“Hay quién canta ‘del pasado, hagamos borrón y cuenta nueva’,
pero, ¿nosotros debemos hacer un borrón y cuenta nueva del pasado?”
(Jean Chesneaux. Du passé faisons table rase?)
El proyecto eugenésico puesto en práctica en el año 2020 ha eliminado a una parte de los “no rentables” (ancianos, enfermos, pobres), llevando a una situación límite de supervivencia a millones de excluidos (trabajadores informales, campesinos pobres, inmigrantes…) y empobrecido y proletarizado a otro tanto de autónomos y pequeños comerciantes. Pero también este año 2020 se ha caracterizado por la muerte definitiva del ya olvidado nuevo orden mundial de la información y la comunicación (Nomic), proyecto impulsado por Amadou-Mahtar M’Bow director general de Unesco entre 1974-1987.
Además de su programa medioambiental “El Hombre y la Biosfera” M’Bow propició un debate mundial acerca del papel de los medios, el control industrial de sus contenidos en un intento de eliminar la concentración en pocas manos de la elaboración de noticias de alcance mundial, los nuevos usos tecnológicos y la erosión de la diversidad cultural e informativa.
Amadou-Mahtar M’Bow fue el primer africano negro y de origen campesino humilde en dirigir una organización de las Naciones Unidas por dos mandatos consecutivos y tuvo el respaldo unánime de los países del llamado Tercer mundo, de los no alineados y del bloque socialista así como el desdén de algunos países occidentales y la crítica de éstos a la propuesta del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación por cuanto dicha propuesta proponía unas limitaciones a los periodistas occidentales y la exigencia a sus medios de comunicación de publicar las refutaciones de las historias que consideraran injustas los gobiernos del Tercer Mundo.
Los gobiernos occidentales y postcoloniales junto a la mayoría de los representantes de las grandes cadenas de comunicación de todo el mundo se opusieron a estas propuestas ya que decían equivaldría a legitimar la “censura” y limitar la llamada “libertad de prensa”. Libertad de prensa occidental y corporativa, claro. Hoy podemos comprobar con estupor la eliminación total de dicha libertad de prensa a raíz de la campaña pro pandémica y una censura anteriormente inimaginable en los grandes medios de comunicación ya sean públicos o privados, escritos, audibles o visuales sobre cualquier contenido mínimamente discrepante con el discurso del conglomerado químico-farmacéutico-militar. Paralelamente las “redes” ya sea youtube, twitter, facebook, google… eliminan miles de videos y cuentas personales y los robots buscadores eliminan o impiden el acceso a páginas web discrepantes.
No es algo nuevo el matrimonio esperpéntico “libertad de prensa-censura” pero no con la intensidad a que está sometido actualmente. Aunque en España, los que mantenemos viva la memoria de la resistencia a la dictadura franquista sabemos muy bien el papel de los medios de comunicación de aquel entonces, no muy distintos de los actuales, pero también sabemos cómo mediante periódicos clandestinos, octavillas, métodos de impresión a base de multicopistas, o las denominadas “vietnamitas”, o los escritos en las paredes como en la canción de Gian Franco Pagliaro “Yo te nombro” con los que se intentaba hacer llegar a una parte de la población otras voces que escapaban a la rígida censura. Hoy también podemos disponer de nuevas herramientas, limitadas como antaño, pero utilizando las nuevas tecnologías y creando con ellas una nueva resistencia.
Un breve repaso al Nomic
En 1976, Amadou-Mahtar M’Bow, en la Asamblea general de UNESCO plateó el debate sobre el nuevo orden mundial de la información y la comunicación NOMIC (NWICO), y propuso la creación de una Comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación. Comisión de la cual formaban parte Elie Abel de Estados Unidos; Hubert Beuve-Mery de Francia; Elebe Ma Ekenzo, de Zaire; Gabriel García Márquez, de Colombia; Sergei Losev, de la URSS; Moclitar Lubis, de Indonesia; Mustaplia Masmoudi, de Túnez, presidente del Consejo Intergubernamental de Coordinación e Información de los Países no Alineados; Michio Nagaí, de Japón; Fred Isaac Akporuare, de Nigeria; Bogdan OsoInik, de Yugoslavia; Gamal el Oteifi, de Egipto; Johannes Pieter Pronk, de Holanda; Juan Somavia, de Chile; Boobli George Verghese, de la India; Betty Zimmermann, de Canadá, y como coordinador de dicha Comisión el que fue Premio Nobel y Premio Lenin de la Paz, el irlandés Sean MacBride.
