La represión falangista de la posguerra en la provincia de Valladolid

El próximo domingo día 3 de junio, a las 12 horas, en la sala principal del Teatro Zorrilla, en el marco de la Feria del Libro de Valladolid, la investigadora Orosia Castán presenta el libro “Laguna de Duero: La verdad oculta”, primer paso del proyecto Represión franquista en la provincia de Valladolid, que recoge en detalle los hechos sucedidos en diversas localidades vallisoletanas como consecuencia de la sublevación franquista de julio de 1936, la forma en que se produjo el golpe armado contra la República, quiénes fueron los responsables y qué pasó con las víctimas. Editado por Último Cero, este trabajo inicia un recorrido por lo sucedido gracias a los documentos y las informaciones recogidas a lo largo de años, de forma que cualquiera pueda asomarse a una parte de la historia que está muy cercana en el tiempo y sin embargo es desconocida para casi todos.

¿Qué es Laguna de Duero: la verdad oculta?

Este libro es un estudio en detalle de los hechos que ocurrieron en la localidad vallisoletana de Laguna de Duero desde la proclamación de la II República, en abril de 1931 hasta la finalización de la Guerra de España. Esta etapa de nuestra historia, como todos sabemos, ha permanecido oculta premeditadamente y su lugar ha sido ocupado por una serie de historietas sin pies ni cabeza, ensambladas de tal forma que la historia ha quedado oculta y tergiversada durante años y años. Este trabajo recoge el final de la monarquía, la proclamación de la República, con sus consistorios, sus personajes, los problemas con que se encontró, y después los incidentes en las calles, los ataques, las desilusiones, y sobre todo la conspiración derechista y sus continuas provocaciones, hasta el baño de sangre final.

¿Un libro más sobre Memoria Histórica?

En realidad pretendo que sea la primera pieza de un proyecto que llevo años preparando: recuperar este período de la historia en la mayor cantidad posible de localidades vallisoletanas que sea posible, situando los hechos en su contexto y demostrando los datos que se ofrecen. Es un proyecto ambicioso y que de hecho va a ser imposible completar en todos los pueblos de la provincia, pero vamos a llegar hasta donde podamos. Para eso cuento con años de trabajo de campo, de recogida de testimonios y de documentación familiar, y todo ello contrastado con la documentación oficial, la que está guardada en los archivos municipales, provinciales y militares. El esfuerzo mayor ha consistido precisamente en esta labor de comparar aquello que las familias y los testigos relatan con los documentos acerca de detenciones, traslados, juicios, fusilamientos, desapariciones y notificaciones de todo tipo. La burocracia franquista emitió una enorme cantidad de documentación que ha permanecido durante demasiados años oculta, extraviada, desclasificada y negada. Esta situación comienza a aclararse con mucho esfuerzo y es el momento de cotejarla con las informaciones familiares para conseguir una visión verídica de lo ocurrido.

¿Por qué empezar por Laguna de Duero? ¿Fue allí especialmente dura la represión franquista?

No, no ha sido ése el criterio. La represión fue tremenda en la mayor parte de las localidades vallisoletanas y son excepcionales aquellas en las que no se produjeron crímenes y otros atropellos. En Laguna de Duero, que no alcanzaba los 2.000 habitantes en julio del 36, hubo más de cincuenta personas asesinadas y un centenar de encarcelados con condenas de 30 años; pero lo mismo ocurrió en Medina de Rioseco, Nava del rey, Cigales, Tudela… En fin, en la mayor parte de nuestros pueblos.

Pero esta etapa de nuestra historia, posiblemente la más cruda de todos los tiempos, no existe ni en los relatos del pueblo ni en la historiografía oficial. Simplemente no existe, y cuando se insiste un poco, nos encontramos con explicaciones ridículas: más de medio centenar de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones han sido asesinadas en un pueblo, y la interpretación oficial insiste en que la causa ha sido la envidia, los celos, las deudas, la maldad intrínseca al ser humano… Bien, pero luego también nos encontramos con que esas personas fueron asesinadas por un grupo pequeño de jóvenes de la localidad, perfectamente conocidos por todos; que estaban armados, a pesar del control exhaustivo de las autoridades del momento, y que nunca, en ningún caso, se formularon denuncias, ni se produjo la detención de un solo asesino, ni se investigó jamás ninguno de los asesinatos. Y si eso unimos que TODAS las víctimas defendían la legalidad republicana y que los asesinos e inductores eran falangistas o pertenecían a partidos de derechas, queda claro para todos que las causas fueron ideológicas.

