Los imperialistas han abandonado por completo los principios más elementales que rigen las guerras, que no se ganan ni con bombardeos masivos contra la población civil, ni con asesinatos selectivos de los generales adversarios, como ya hemos expuesto en entradas anteriores.
A pesar de ello, los portavoces mediáticos de los imperialistas hacen gala de su obstinación en el error. Por ejemplo, regularmente los medios de comunicación israelíes se preocupan por la suerte de Yahya Sinwar, que sucedió a Ismail Haniyeh al frente de Hamas cuando fue asesinado en julio en Teherán.
Desde el inicio del asalto del ejército israelí a la Franja de Gaza hace un año, el destino de Sinwar es un quebradero de cabeza para los periodistas israelíes, lo más parecido a Radio Macuto. Las especulaciones lo tenían muerto porque hacía mucho tiempo que no mantenía contacto con los canales oficiales de Hamas.
Haciendo gala de prepotencia, la prensa israelí dice que en numerosas ocasiones las tropas israelíes se han acercado al refugio de Sinwar durante las operaciones que han llevado a cabo en Gaza.
A veces se pasan de rosca y aseguran que se ha rodeado de rehenes, o que logró salir de la Franja de Gaza escondido en un convoy de ayuda humanitaria.
El lunes citaban varias fuentes, entre ellas Al Arabiya y el Daily Mail, para asegurar que el dirigente palestino está vivo e incluso que había “restablecido contacto con los mediadores qataríes”.
Inmediatamente después, la información fue desacreditada por el Jerusalem Post transmitiendo una declaración de un “alto diplomático qatarí”.
“Las informaciones sobre contactos directos [con mediadores qataríes] son falsas y todos los esfuerzos de negociación se realizan a través de Jalil Al Hayah, una destacada figura política de Hamás”, respondió el periódico israelí.
El diplomático aclaró que los esfuerzos de mediación se estaban llevando a cabo exclusivamente a través de representantes de la oficina política de Hamas en Doha.
Independientemente del crédito que se dé a estos mensajes, el periódico israelí afirma que no hay señales de que Sinwar se hubiera rendido o, por utilizar sus propias palabras, “no había suavizado su postura sobre los términos de las negociaciones entre Hamas e Israel”.
La Doctrina Dahyé vuelve a Líbano
Tras del humo de las explosiones en Gaza y en ciertos barrios del sur de Beirut se esconde la misma estrategia militar que siguió Israel durante la guerra de 2006 en Líbano, que entonces se bautizó como “Doctrina Dahyé” para definir la forma en que los sionistas responden a sus adversarios en cualquier lugar del mundo.
El ejército israelí no sólo ataca a los combatientes de Hamas o Hezbollah, sino también las infraestructuras, las casas, las carreteras y, en definitiva todo lo que hace posible la vida normal en una población determinada: los barrios de Beirut, el sur de Libano, en valle la la Bekaa, o incluso en las afueras de Kesrouan y Jbeil, al norte de la capital libanesa.
En Líbano el objetivo es socavar el apoyo popular que tiene Hezbollah en los barrios populares, haciendo que el coste de la guerra sea insoportable para los civiles, con la esperanza de que se alejen de la resistencia organizada.
La Doctrina Dahyé nació de la convicción de que ya no se trata sólo de ganar batallas, sino de hacer la guerra tan dolorosa para el adversario que le obligue a renunciar para siempre a iniciarla.
La guerra de 2006 en Líbano marcó un punto de inflexión porque, por primera vez, Israel no se limitó a neutralizar objetivos militares. Intentó enviar un mensaje más amplio y aterrador.
En 2008 el general israelí Gadi Eisenkot explicó la doctrina sin ambigüedades en una entrevista con la agencia Reuters: “Lo que le pasó a Dahyé en 2006 le sucederá a todas las aldeas que sirven de base para atacar a Israel. Usaremos la fuerza de manera desproporcionada y causaremos grandes daños. Desde nuestro punto de vista, no se trata de aldeas civiles, sino de bases militares”.
“Esto no es una recomendación, sino un plan, y ha sido aprobado”, continuó el general israelí. “Atacar a la población es la única manera de contener a Nasrallah”.
Israel intensificó sus ataques contra Líbano a partir del 27 de septiembre, con violentas incursiones aéreas que destruyeron al menos seis edificios en Haret Hreik para asesinar a Nasrallah. Los ataques presentaron un paisaje dantesco a cientos de miles de libaneses.
El ministro de Salud saliente, Firas Abiad, anunció que algunos de los edificios atacados estaban “llenos de residentes civiles”.
Es obvio que la Doctrina Dahyé fracasó en 2006: Hezbollah no se ha sometido al chantaje del terror, sino todo lo contrario. Amplios sectores de la población libanesa siguen apoyando a la organización con más rabia, si cabe.