La Unión Europea no quiere abandonar el Sahel en un momento crítico

El lunes comenzó en Estrasburgo la sesión plenaria del Parlamento Europeo y los diputados ya han abordado el punto del orden día sobre la situación en el Sahel. Los parlamentarios han reconocido que en diez años la intervención europea no ha producido los resultados invocados.

También abordaron la cuestión de los golpes de Estado y, a este respecto, el bufón de Borrell, se pronunció contra los militares que han tomado el poder en varios países africanos. Dice que no tienen ni los medios ni la intención de luchar contra el terrorismo.

Borrell cuenta las cosas al revés. No dice lo que la Unión Europea se ha llevado de la región sino lo que ha invertido en ella: 600 millones de euros en 10 años. Lamentablemente, añade, no ha sido suficiente para arreglar las cosas.

“En los últimos diez años, hemos gastado 600 millones de euros en misiones civiles y entrenamiento militar en el Sahel. Hemos formado a unos 30.000 miembros de las fuerzas de seguridad en Mali y Níger, y a 18.000 militares. Y ahí lo tienes, esto no ha servido para reforzar las fuerzas armadas que apoyan a los gobiernos democráticos, sino que los derriban”, afirmó el bufón.

En su alegato Borrell indicó que no se deben sobreestimar los sentimientos “antifranceses”, “antieuropeos” y “antioccidentales” durante las manifestaciones registradas en varias capitales de los países del Sahel. Según sus palabras, durante las manifestaciones espontáneas “pagaron a algunas personas para que agitaran mensajes antieuropeos”.

A pesar del desprecio africano, Borrell sugirió que la Unión Europea no debe abandonar el Sahel en momentos tan críticos. Según el bufón, el Sahel es una región estratégica para la seguridad europea y para el control de la migración. Pide apoyo a instituciones subregionales como la Cedeao para llevar la paz a la zona.

La Unión Europea lleva ya una década en esta región estratégica de África con el pretexto del yihadismo, especialmente Francia. Además del aspecto militar, Bruselas ha iniciado proyectos de desarrollo en las regiones más afectadas por el terrorismo.

Ni las armas ni las ONG han avanzado ni un milímetro porque su objetivo nunca fue acabar con los yihadistas sino instalarse permanentemente en el Sahel, entre otras cosas para controlar la emigración hacia Europa.

Hay una amplia variedad de siglas yihadistas en la región: Califato Islámico, EIGS, JNIM, AQIM, Boko Haram… El continuo deterioro de la situación de seguridad ha generado un sentimiento de hartazgo entre las poblaciones locales. La desconfianza no es sólo hacia los yihadistas sino hacia Europa y, especialmente, Francia.

Europa no juega limpio con África. En Estrasburgo los diputados hicieron un balance de la presencia europea en el Sahel y mantuvieron conversaciones sobre las misiones europeas que tuvieron lugar en el Sahel durante esta década.

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