Esto fue lo que nos hemos encontrado en Laguna y curiosamente es lo mismo que ha ocurrido en las demás localidades estudiadas.

Dicho esto, y como por alguna parte había que comenzar, la ocasión se ha presentado en Laguna de Duero a raíz del Homenaje a las Víctimas de la Represión Franquista realizado en julio de 2017. Allí se comprobó la necesidad de dejar por escrito las investigaciones, las conclusiones y los documentos recopilados a lo largo de años… en el Homenaje me decían continuamente: “Hay que escribir esto, las palabras se las lleva el viento…”

¿A qué dificultades ha tenido que enfrentarse a la hora de recopilar la valiosa información que contiene este libro?

En general existe bastante incomprensión hacia esta labor, y esto se traduce en poca colaboración. Antaño lo que había era crudamente miedo. En las familias de las víctimas había terror y un conglomerado de sentimiento encontrados: frustración, culpabilidad, negación, ira… y con esta carga tuvieron que vivir las familias. Además, en los pueblos existía (y todavía puede apreciarse) la situación tensa que se deriva de la convivencia forzosa que han mantenido las familias de las víctimas con los responsables y los asesinos, que siempre han hecho gala de su impunidad; y esa situación de vulnerabilidad de las víctimas y sus familias son una dificultad que a veces se manifiesta mediante la ocultación y la negación. Hay también desinterés por parte de muchas personas que piensan, quizá influidos por los mensajes machacones de la derecha, que estas cosas no importan, que son pasado y que hablar de ello es “revolver” o “abrir heridas”. Yo pienso que existen muchos intereses que trabajan para que la historia no se conozca, quizá porque quienes los mantienen tengan algo que perder o de lo que avergonzarse, y que luchan desde sus posiciones por obstaculizar que la historia salga a la luz.

Sin embargo, hay que resaltar la colaboración incondicional de la alcaldía de Laguna, cuyo representante Román de Castro nos acompañó y estuvo siempre pendiente de nuestra labor; y lo mismo puedo decir de los grupos políticos Laguna Sí se Puede; socialistas e independientes, todos ayudaron a materializar el Homenaje que dio pie al presente libro.

Y ya en Valladolid, el trabajo en el Archivo de la Real Chancillería ha sido fácil y rápido, y no puedo por menos que agradecer a los técnicos su actitud colaborativa que tanto me ha ayudado.

Las dificultades mayores vienen de los archivos lejanos, los militares, que custodian los Consejos de Guerra seguidos a los vallisoletanos. Estos documentos están en Coruña, y muy a menudo no nos los han remitido, y a veces ni siquiera nos han contestado.

Estos documentos tendrían que estar en nuestra comunidad, en un archivo propio y abierto a las consultas de los investigadores, y sobre todo, como bien puede entenderse, accesible a los familiares, que tienen todo el derecho del mundo a conocer documentos que les atañen de forma tan directa.

¿Cuáles serán los siguientes pueblos?

El siguiente es Tudela de Duero, donde muchas personas esperan ver por escrito todo aquello que pudieron conocer en el transcurso del Homenaje realizado allí en el año 2012, tras un trabajo de investigación que ha llevado más de dos años. El trabajo está ya realizado y en fase de redacción. A continuación saldrán una serie de localidades significativas que ya están seleccionadas y en fase de ordenación de materiales. Lo mejor de todo es que estos trabajos van a realizarse en colaboración con profesores, investigadores e historiadores de los propios pueblos, y esta colaboración es algo que me motiva muchísimo y a la vez incentiva y asegura su publicación.

¿Verdad, Justicia, Reparación? ¿Qué incomoda más al poder?

