La crisis nos ha hecho descender de clase social

Los sondeos son una de las mejores herramientas para conocer la ideología dominante porque no exponen la situación real de las masas, sino la manera en que se ven a sí mismas. Pero no retratan sólo a los encuestados sino -sobre todo- a los encuestadores. Al más puro estilo americano, lo que preguntan no es por elementos cualitativos sino exclusivamente cuantitativos.

Por ejemplo, ninguna encuesta pregunta a las masas por su adscripción de clase, si se siente miembro del proletariado o de la burguesía, sino por su encaje dentro de una “pirámide social” que el propio encuestador tiene previamente en su cabeza.

La sociedad, pues, es como el ejército, tiene su escalafón, que se puede recorrer hacia arriba y hacia abajo. Naturalmente, que todos queremos “ascender” y si se cumplieran nuestras expectativas, todos estaríamos en lo más alto.

Recientemente MyWorld ha publicado la encuesta Mikroscopia correspondiente al año en curso. Ha entrevistado en línea a 8.500 personas sobre numerosos aspectos de su vida particular y sus sensaciones sobre la crisis capitalista.

De ella se desprende que más de la mitad de las personas cree que la bancarrota económica le ha hecho “descender de clase social”, lo cual las encuestas de pacotilla analizan desde el punto de vista del consumo porque para ellos somos eso exactamente: consumidores.

La directora de MyWorld, Belén Barreiro, afirma que la crisis nos ha transformado profundamente. Ahora nuestro patrón de comportamiento es el de “consumidores ahogados”: ahorramos en todo, tenemos nuevos valores post-crisis y somos exigentes con las empresas, pero ojo: no con las empresas que nos explotan sino con las que nos cobran las llamadas de móvil, la factura de la luz y los yogures caducados del supermercado.

Nuestros hábitos de vida y, sobre todo, de compra han cambiado, dice la encuesta. El 34 por ciento compramos marcas más baratas, de las que -cabe suponer- son peores que las más caras.

Quizá por eso la encuesta concluye que somos “menos materialistas” que antes de la crisis, más solidarios y más empáticos ante el sufrimiento ajeno. Un 66 por ciento creemos que la “desigualdad social” es uno de los problemas más graves de este país.

El 29 por ciento damos menos importancia a las cosas materiales, mientras que un 18 por ciento admite que ahora ayuda a los que lo necesitan y un 36 por ciento confiesa ponerse más en la piel de otras personas.

A final las conclusiones de la encuesta no pueden prescindir de los aspectos cualitativos de la sociedad post-crisis, que no es exactamente piramidal sino dual, ya que en ella convive una sociedad “acomodada, confiada y optimista” con otra “azotada, desconfiada y emocionalmente dañada”.

Si, vuelven las dos Españas de toda la vida: “Las marcas tienen por delante el reto de atender las demandas de dos Españas muy distintas”, ha añadido Barreiro. ¿Marcas?, ¿a qué marcas se refiere?

Las encuestas no dejan de sorprendernos. ¿No les parece maravillosa la sociología “made in USA” que hemos importado en nuestras universidades?

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