Hace ya siete años que publicamos la imagen de la reina Isabel II haciendo el saludo fascista cuando era una niña, junto al resto de su familia. Hay quien tiene una disculpa precisamente porque era niña. Sin embargo, no hay fotos de los Windsor alzando el puño.
Excepto en Argentina, la muerte de Isabel II ha dado pie a las típicas babosadas televisivas. Incluso los más patrioteros hispánicos se han desecho en elogios de la fallecida. Se han olvidado del “Gibraltar español” y de los manejos de la Corona británica para seguir en el Peñón.
El sostén a la Corona británica es un sostén al Estado británico y a su poder imperial, aunque los Windsor son una dinastía nazi. La foto no aclara que fue tomada en 1933,cuando Isabel tenía seis años y muy poco después de que Hitler llegara al gobierno en Alemania. Para entonces la realeza inglesa ya era nazi.
Los Windsor son la dinastía alemana Sajonia-Coburgo-Gotha, lo mismo que el rey Leopoldo III de Bélgica. Se cambiaron el apellido durante la Primera Guerra Mundial por motivos evidentes.
Sin embargo, el cambio de apellido no cambió sus lealtades. En 1914, mientras británicos y alemanes se mataban en los frente, el rey Jorge V era el primo hermano del káiser Guillermo II. En otras palabras: Jorge V y Guillermo II tenían la misma abuela: la reina Victoria.
No obstante, el caso más conocido es el de Eduardo VIII, tío de Isabel II, del que las televisiones han difundido la parte rosa: en 1936 abdicó de la Corona británica para casarse con una estadounidense divorciada, Wallis Simpson.
El viaje de novios de Eduardo VIII y su mujer fue a Alemania, donde Hitler les agasajó. Lo recordó en marzo la televisión inglesa en un documental cuyo título no deja lugar a dudas: “El rey traidor de Gran Bretaña”.
La pareja de recién casados permaneció dos semanas en Alemania, bebiendo a la salud del III Reich, acompañados por altos dignatarios nazis, visitando las fábricas de armamento y saludando con el brazo extendido. Concluyeron su estancia en la casa de Hitler en Berchtesgaden.
En una carta exhumada de los archivos británicos, Eduardo VIII le agradece a Hitler la maravillosa estancia en Alemania, que le causó una “fuerte impresión”. Como toda la aristócracia europea, Eduardo VIII veía en el nazismo una protección de los privilegiados contra el bolchevismo.
¡Vale! Pero olvidaron decirnos que están al mando por la gracia de «Dios». Dicho sea, aunque, lamentablemente, yo no tenga contacto con «El Señor» por herencia del ateísmo ya desde mi nacimiento.
En la foto, por error, pone Enrique VIII en vez de Eduardo VIII. Enrique VIII fue el rey mata-esposas del s. XVII.
En el texto está bien.
Corrijo: Siglo XVI.