Los trabajos de dicha Comisión concluyeron en 1980 y fueron aprobados en la conferencia de Belgrado en octubre de 1980 y sus análisis y conclusiones se publicaron con el título de “Informe MacBride: Many Voices, One World” (Un sólo mundo, voces múltiples). En la presentación de dicha publicación, Amadou-Mahtar M’Bow realizaba las siguientes consideraciones: “Estas son sólo algunas de las perspectivas ofrecidas por una época que es igualmente capaz de producir lo mejor para el futuro, o lo peor. Tales perspectivas (de lo mejor para el futuro) se realizarán solo si se resiste la tentación de poner los medios informativos al servicio de estrechos intereses sectarios y convertirlos en nuevo instrumento de poder, justificando los ataques a la dignidad humana y agravando las desigualdades que ya existen entre las naciones y dentro de cada una de las propias naciones. Solo se realizarán si se hace todo lo posible por impedir que las tendencias hacia una concentración de los medios reduzcan progresivamente el alcance de la comunicación interpersonal y en última instancia destruyan la pluralidad de los canales, tradicionales o modernos, mediante los cuales pueden ejercer los individuos su derecho a la libertad de expresión… En las sociedades adelantadas, la circulación vertical produce un volumen considerable de información. Pero esta información suele ofrecerse sin discernimiento, sólo va dirigida a un público preciso y definido y no ha sido concebida en función de exigencias y necesidades humanas. Por ello, se ha hablado de una carga excesiva de información, que puede convertirse en fuente de confusiones mentales, alineación, repliegue en uno mismo y pasividad… la industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloban todos los aspectos de la producción y la distribución, están situadas en los principales países desarrollados y sus actividades son transnacionales. La concentración y la transnacionalización son consecuencias de la interdependencia de las diferentes tecnologías y de diversos medios de comunicación, del costo elevado de la labor de investigación y desarrollo y de la aptitud de las firmas más poderosas cuando se trata de introducirse en cualquier mercado. Estas tendencias existen en muchas industrias, pero la comunicación constituye un sector especial. Los medios de comunicación transnacionales ejercen una influencia capital sobre las ideas y las opiniones, sobre la evolución, para bien o para mal, de todas las sociedades”.
En el Informe MacBride se planteaban ciertas medidas para la «democratización de la comunicación» que eran incompatibles con los intereses de las grandes potencias tal como lo expresaba William Harley, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos que justificaba la ruptura de las relaciones con la UNESCO y la sucesiva retirada de fondos, debido a la mayoría de países tercermundistas en dicha organización y la supuesta influencia comunista sobre ellos. Ruptura que se materializó con el abandono en 1984 y 1985 de Estados Unidos, del Reino Unido y Singapur. Este hecho hizo que el presupuesto de Unesco cayera durante unos años ya que las aportaciones de los diferentes países es proporcional a su PIB.
Las presiones de los países imperialistas fueron una constante para la desacreditación de M’Bow cuyo desenlace se produjo en 1987 durante el proceso electoral para la dirección de la Unicef. Según noticia aparecida en el periódico El País de fecha 8 de Octubre de 1987 “El actual director general de la Unesco, Amadou Mahtar M’Bow, obtuvo 18 de los 50 votos del Consejo Ejecutivo, en la primera vuelta en las elecciones para reemplazarle celebradas ayer por la noche, después de dos días de interminable debate sobre cuestiones de procedimiento. El paquistaní Yaqub Jan, apoyado por los principales países occidentales, obtuvo 16 votos; el candidato del bloque socialista, Todorov, obtuvo seis, y el español Federico Mayor, otros seis” (1).
Raúl Morodo escribía en El País en fecha 9 de octubre: “A partir del Informe McBride, polémico documento, y el intento de crear utópicamente un nuevo orden mundial de la comunicación (Nomic) hay una guerra declarada por parte de los grandes medios internacionales” (2).
Pero el día 16 de octubre aparecía en el País la noticia siguiente: “El Gobierno de la República Federal de Alemania se retirará de la Unesco si es reelegido el actual director general de la organización, el senegalés Amadou Mahtar M’Bow, según advirtió ayer el secretario de Estado de la cancillería federal, Lutz Stavenhagen” (3).
Y al día siguiente, el mismo día del asesinato de Thomas Sankara Presidente de Burquina Faso, la noticia era la siguiente: “El senegalés Amadou Mahtar M’Bow anunciará hoy que retira su candidatura a la dirección general de la Unesco, según informaron fuentes de la delegación soviética. La URSS abre así la vía al español Federico Mayor Zaragoza, quien esta misma tarde será propuesto para el cargo. Suiza y Japón amenazaron ayer con retirarse de la Unesco si salía reelegido M’Bow -polémico director general durante los últimos 13 años- sumándose así a la postura expresada el jueves por la RFA. Francia volvió a afirmar que apoyaba a M’Bow. Los africanos criticaron a los latinoamericanos por apoyar al científico y político español” (4).
