La guerra de guerrillas en Siria pretende empujar a las fuerzas estadounidenses hasta el límite

El pacto entre Irán y Siria está dando claramente sus primeros frutos: explosiones combinadas en Raqqa y Hassakah, dirigidas a bases y arsenales estadounidenses. El dron iraní M-6 (Mohajer-6) y las bombas Qaem han sido un éxito.

Apenas unos días después de la escala del comandante en jefe del Comando Central en el noreste de Siria, una escala marcada por una reunión con el jefe de las milicias kurdas respaldadas por Estados Unidos (FDS) y las instrucciones dadas por el estadounidense sobre el cuándo y el cómo del tráfico de terroristas de Al-Ghuiran a Irak, una explosión alcanzó una base estadounidense en Al-Musherifah, un barrio occidental de Hassakah.

Según fuentes de las FDS, el ataque acabó con la vida de nueve personas, cinco de las cuales eran miembros de las FDS, y fuentes pro-estadounidenses no identifican a los otros cuatro muertos.

No es la primera. El 23 de junio una explosión similar apuntó a una base estadounidense y a sus arsenales de armas en Rumeilan, desde los que los que el Pentágono abastece a sus peones en Irak.

Estados Unidos y sus sicarios kurdos operan en el este del Éufrates a la cabeza de las redes de tráfico de petróleo y de yihadistas a Irak y, hasta cierto punto, a Afganistán y Libia.

Tras las explosiones, las fuerzas kurdas sellaron inmediatamente la carretera que conduce a los arsenales estadounidenses, situados cerca de Al-Nasariyah, Al-Baitrah y Al-Hayashiya y Al-Musherifah, lo que indica la magnitud de la explosión que, según las FDS, fue causada por la “alta temperatura” que había en “un taller de fabricación de bombas“ que se encuentra en el edificio de la Dirección General de Aduanas en Hassakah, a causa un “error humano”.

Sin embargo, inmediatamente después de la primera explosión seguida de varias otras, los aviones estadounidenses, incluídos los F-16, comenzaron a volar sobre la región hasta bien entrada la noche, tratando de averiguar si había utilizado un dron o un misil en el ataque.

Unas horas antes del ataque, otra serie de explosiones apuntó contra objetivos estadounidenses en Raqqa, y de nuevo lo disfrazaron como un si estuviera dirigido contra las FDS. North Press informó sobre tres explosiones de alta intensidad que atribuyó a bombas de sonido colocadas en la carretera.

Las fuentes rusas afirman que las explosiones contra objetivos estadounidenses en Siria “crecen rápidamente” y que las dos últimas explosiones contra arsenales de armas en Qamichli y Hassakah fueron causadas por drones: “Ningún grupo ha reivindicado aún la responsabilidad de estos ataques, pero se confirma una guerra de guerrillas antiamericana con los medios para empujar a las fuerzas estadounidenses hasta el límite”, subrayan los rusos.

Irán y Siria acaban de firmar un pacto militar que lleva la presencia militar iraní de una mera etapa de asesoramiento a otra operativa. Además de las piezas de artillería antiaérea iraní como Jordad-3, liquidador de los Global Hawk, y las baterías del Bavar 373, el ejército sirio ha adquirido drones y misiles crucero. Uno de los drones que podría conducir la retirada de las fuerzas de Estados Unidos en Siria sería el M-6 (Mohajer-6).

Las explosiones casi simultáneas en Hassakah y Raqqa sugieren que estas unidades de drones recién adquiridas por el ejército sirio ya han entrado en funcionamiento.

El dron M-6 tiene un alcance de 2.000 kilómetros y es capaz de realizar operaciones de reconocimiento y combate en una amplia gama de operaciones y durante un largo período de tiempo. Porta bombas inteligentes de alta precisión equipadas con sensores ópticos y térmicos. Puede llevar hasta dos bombas Qaem bajo sus alas. Equipado con un sofisticado sistema óptico, el M-6 puede volar de día y de noche e incluso en condiciones de mal tiempo. También tiene la capacidad de despegar y aterrizar en pistas de aterrizaje estrechas.

En mayo el ejército sirio llevó a cabo operaciones con drones de fabricación iraní en Idlib y parece estar preparándose para utilizar ataques simultáneos. El 25 de mayo Hisham Abu Ahmad, un peón de Estados Unidos y la OTAN que dirige una brigada del denominado “Frente de Liberación Nacional”, murió en un ataque con un dron contra su vehículo cuando éste se desplazaba por la zona de Jabal Al-Zawiya en Idlib.

En la operación los sirios utilizaron dos tipos de drones de combate: Shahed-129 y Mohajer-6.

El 18 de abril Maher Kojak, cabecilla de la brigada blindada, también fue liquidado al volante de su coche, que recibió 155 impactos de misiles antitanque BGM71 Tow desde el comienzo de la guerra en Siria. El uso de drones iraníes contra las fuerzas de ocupación aumentará tras el acuerdo firmado entre Teherán y Damasco. Tanto los estadounidenses como los israelíes esperan que en un futuro próximo nubes de drones caigan sobre sus cabezas.

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