La policía británica aplicará la legislación antiterrorista a los apestados por coronavirus para archivar sus huellas dactilares y su ADN.
El jueves pasado se aprobó una nueva ley en Gran Bretaña (*) que permite a la policía conservar las huellas dactilares y los perfiles de ADN de las personas que han dado positivo en las pruebas de coronavirus a partir del 1 de octubre.
La nueva ley lleva el título de “Retención de huellas dactilares y perfiles de ADN en interés de la seguridad nacional”.
La ley establece que el coronavirus tiene, “o es probable que tenga”, un efecto adverso en la capacidad de las personas responsables de tomar decisiones en materia de seguridad nacional y que la conservación de las huellas dactilares o los perfiles de ADN redunda en interés de dicha seguridad.
La legislación entrará en vigor el 1 de octubre de este y se espera que expire el 24 de marzo del año que viene, aunque es muy probable que sea prorrogada indefinidamente, hasta hacerse permanente, como suele ocurrir en este tipo de normas.
Algunas de las disposiciones de control se incluyen bajo el cajón de sastre del “terrorismo”, que también sirve igual para un roto que para un descosido.
Si el “terrorismo” no tiene nada que ver, la pandemia tampoco. Es la ruta hacia un estado de control y vigilancia totales. En 2008 la policía fue equipada con un nuevo dispositivo que le permite tomar huellas dactilares de las personas en la calle.
Entonces prometieron lo mismo que ahora: no van a almacenar las huellas dactilares.
Entre 2012 y 2013 las escuelas británicas recogieron las huellas dactilares de más de 800.000 alumnos, la mayor parte de las veces sin el consentimiento de sus padres.
Para los que no se quieren enterar de nada: los sensores de huellas dactilares fueron fabricados para la policía británica por científicos de la Universidad de Sheffield y son capaces de identificar cualquier objeto o sustancia que la persona haya tocado o con la que estado en contacto.
(*) https://www.legislation.gov.uk/uksi/2020/973/made