Mientras África pierde miles de millones de dólares cada año por corrupción, Occidente recupera el dinero robado a través de lagunas legales y paraísos fiscales. Una investigación de Transparencia Internacional revela que esos fondos se blanquean con impunidad en las principales capitales occidentales.
Miles de millones de dólares procedentes de la corrupción en África desaparecen cada año en Occidente, ocultos en bienes raíces, empresas fantasma y cuentas en paraísos fiscales. Al menos 3.700 millones de dólares en fondos relacionados con la corrupción se transfirieron de África a jurisdicciones ricas a finales del año pasado.
Estas revelaciones se basan en documentos judiciales, información filtrada y otras fuentes públicas. La investigación identificó 375 activos repartidos en 74 jurisdicciones. Estos activos incluyen empresas registradas en las Islas Vírgenes Británicas, Panamá y Seychelles; bienes raíces en Francia, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos; y cuentas bancarias, principalmente ubicadas en Hong Kong, Suiza, Reino Unido, Emiratos y Estados Unidos.
Según Transparencia Internacional, el 85 por cien de los casos estudiados involucran empresas y fideicomisos, utilizados como instrumentos opacos para enmascarar a los verdaderos propietarios mediante complejas estructuras transfronterizas. Sin embargo, los inmuebles son la principal herramienta de blanqueo.
Francia, Reino Unido y Estados Unidos se perfilan como los destinos predilectos de los circuitos de dinero sucio. En Francia, por ejemplo, las empresas extranjeras pueden comprar inmuebles sin revelar la verdadera identidad del propietario, una laguna que la Sexta Directiva Europea contra el Blanqueo de Capitales intenta abordar.
En Estados Unidos los intermediarios no financieros que operan en el sector inmobiliario no están obligados a realizar verificaciones de antecedentes de sus clientes, ni a informar sobre transacciones sospechosas.
En Reino Unido, a pesar de las recientes reformas, sigue siendo posible ocultar la propiedad a través de empresas “offshore” (*) pertenecientes a fideicomisos.
Los beneficiarios de estos activos provienen de varios países africanos: Angola, Congo-Brazzaville, Egipto, Gabón, Guinea, Kenia, Libia, Marruecos y Nigeria. En muchos casos, los bienes inmuebles se adquirieron con fondos depositados en bancos locales, pero también directamente del país de origen, o incluso en efectivo. Un caso flagrante citado en la investigación menciona a un político gabonés que pagó un millón de dólares en efectivo por tres propiedades.
“Los principales centros financieros mundiales, las jurisdicciones secretas y los sistemas regulatorios deficientes permiten que los actores corruptos oculten y aumenten su riqueza en el extranjero, en detrimento de las poblaciones africanas”, afirma Transparencia Internacional.
En 2015 un informe del Panel de Alto Nivel sobre Flujos Financieros Ilícitos, presidido por el antiguo presidente sudafricano Thabo Mbeki, estimó que África perdía 50.000 millones de dólares anuales en salidas ilícitas. En los treinta años anteriores, el total había superado el billón de dólares.
Hoy las cifras son aún más alarmantes. Según la Red de Justicia Fiscal de África, las pérdidas anuales se acercan a los 90.000 millones de dólares, causadas por prácticas comerciales fraudulentas de multinacionales, abuso fiscal, blanqueo de capitales, tráfico ilícito y corrupción.
Mientras las oligarquías africanas transfieren ilegalmente estos fondos, los países occidentales se benefician de este capital robado ignorando su origen. Esta realidad demuestra una vez más que Occidente continúa enriqueciéndose a costa de África, no mediante conquistas militares, sino a través de canales financieros opacos.
(*) Las empresas “offshore” son fraudes legalizados. Se crean en un país diferente al de su país de origen, con el fin de aprovechar los bajos impuestos o regulaciones permisiva.
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