Aquellos que hayan escapado a la última campaña de comunicación de “Le Monde” deben saber que este diario, a fin de luchar contra las “falsas informaciones”, lanzó el pasado febrero una herramienta de evaluación de contenidos en línea denominada “Decodex”. La aplicación permite vía Google Chrome o Firefox acceder a la guía de fuentes enumeradas en el “Decodex”.
Mas exactamente, de conformidad con unas reglas prefijadas, esta herramienta proporciona “puntos buenos o malos” a través de cuadritos coloreados: rojos para “sitios que difunden falsas informaciones”, naranjas para “aquellos cuya fiabilidad es dudosa”, y azules para “las procedentes de sitios paródicos”.
Hay que destacar que los verdes, que indicaban los “sitios fiables” han sido suprimidos. En resumen, “Decodex” se inscribe en la lógica de la criminalización de fuentes que escapan a las redes profesionales de información, y opiniones a menudo iconoclastas que proceden de ellas. Esta iniciativa, como poco maniquea, ha sido acogida por un gran número de periodistas de manera negativa.
Pero seamos buenos jugadores y partamos del postulado de que cada empresa tiene su parte de buena fe. También, sin duda antes de mandar este “juguete extra” al museo de los objetos insólitos, sometamos las versión en internet de “Le Monde” a la crítica de su famoso “Decodex”.
En primer lugar, examinemos sucintamente la metodología del “Decodex” que, ahora, preconiza “la verificación de la información antes de compartirla, de verificar las fuentes, de juzgar la fiabilidad de una web, y también verificar un rumor que circule por las redes sociales con su corolario, el de reconocer una teoría complotista”. Para verificar esta “Carta”, trataremos cinco temas.