La dominación y la guerra (el lado más oscuro de las nuevas tecnologías)

En los últimos años, la intersección de la tecnología y la guerra ha sido objeto de críticas públicas, lo que ha planteado profundas cuestiones sobre el uso militar de herramientas tecnológicas avanzadas. El papel del análisis de datos avanzado y la inteligencia artificial en las guerras modernas está bajo escrutinio, particularmente cuando están en juego vidas civiles.

A medida que avanza el genocidio en Gaza, la atención se centra en las empresas cuyas tecnologías podrían facilitar las atrocidades cotidianas de Israel, entre ellas la empresa estadounidense Palantir Technologies.

Mientras el Tribunal Penal Internacional interviene para responder a las acusaciones de genocidio, los barones de la tecnología que diseñan y suministran las herramientas de guerra siguen en gran medida sin oposición.

Desde el 8 de octubre, más de 36.000 palestinos han muerto en una brutal guerra que se ha cobrado más vidas que cualquier otra en los últimos dos años. Estas impactantes pérdidas de vidas inocentes han provocado un renovado escrutinio de las tecnologías que apuntan sistemáticamente a civiles.

Empresas como Palantir Technologies, dirigida por Alex Karp, han estado implicadas en algunas de estas atrocidades. Sus herramientas avanzadas de análisis de datos y de inteligencia artificial, que supuestamente proporcionan “objetivos de precisión”, están matando civiles en masa y han transformado la guerra en una campaña de exterminio calculada y sistemática con poca supervisión humana.

Fundada en 2003 por Karp y Peter Thiel, Palantir Technologies ha pasado de ser una empresa emergente secreta de análisis de datos a una piedra angular de las operaciones militares y de inteligencia modernas. Inicialmente financiados por In-Q-Tel, el brazo de capital de riesgo de la CIA, los productos tecnológicos de Palantir se han convertido en una parte integral de muchas instituciones públicas de Estados Unidos, incluido el FBI, el Departamento de Defensa y otros aparatos represivos y militares.

Este profundo enredo con los servicios militares y de inteligencia estadounidenses allanó el camino para el alineamiento estratégico de Palantir con Israel.

La participación del gigante tecnológico en Israel es anterior a sus acuerdos formales por varios años. La empresa abrió una oficina en Tel Aviv en 2015, ubicada estratégicamente con vistas al bulevar Rothschild por un lado y a la calle Yehuda Halevy por el otro.

Esta ubicación pone de relieve la profunda integración de la empresa en el ecosistema tecnológico israelí. El propio Karp destacó los estrechos vínculos de Palantir con Israel en una entrevista de diciembre de 2023 en Fox Business y dijo: “Somos muy conocidos en Israel. Israel aprecia nuestro producto”.

La asociación de Palantir con Israel está formalizada

La asociación entre Palantir y el ejército israelí comenzó a solidificarse con un acuerdo formal firmado el 12 de enero de este año, tres meses después del inicio del genocidio de palestinos en Gaza, tras una visita de ejecutivos de la empresa a Israel, durante la cual celebraron su primera reunión de la junta directiva del año en Tel Aviv.

Como dijo el vicepresidente de Palantir, Josh Harris: “Ambas partes han acordado mutuamente aprovechar la tecnología avanzada de Palantir para apoyar misiones relacionadas con la guerra”, un eufemismo para lo que se ha descrito como acciones para ayudar en el genocidio.

El arsenal de herramientas tecnológicas de Palantir –similares a armas digitales de destrucción masiva– está actualmente desplegado por el ejército de ocupación, lo que no deja dudas sobre la complicidad de la empresa con el genocidio en curso.

El sistema Titán: la tecnología de precisión

La reciente matanza en Rafah el 26 de mayo, en la que Israel bombardeó un campo de refugiados, matando a decenas de palestinos, y la muerte de siete empleados de World Central Kitchen en abril en ataques aéreos, ponen de relieve el uso brutal de la llamada “tecnología de precisión” de Palantir.

El sistema Titán de la empresa, anunciado como un modelo de inteligencia artificial de alta precisión diseñado para mejorar la precisión, presenta problemas con las supuestas capacidades de alta precisión de Palantir. Aunque no hay evidencia directa de que Israel utilice Titán, en particular, los logros tecnológicos de la empresa son una parte integral de su oferta más amplia de productos, algunos de los cuales son empleados por Tel Aviv.

Comercializado para proporcionar inteligencia procesable en tiempo real e integrar datos de sensores para una precisión milimétrica, el sistema Titán de Palantir se promociona para reducir los daños colaterales. Sin embargo, en Gaza, el despliegue de la tecnología Palantir no ha impedido, sino facilitado, la destrucción y las víctimas civiles generalizadas. Las tragedias de Rafah y las muertes de trabajadores humanitarios revelan la grotesca ironía y el devastador costo humano de tal “precisión”.

La colaboración integró profundamente a Palantir en la infraestructura militar de Israel, proporcionando una columna vertebral tecnológica o digital a las brutalidades en Gaza y otros territorios palestinos ocupados.

Titanes de la tecnología de guerra: Starlink

Dado que Palantir ha estado activo en Israel desde 2015, el momento del acuerdo estratégico, denominado “Battle Tech Partnership”, a principios de 2024, plantea serias dudas. ¿Fue una medida calculada por parte de Palantir para utilizar la escalada de la guerra como una oportunidad para probar sus modelos de inteligencia artificial contra civiles, convirtiendo a Gaza en un horrible campo de pruebas para su tecnología?

