La empresa rusa Rosatom gana su pulso contra Finlandia

El 2 de mayo la empresa finlandesa Fennovoima decidió rescindir su contrato con Rosatom, la empresa rusa de la energía atómica. El jueves el Dispute Review Board (DRB), un organismo de arbitraje que dirime disputas económicas internacionales, dictaminó que la decisión era ilegal. La construcción de la central, un proyecto iniciado hace casi 15 años, ya ha sufrido numerosos e importantes retrasos.

El proyecto de construcción de una tercera central nuclear en Finlandia, Hanhikivi-1, iniciado hace casi 15 años, ya había sufrido numerosas dilaciones. Del presupuesto estimado de 7.500 millones de euros necesarios, ya se han gastado 600 millones en los últimos años en el reactor de 1.200 megavatios de Pyhajoki, en la orilla norte del mar Báltico, a unos 100 kilómetros de la ciudad portuaria de Oulu.

Aunque ya se han realizado importantes trabajos preparatorios en el emplazamiento, la construcción del reactor aún no ha comenzado y podría retrasarse aún más. Rosatom ha acogido con satisfacción el arbitraje internacional a su favor en el litigio con Fennovoima, de la que la empresa rusa es accionista minoritario en un 34 por cien del capital.

El DRB considera que la rescisión unilateral “constituye un incumplimiento del contrato”. El último calendario comunicado por Fennovoima el año pasado preveía el inicio de la construcción el añao que viene y la puesta en marcha en 2029.

Por los daños sufridos, Rosatom reclamaba 3.000 millones de dólares y Fennovoima, por su parte, 2.000 millones, pero el DRB dijo, según la empresa rusa, que los daños se determinarán posteriormente.

Hanhikivi-1 no es el único proyecto nuclear que afronta dificultades en Finlandia. El 21 de noviembre el país admitió que la puesta en marcha de la EPR Olkiluoto3 no comenzaría hasta finales de enero como muy pronto. Estaba previsto que la producción regular comenzara este verano, pero se pospuso hasta diciembre tras observarse “material extraño” en la caldera de vapor de la turbina.

Se trata de un duro golpe para Finlandia, que tendrá que prescindir de su EPR, la más potente de Europa con una capacidad de 1.600 megavatios, durante todo o parte del invierno, que ya ha comenzado. Sobre todo porque no se excluye un nuevo retraso. Este EPR estaba destinado a compensar la interrupción de los suministros de electricidad rusa decidida por Moscú tras el anuncio en mayo de la solicitud de adhesión de Finlandia a la OTAN. Estos representaban unos 900 MW, es decir, el 10 por cien del consumo finlandés. Mientras tanto, a partir de octubre Finlandia tuvo que poner en funcionamiento centrales eléctricas de reserva alimentadas con petróleo.

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