021, un ataque relámpago yihadista asaltó la ciudad de Palma (50.000 habitantes), tomando como rehenes a varios ingenieros que trabajaban en yacimientos de gas y petróleo.

El ejército mozambiqueño logró retomar la ciudad después de largas semanas de combates, pero son los mercenarios ruandeses los que garantizan ahora la seguridad con cerca de 3.000 soldados, financiados con 20 millones de euros de la Unión Europea.

Los yacimientos de petróleo Mozambique se estiman en 12.000 millones de barriles y, además, el país tiene 5.000 millones de metros cúbicos de gas. Es el noveno yacimiento del mundo: el “Qatar de África”. Al Canal de Mozambique lo llaman “el nuevo Mar del Norte”, aunque los colonialistas franceses están presentes gracias a la cercanía de sus territorios de ultramar.

De ahí el interés de la Unión Europea en financiar a las tropas ruandesas para que aseguren los intereses ajenos a cambio de dinero.

En abril Kagame visitó a su homólogo de Benín para vender los servicios de sus tropas en la lucha contra los yihadistas. Si la referencia al islamismo es real, los mercenarios tienen un doble uso: también pueden sofocar cualquier revuelta contra el gobierno de turno. Es fácil llamar “terrorista” a un opositor y colocar la etiqueta “islamista” a las poblaciones que no están de acuerdo con el gobierno central.

Tanto las tropas regulares como los mercenarios ruandeses son los instrumentos con los que Kagame y su partido ayudan a sus aliados y, en consecuencia, aumentan su influencia en África.

Las ambiciones de Ruanda se extienden mucho más allá de la región de los Grandes Lagos. Durante los últimos diez años, 40.000 soldados ruandeses, entrenados por Estados Unidos y Francia, se han desplegado en los teatros de operaciones africanos.

Ruanda es un socio fiable del imperialismo en el corazón de África en el que han delegado el mantenimiento del orden. Es mucho más barato y, además, nadie podrá hablar de neocolonialismo. Permite mantener una influencia subrepticia.

Naturalmente, el apoyo de la Unión Europea pretende ignora el papel de Kagame y su partido durante el genocidio de Ruanda.

—https://fr.aleteia.org/2023/07/13/au-rwanda-les-autres-mercenaires-de-lafrique/

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