La estrategia comercial de Palantir implica la explotación del sufrimiento humano para el avance tecnológico. La profunda participación de Palantir en la infraestructura militar israelí es parte de un patrón más amplio y preocupante de tecnología que permite la guerra. Esta conexión se extiende a otro gigante tecnológico: Starlink de SpaceX, encabezado por Elon Musk. Comprender esta compleja relación es crucial para comprender que los conflictos modernos se ven cada vez más alimentados por tecnologías avanzadas desarrolladas por empresas privadas.

En Ucrania la colaboración entre Palantir y Starlink ilustra vívidamente el profundo impacto de la tecnología integrada en la guerra. Los modelos de inteligencia artificial de Palantir proporcionan al ejército ucraniano análisis de datos críticos, transformando imágenes sin procesar de drones, satélites e informes terrestres en inteligencia procesable en tiempo real.

Este proceso, que Karp, director de Palantir, llama escalofriantemente una “cadena de muerte digital”, se ha vuelto central para la estrategia de defensa de Ucrania, permitiendo evaluaciones precisas de objetivos y del campo de batalla. Al mismo tiempo, Starlink de Elon Musk proporciona comunicación ininterrumpida a las fuerzas ucranianas, manteniendo un flujo continuo de información crítica vital para la guerra moderna.

La guerra en Ucrania, por supuesto, resultó catastrófica, con un número asombroso de bajas militares ucranianas, mientras que Zelensky –a pesar de la ayuda de los barones de las tecnologías de vanguardia– y sus aliados en las capitales occidentales afirman lo contrario.

Hoy, la guerra de Israel contra Gaza parece estar cayendo en un atolladero similar. Netanyahu, al igual que Zelensky, parece políticamente distanciado de las sombrías realidades militares sobre el terreno, confiando, al parecer, en la falsa ilusión de control proporcionada por los barones de la tecnología a través de un apoyo tecnológico “sofisticado”.

La controvertida intervención de Starlink en Gaza

El 12 de enero el gobierno israelí aprobó el uso de los servicios de Starlink en el Hospital Al Shifa de Gaza, aparentemente con fines médicos. Esta aprobación no debe verse como un gesto puramente humanitario. Más bien, sienta las bases para otra posible integración insidiosa de Palantir y Starlink, reflejando su colaboración en Ucrania.

Al permitir comunicaciones satelitales avanzadas, la aprobación de Starlink en Gaza potencialmente respalda operaciones militares, lo que sugiere el establecimiento de una “cadena de muerte digital” detrás de la hoja de parra de la ayuda humanitaria.

El brutal asedio del hospital Al Shifa por parte de las fuerzas israelíes, que implica atrocidades contra civiles y personal médico, contradice claramente cualquier supuesta intención altruista detrás del despliegue de Starlink. Después de un asedio de dos semanas que terminó el 1 de abril, el hospital Al Shifa quedó en gran parte destruido y cientos de palestinos muertos fueron encontrados dentro y alrededor del hospital, incluso en fosas comunes.

¿Fue este respaldo de alto perfil de Starlink a Al Shifa una ligera salva de relaciones públicas que allanó el camino para que los productos de la empresa se integraran en las operaciones militares israelíes dentro de la Franja de Gaza? El momento y el contexto de estos acontecimientos plantean preguntas inquietantes sobre las verdaderas intenciones de Starlink y Tel Aviv.

La visita de Musk a Israel el 27 de noviembre del año pasado, donde se reunió con Netanyahu, estuvo lejos de ser un simple evento diplomático. Musk, que ha cultivado meticulosamente una imagen de defensor de la libertad de expresión mediante la adquisición de X/Twitter.

Este escenario recuerda al mito de Ícaro que, a pesar del calor, volaba demasiado cerca del sol con alas hechas de cera y plumas. De manera similar, la participación de Musk junto a Netanyahu y el gobierno israelí, en medio de un creciente escrutinio de los crímenes de guerra, amenaza con destruir su imagen meticulosamente cultivada. En retrospectiva, a medida que se intensifica la investigación de crímenes de guerra del Tribunal Penal Internacional, esta reunión arroja una larga sombra sobre la personalidad de Musk.

La responsabilidad criminal de los cabecillas tecnológicos

Acciones legales recientes, como la iniciada en Reino Unido por el Centro Internacional para la Justicia Palestina contra ministros británicos, ponen de relieve los crecientes esfuerzos para hacer que los perpetradores de genocidio rindan cuentas.

Sin embargo, figuras destacadas de la industria tecnológica siguen siendo notablemente subestimadas, una situación que se hace eco de los juicios en la Alemania nazi de personas que permitieron las matanzas a través de su apoyo tecnológico y logístico, lo que destaca la necesidad de una rendición de cuentas mundial en los tiempos modernos.

Los estatutos del Tribunal Penal Internacional, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda reconocen explícitamente diversas formas de complicidad. Estos incluyen la complicidad, que incluye proporcionar las herramientas y el apoyo necesarios para la comisión de crímenes de guerra y genocidio.

Este marco legal supone que los ejecutivos tecnológicos cuyas innovaciones facilitan la violencia a gran escala deben rendir cuentas ante el derecho internacional.

La intersección de la tecnología de punta y la guerra, encabezada por los poderosos magnates de la tecnología, ilustra una realidad aterradora: las herramientas diseñadas para conectar y proteger están siendo reutilizadas para destruir y devastar. Peor aún, parece que los campos de guerra como Gaza se consideran campos de prueba relativamente libres de riesgos para estos sistemas tecnológicos. Es hora de hacer de la colaboración comercial en el genocidio una tarea de alto riesgo, y estas acciones deben comenzar en los tribunales.

—Anis Raiss https://thecradle.co/articles/digital-kill-chains-the-dark-side-of-tech-in-warfare

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