El poder ha luchado mucho para que la Verdad no sea conocida jamás. Se obstaculiza la labor de los investigadores; se niega el acceso a la documentación o simplemente se obvian las peticiones de juicios, etc.; se ha mandado a la población el mensaje de que estos hechos son baladíes, no tienen importancia, o que incluso no existen, y se dan alertas continuas acerca de las malas intenciones que tenemos quienes intentamos investigar. Cuando el poder no puede contener a los investigadores y la verdad comienza a aflorar, no tiene reparos en dictar decretos que limitan el derecho a saber, aplica estrategias disuasorias, etc. La cuestión es que tras la Verdad viene la Justicia. Cuando se acepte que fueron miles las personas asesinadas en nuestros pueblos porque eran demócratas, porque eran republicanos, porque eran libertarios, sindicalistas, agnósticos o mujeres libres, caerá por su propio peso que la Justicia tiene una deuda pendiente. Los crímenes cometidos tuvieron como causa una sublevación armada contra el poder legal, la República; y esas víctimas murieron o padecieron condenas, torturas, robos y exilio por sus ideas, por lo que nos encontramos con un crimen de lesa humanidad, y consecuentemente, imprescriptible.

La posibilidad de que los descendientes de las víctimas puedan reclamar justicia saca de quicio al poder, y es algo que se entiende muy bien. La mera idea de que se conozca lo que pasó, los crímenes y atropellos de todo tipo cometidos, de los que muchos han obtenido réditos, hace que muchos apellidos, muchas familias poderosas se sientan amenazadas, porque conocen el origen de sus fortunas. El aspecto económico es algo a tener en cuenta, ya que la reparación material, la restitución de bienes, de cargos, de empleos, etc., se pondrá sobre la mesa, como ha ocurrido con los bienes de los judíos asesinados por los nazis.

La reparación es posible. Pasa por la condena del franquismo por parte del poder y sus instituciones; por la anulación de los juicios franquistas; por una ley que contemple toda la casuística: los asesinatos; el robo de bienes; la desaparición de niños; los expolios; las depuraciones que despojaron a los funcionarios de sus legítimos puestos en las administraciones; el reconocimiento de exiliados, los derechos de los niños de la guerra; la investigación, localización y exhumación en condiciones de garantía legal de las fosas comunes; de los lugares de Memoria… Esta es la reparación, y lo que se pide no es que incomode al poder, es que lo cuestiona directamente al interpelarle sobre el origen de nuestro actual sistema.

Miles de represaliados en las cunetas. ¿Por qué no escandaliza esto en Europa?

Escandaliza en Europa y en todo el mundo en todas aquellas instancias en las que se tienen en cuenta los Derechos Humanos. En ese sentido, han sido muchas las interpelaciones que se han hecho al estado español desde Europa; pero los acuerdos en esta materia no son de obligado cumplimiento, así que el estado español ignora la interpelación y no pasa nada.

Por otra parte, no es de extrañar que los países europeos piensen en el fondo que esto es una cuestión nacional y que ha de resolverse a nivel nacional. Y a mí, la verdad, no me extraña, teniendo en cuenta la falta de empatía que los países europeos han mostrado, ha nivel institucional, con el sufrimiento del pueblo español a manos del franquismo, y eso desde el mismo momento de la sublevación, la guerra, los bombardeos nazis sobre población civil, las declaraciones de “neutralidad”, etc.

¿Es posible la Justicia 80 años después? ¿Cuánto costaría la reparación?

La Justicia siempre es posible. Quizá no completamente; quizá no para todas las víctimas ni para todos los casos. Han pasado más de 80 años. Las víctimas continúan en las cunetas; a veces son exhumadas en condiciones de neutralidad, es decir, que no se explican a la ciudadanía las causas de su asesinato, ni se respetan sus derechos (que los tienen), ni se ha dado jamás satisfacción a sus familias, que siguen habitando en localidades que a veces honran a los asesinos poniendo sus nombres en las calles.

Pero hay muchas formas de hacer justicia: condenar el franquismo desde las instituciones; eliminar todo símbolo franquista y los honores otorgados a los golpistas; recuperar la historia y explicarla a las generaciones actuales; abrir de par en par los archivos, devolviendo los documentos a sus auténticos dueños, los ciudadanos; localizar, señalizar y proteger los lugares de memoria, incluyendo fosas comunes en cementerios; restituir los bienes robados; asumir la investigación de los hechos y la exhumación de fosas comunes en descampado, proporcionar todas las herramientas necesarias para identificar y entregar los restos de las víctimas a los familiares… Sí, todavía es posible la Justicia y también la Reparación; y aunque no sean completas, no hay que renunciar a ellas.

Cada día quedan menos de los que padecieron la represión. ¿Han plantado simiente para que sus herederos continúen la lucha o pesará más la propaganda del olvido?