La Unesco aparcó Nomic con la llegada a la dirección general de Federico Mayor Zaragoza en 1987, pasando a apoyar las propuestas de los centros de decisión imperialistas. Vale la pena realizar un recordatorio del entramado que llevó a Mayor Zaragoza a la dirección de la Unesco.
Antes de dar cuatro pinceladas al sucesor en la dirección de la Unesco, no podemos dejar de lado una observación en torno al papel de la URSS en el derrocamiento de M’Bow. Fue una de las primeras acciones a nivel internacional en aplicación de lo que se denominó “Nueva mentalidad en las relaciones internacionales” que junto a la Perestroika y Glasnost formaban parte de la trilogía que debía condenar a muerte la perspectiva del socialismo, trilogía derivada de los acuerdos del XXVII Congreso del PCUS realizado del 25 de febrero al 6 de marzo de 1986. Dicha “Nueva mentalidad” renunciaba definitivamente a reconocer y aceptar definitivamente la lucha de clases a nivel internacional y en consecuencia su alineamiento con las propuestas de los capitalismos de los países altamente industrializados y su alejamiento tanto de los Países no Alineados así como del resto del llamado tercer mundo.
¿Quién era Federico Mayor Zaragoza? Unas pocas líneas del profesor de historia Juan Mainer pueden ilustrar al personaje: “Con sólo 34 años llegó a ser el Rector más joven de la España franquista, en junio de 1968: un mes y año, por cierto, realmente evocadores. Un sencillo ejercicio de memoria permite recordar que, apenas un mes antes, García Calvo, López Aranguren y Tierno Galván habían sido expulsados de sus cátedras. Así pues, los mismos días en que la política del régimen pugnaba por reorganizar el control, acentuar la represión y purgar al Alma Mater de elementos nocivos para la buena salud de la juventud española, el joven Mayor Zaragoza era nombrado rector de una de las universidades más importantes de España. Federico Mayor Zaragoza compatibilizó en 1971 el cargo de rector de la Universidad de Granada con el de vicepresidente del CSIC a las órdenes de Villar, y, después, el de presidente en funciones entre 1972 y 1973. Mayor Zaragoza dio el salto definitivo a Madrid en enero de 1974 al ser nombrado Subsecretario de Estado del Ministerio de Educación y Ciencia del inefable gobierno de Arias Navarro. Mayor Zaragoza formó parte de aquel patético y sanguinario gobierno del tardofranquismo más envilecido, el que condenó y ejecutó a Salvador Puig Antich, arrestó al obispo Añoveros por defender el uso del vasco en una homilía o detuvo a los militares de la Unión Militar Democrática (5).
Una de las primeras acciones de Mayor Zaragoza al frente de la Unesco fue relegar el informe MacBride al baúl de los recuerdos puesto que como publicaba el premio Nobel de física paquistaní Abdú Salam en una entrevista concedida a la revista Jeune Afrique, Salam manifestaba en sus declaraciones que Mayor es “el candidato del Norte”, en clara alusión a la necesidad de un director general del Sur o Tercer Mundo (6).
Un solo mundo, voces múltiples
Pienso que vale la pena recoger algunos fragmentos del Informe “Un solo mundo, voces múltiples” a efecto de considerar y comprender el odio euronorteamericano hacia M’Bow y su propuesta.
“La industrialización tiende a estimular la concentración de la comunicación mediante la formación de monopolios u oligopolios en materia de acopio, almacenamiento y difusión de la información. La concentración actúa en tres direcciones: a) integración horizontal y vertical de empresas que actúan en el sector informativo y recreativo; b) participación de empresas pertenecientes a ramas industriales diferentes e interesadas por la expansión de los medios de comunicación social (cadenas de hoteles o de restaurantes, compañías aéreas, constructores de automóviles o empresas mineras interesadas por la prensa, producción de películas e incluso por el teatro); y c) fusión e interpenetración de diversas industrias de la información (creación de grandes conglomerados que abarcan múltiples medios de comunicación social)” (7).
