La has cagado

La sociedad contemporánea se divide en animales y animalistas. Hasta ahora sabíamos de estos últimos, pero el 28 de setiembre de 2002 el primer grupo organizó en las calles de Estrasburgo, en pleno corazón de la Europa civilizada, una recolección de excrementos caninos para sensibilizar a eso que ahora llaman “la ciudadanía” acerca de esta acuciante problemática que es peor que el barro los días de lluvia.

Podían haberse preocupado de las cagadas de los concejales en los plenos municipales, pero no. Las de perro son peores.

Desde entonces han pasado 13 años y la mierda se amontona cada día en las calles y jardines. Cerca de Londres, en Barking, los enemigos del mejor amigo del hombre han dado un paso más en esta lucha por la civilización urbana. Ya que los animalistas que pasean en compañía de sus perros no se preocupan de sus deyecciones públicas, el ayuntamiento se dispone a sancionarles con multas disuasorias, quizá con el propósito de que adiestren a los cuadrúpedos para que salgan cagados de casa, como hacemos los demás animales (normalmente).

Pero, ¿cómo identificar al propietario del perro que hace sus necesidades fisiológicas en plena calle, impúdicamente, a la vista de todos?, ¿cómo diferenciar a un mocordo canino de uno humano?, ¿cómo averiguar a quién corresponde cada uno de los mocordos?

El ayuntamiento de Braking tiene la solución, que esperamos que pronto llegue a los ayuntamientos hispánicos y se incorpore a las próximas ordenanzas municipales de cada ciudad, especialmente de las más turísticas. Se trata de obtener el ADN de cada perro que pretenda acceder a un parque y llevar un detallado registro de cada perro y de cada uno de sus propietarios. De esa manera cuando la policía municipal encuentre una deposición, si sospecha que es de origen perruno, deberá recoger una muestra a fin de que los laboratorios analicen cuidadosamente la mierda y previa extracción del ADN identifiquen al perro y al propietario del mismo.

Es una medida pionera en Europa que asimila a los perros con los delincuentes, a quienes también se les extrae el ADN por si las moscas.

Dado que es posible que Ustedes hablen el idioma inglés al mismo nivel que Ana Botella, desde ahora les recordamos que Barking, el municipio británico cercano a Londres, lleva un nombre perruno que significa “ladrar”. Los desaprensivos propietarios de perros no podrán escaquearse de su obligación de llevar el DNI canino, además del suyo propio, ya que no podrán entrar en los parques sin exhibirlo previamente.

Afortunadamente la ciencia avanza una barbaridad y los minuciosos análisis de ADN permitirán, por fin, erradicar la mierda canina de los parques y jardines. Según el diario The Times, el coste de cada cagada que no se retire del césped será sancionada con 80 libras esterlinas, unos 110 euros.

El concejal Darren Rodwell ha saludado la innovación como se merece: “ha nacido el pasaporte canino del siglo XXI”, ha dicho eufórico a la prensa. En España también sería necesaria una buena tertulia en La Sexta a fin de concienciar a “la ciudadanía” sobre tan acuciante asunto. Debemos salir de la mierda que nos rodea por culpa de los perros y de sus dueños.

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