Cuando en una comunidad, sea un pueblo o sea una familia, se sufre un atropello tan impactante como estos de los que estamos hablando, las consecuencias se transmiten a las generaciones posteriores. Y no se trata de sentimientos de venganza o de revanchismo, como temen los detractores de la Memoria, no; se trata de la necesidad de conocer lo que ocurrió en la familia o en el pueblo; de las causas; de la autoría… porque las consecuencias las sufrimos todos. En un pueblo como Laguna de Duero, el asesinato de cincuenta vecinos, de mujeres, de ancianos, de adolescentes, tuvo que suponer un trauma colectivo de dimensiones incalculables para toda la comunidad, para las familias de las víctimas, pero también para los ejecutores, para los responsables, que aunque se hayan beneficiado de la categoría de héroes con que el franquismo les premió por hacer el trabajo sucio, han sido y son perfectamente conscientes de su cualidad de asesinos, y han vivido siempre entre el temor y la necesidad de olvido de lo que hicieron.

No hay olvido, por tanto, en ninguna de las dos partes. El silencio se puede decretar, pero nadie puede obligarnos a olvidar. Y los hechos lo demuestran: la Memoria surge y vuelve a resurgir, y la demanda de información, la necesidad de conocer la Verdad y la exigencia de Justicia no tienen fin. Y quiero dejar constancia de que no sólo las familias de las víctimas trabajan en este sentido. También muchas personas pertenecientes a familias de golpistas, de asesinos y de inductores de la sublevación trabajan sinceramente a nuestro lado para lograr estas reivindicaciones, y es que aquí los únicos herederos son los herederos ideológicos, los que conociendo lo que ocurrió siguen defendiendo el golpe, el franquismo y los crímenes cometidos.

¿Qué opinión le merece el nuevo Decreto sobre Memoria Histórica de la Junta de Castilla y León?

Creo, simplemente, que es una operación de limpieza de imagen más, un lavado de cara. No es la solución que venimos pidiendo las organizaciones memorialistas desde hace años y años. El Decreto debería ser una Ley Autonómica que de una buena vez viniese a solventar los problemas que afectan a la memoria histórica, y que no son únicamente las fosas. Las fosas hay que localizarlas; hay que convocar a las familias, con las que los poderes políticos no suelen contar; es necesario cumplir escrupulosamente con los protocolos existentes en orden a garantizar la conservación de los restos de cara a su identificación y entrega a las familias, y además, es fundamental contextualizar la fosa, explicar la causa de los crímenes, situarlos en tiempo, y darles la categoría de crimen político porque es lo que son.

El Decreto se olvida de todo esto. No puede plantear la ilegalización de los procesos sumarísimos, por ejemplo, o el tema de los archivos, su normativa o su localización, porque no tenemos las competencias necesarias. Para eso están las leyes, y lo que muchos pedimos es la redacción de una Ley Autonómica que afronte, estudie y solvente todos estos aspectos. No avanzaremos mucho si nos circunscribimos a exhumar todo lo enterrado, a veces para volverlo a enterrar sin que ni los familiares lleguen a enterarse. No, el tema va mucho más allá, y el Decreto es pan para hoy y hambre para mañana.

Por todo esto, muchas organizaciones memorialistas, y entre ellas los dos a las que yo pertenezco, Verdad y Justicia, en el ámbito de Valladolid y Foro por la Memoria de Castilla y León en el autonómico, participamos en el debate de la propuesta que en su día nos hizo la Junta y aportamos muchas alegaciones referentes a los aspectos que se han dicho; pero no se tuvieron en cuenta, o fueron insuficientes, por lo que hemos optado por continuar nuestro trabajo como hasta ahora. En este caso, es el camino de la investigación, de la divulgación y de la reivindicación, y el medio es un libro: este que hoy se presenta.

Tanto mis compañeros como yo continuaremos trabajando en este sentido, siempre al lado de las víctimas y siempre exigiendo, reivindicando y denunciando aquellos aspectos que lo necesiten. Por fin, aquí presentamos esta primera pieza, que ha sido apoyada y refrendada por las familias, por varias organizaciones políticas, sindicales y memorialistas y también por historiadores de la talla de Francisco Espinosa, Mirta Núñez Díaz-Balart o Luis Castro, autoridades en este campo y a los que agradecemos su colaboración y sus orientaciones.

http://ultimocero.com/destacada/2018/05/27/orosia-castan-la-mera-idea-se-conozca-lo-paso-muchas-familias-poderosas-se-sientan-amenazadas/

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