“La concentración viene provocada sobre todo por las condiciones que rigen la obtención de beneficios en los mercados nacionales y mundiales, y por la circulación de capitales. La concentración se deriva de varios factores, como son: a) las tendencias fundamentales de las economías de mercado; b) las tendencias a la homogenización de la información, de las mensajes y del contenido; c) las presiones económicas derivadas de los cambios técnicos en materia de edición y distribución; d) la presión de la competencia para obtener ingresos derivados del tiraje y la publicidad; e) la competencia entre los diferentes medios de comunicación social; f) la uniformización de los “productos culturales”; g) la existencia de periódicos que no responden a una necesidad económica o social precisa; h) el aumento de los gastos de producción y la reducción de los ingresos publicitarios; i) la fusión organizada de periódicos; j) los acuerdos administrativos, las medidas de fomento financiero, y las normas fiscales que van en detrimento de las empresas independientes; k) los procesos recesivos generales; y m) la inexistencia de nuevos recursos financieros” (8).
“En el plano internacional los modelos de comunicación se parecen mucho a los demás que se aplican en los demás sectores de la vida económica. El fenómeno de la transnacionalización ha afectado prácticamente a todo el sector de la comunicación, de forma que la producción, los servicios y los mercados periféricos son controlados mayoritariamente por los centros hegemónicos” (9).
“La industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloban todos los aspectos de la producción y la distribución, están situadas en los principales países desarrollados y sus actividades son transnacionales… Los medios de comunicación transnacionales ejercen una influencia capital sobre las ideas y las opiniones, sobre la evolución, para bien o para mal, de todas las sociedades (10).
“Por sus inmensas posibilidades de influir en el espíritu y en el comportamiento de los individuos, la comunicación puede ser un modo vigoroso de promover la democratización de la sociedad y de ampliar la participación de los ciudadanos en la adopción de las decisiones. Esto depende de las estructuras, de las prácticas y de la gestión de los medios de comunicación social, así como de la medida en la cual faciliten un más amplio acceso a la comunicación, al abrirla a un intercambio de libre de ideas, de informaciones y de experiencias entre interlocutores situados en un plano de igualdad, sin predominio alguno ni discriminaciones” (11). Sintetizando, las propuestas del Nomic eran las siguientes:
- Eliminación de los desequilibrios y desigualdades que caracterizan la situación vigente.
- Eliminación de los efectos negativos de determinados monopolios, públicos o privados, y de las excesivas concentraciones.
- Remover de los obstáculos internos y externos para un libre flujo y más amplia y equilibrada diseminación de informaciones e ideas.
- Pluralidad de fuentes y canales de información.
- Libertad de prensa y de información.
- Preparación de los países en desarrollo para lograr mejoras en sus propias situaciones, sobre todo en lo que respecta a la adquisición de equipamiento propio, capacitación del personal, recuperación de infraestructura, además de tornar sus medios de información y de comunicación sintonizados con sus propias necesidades y aspiraciones.
- Respeto a la identidad cultural de cada pueblo y al derecho de cada nación para informar el público internacional sobre sus intereses, aspiraciones y respectivos valores sociales y culturales.
- Respeto al derecho de todos los pueblos para participar del intercambio internacional de información, basándose en la igualdad, justicia y beneficio mutuo.
- Respeto al derecho de la colectividad, así como de los grupos étnicos y sociales, para tener acceso a las fuentes de información y participar activamente en los flujos de comunicación.
Del Nomic a la cumbre mundial sobre la sociedad de la información
“Los medios de comunicación describen la realidad susceptible de acción política, proporcionan las claves de interpretación de esa realidad, contribuyen decisivamente a fijar la agenda política, controlan y enjuician a los actores políticos, movilizan o frenan el compromiso social, creando, canalizando o diluyendo las demandas sociales y promoviendo o desactivando la participación política ciudadana”
(José Luis Sánchez Noriega. Critica de la seducción mediática)
La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) se llevo a cabo en dos fases. La primera fase tuvo lugar en Ginebra, en diciembre de 2003 y la segunda tuvo logar en Túnez, en noviembre del 2005 organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) que engloba a 193 países miembros y unas setecientas entidades del sector privado. En la citada Cumbre la Unesco no tuvo arte ni parte olvidando completamente una de sus propuestas más significativas realizada 25 años antes en un intento de paliar los efectos negativos de la información (o desinformación) elaborada por las grandes corporaciones transnacionales con lo cual reafirmó la muerte de dicha propuesta a mayor gloria del imperialismo mediático tal como lo relató en aquel momento Gustavo González Rodríguez.
“La Unesco ha permanecido virtualmente al margen del proceso de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, organizada sintomáticamente por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), lo que ha resultado muy grato a los ojos de los empresarios de los grandes complejos mediáticos mundiales… Entre la Declaración de Principios de la Cumbre sobre la Sociedad de la Información y el Informe MacBride median no solo 25 años, sino también un abismo en cuanto a enfoques políticos e ideológicos y rigurosidad en los análisis… el protagonismo que otorga la cumbre a las empresas de telecomunicaciones del mundo industrializado hace prever que el acceso a las TIC seguirá regido por las leyes del mercado, que discriminan a los pobres, sean éstos personas o países” (12).
Los aspectos de preocupación de Amadou-Mahtar M’Bow eran la unidireccionalidad de la comunicación, la concentración vertical, la transnacionalización, la alienación informativa y la necesidad de democratización.
“En las sociedades adelantadas, la circulación vertical produce un volumen considerable de información. Pero esta información suele ofrecerse sin discernimiento, sólo va dirigida a un público preciso y definido y no ha sido concebida en función de exigencias y necesidades humanas. Por ello, se ha hablado de una carga excesiva de información, que puede convertirse en fuente de confusiones mentales, alineación, repliegue en uno mismo y pasividad.” (13)
Pandemia, desinfomación, censura y control
“La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría”
(K. Marx)
Del enunciado “Un solo mundo, múltiples voces” se ha pasado a “varios mundos, una sola voz” pues podemos comprobar que los medios hegemónicos articulan un idéntico discurso desde Pequín hasta La Habana y desde Otawa hasta Melbourne. Solamente se salvan pequeñas parcelas de rigurosa información aunque cada vez más asediadas por las censuras como por ejemplo el total silencio en los medios informativos mayoritarios de todo el mundo de la Declaración de Great Barrington la cual han suscrito cerca de un millón de personas, entre ellas 13.600 científicos y 41.200 médicos y profesores universitarios de más de 50 países, entre ellos profesores de las universidades españolas de Sevilla, Madrid, Valencia, Zaragoza, Jaén, Madrid, Córdoba y Canarias (14).
“Para finales de 2014, de las 10 compañías principales de Internet en el mundo, seis son estadounidenses y cuatro son chinas. De hecho, el poder galopante del mercado de Internet en la República China, con sus plataformas particulares (Weibo de Sina y Wechat de Tencent) es tal que el ciberespacio ahora tiene dos campos: GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) y BATJ (Baidu, Alibaba, Tencent y Jingdong). En consecuencia, “las bases para la co-dominación Estados Unidos-China de la Internet ya están sentadas”… muchas compañías de plataformas emplean algoritmos predictivos para determinar qué información mostrar a sus usuarios. En los medios digitales en red y, en particular, en las aplicaciones móviles, el acceso a la información está mediado por estos algoritmos” (15).
Esta sola voz, emblema de un mundo unipolar en el cual la única batalla que se da es para apropiarse de una tajada del pastel elaborado con el sudor del proletariado mundial huérfano (por el momento) de dirección política. Esperando que en un futuro no muy lejano, cuando se vayan despejando las nubes que impiden ver la agresión del capital a nivel mundial, se pueda vislumbrar un nuevo horizonte a partir de los múltiples reductos de resistencia que en silencio, se están creando.
Epílogo en recuerdo de Gian Franco Pagliaro
No es fácil trazar el propio camino a la vera de los caminos establecidos
(Gian Franco Pagliaro)
Gian Franco Pagliaro (1941-2012) fue un cantautor italiano nacionalizado argentino que en septiembre de 1970 ganó por unanimidad de público y jurado el IV Festival Buenos Aires de la Canción con el tema “Las cosas que me alejan de ti”. Un tema que hizo historia ya que cuestionaba y denunciaba la realidad social argentina, algo inaceptable para los colaboradores del gobierno militar del General Lanusse.
Combatido por periodistas y críticos adeptos a la dictadura, prohibido en programas de radio y televisión, Gian Franco se presenta al año siguiente, en el mismo Festival, con una canción más provocadora: “Yo te nombro”. La canción, que había obtenido el máximo de los votos, fue descalificada despertando la ira de Pagliaro y del público contra el jurado y se armó tal escándalo mediático que el Festival dejó de hacerse.
La Sociedad Argentina de Locutores lo amenazó con querellarlo por infamia y calumnias, pero Pagliaro mantuvo su perfil contestatario, convirtiéndose en protagonista de un movimiento musical comprometido con las raíces, con lo político y los derechos del hombre asistiendo y cantando en cada festival, concierto, evento, organizado por los partidos proscriptos y organizaciones de derechos humanos.
Hoy podemos hacer nuestros algunos versos de “Yo te nombro” como los siguientes:
Por los dientes apretados
Por la rabia contenida
Por el nudo en la garganta
Por las bocas que no cantan
Por el beso clandestino
Por el verso censurado
Por el joven exilado
Por los nombres prohibidos
Yo te nombro, Libertad