Irán se conectará a Eurasia a través del Canal Persa

William Engdahl

Con la desaparición de las sanciones económicas estadounidenses y europeas, se hace manifiesto que Irán quiere construir, y no destruir como Occidente parece buscar a  cualquier precio. Las últimas noticias anuncian que Irán se decide a lanzarse a un gran proyecto de infraestructura, que tal vez exija una década para estar finalizado: un canal navegable, que uniría por primera vez el Mar Caspio con el Golfo Pérsico, atravesando Irán. Dada la montañosa topografía de Irán, no es fácil de abrir. Será también una gran ventaja para Rusia y para  los países que bordean el Mar Caspio, e, igualmente, será una infraestructura exactamente adaptada al gran proyecto chino de la Ruta de la Seda.

Para su marina y su comercio, Rusia busca un acceso hacia los mares cálidos desde la época de los zares Romanov. Hoy, a través de una estrecha vía que atraviesa Estambul entre el Mar Negro y el Mar de Mármara, los barcos rusos deben franquear los estrechos turcos del Bósforo, los Dardanelos, el Mar Egeo y el Mar Mediterráneo. Teniendo en cuenta las glaciales relaciones actuales entre Moscú y Ankara, desde que las fuerzas aéreas rusas abatieran deliberadamente un jet ruso en el espacio aéreo sirio, violando todas las normas de derecho internacional, la travesía del Bósforo por los navíos rusos es una empresa muy incierta, pese a los acuerdos internacionales sobre la libertad de tránsito.

Por otra parte, también para los barcos iraníes o chinos, alcanzar los puertos mediterráneos europeos exige ahora la travesía del Canal de Suez, perteneciente al gobierno egipcio. A pesar de la Convención de Constantinopla de 1888, que acuerda el derecho de libre acceso a toda nación en tiempo de guerra y de paz, el gobierno egipcio, tal y como se hizo evidente con ocasión del golpe de Estado de los Hermanos Musulmanes de Mohammed Morsi, apoyado por los EE.UU., presenta también un riesgo político muy importante. Evitando los estrechos turcos y el Canal de Suez egipcio, el canal iraní ofrece a Rusia y a otros Estados el camino mas corto hacia el Océano Índico.

Teherán ha desvelado los planes de construcción de una vía artificial que unirá por primera vez el Mar Caspio y el Golfo Pérsico. Su finalización está prevista en una decena de años y tiene unas enormes implicaciones militares y económicas.

Desde el punto de vista económico y geopolítico será en todos los planos un rival al canal de Suez. Según un artículo publicado por Sputnik International de Rusia, el proyecto se aprobó en 2012 por el antiguo presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, cuando las sanciones occidentales estaban aún en vigor. El coste se calculó entonces por Khatam-al Anbiya, empresa de ingeniería perteneciente a la Guardia Revolucionaria iraní, en unos 7.000 millones de dólares. En aquella época, en una situación propicia al bloqueo del proyecto, Washington había impuesto sanciones económicas a las empresas que participaban en el proyecto. Ahora, por diferentes razones geopolíticas, Washington ha levantado numerosas sanciones y Teherán  sigue adelante.

El canal del Mar Caspio iraní tiene una gran ventaja de seguridad: atraviesa estrictamente territorio iraní, espacio que está bien defendido.

Se contemplan dos recorridos para el “Canal de Suez” iraní. El mas corto, al oeste, atravesaría territorio montañoso, mientras que el más largo permitiría el regadío de vastas regiones desérticas del este de Irán, evitando el estrecho canal de Ormuz, entre Omán e Irán.

El itinerario oriental, entre el este del golfo de Omán y el sudeste del Mar Caspio tiene una longitud total comprendida entre 1465 y 1600 kilómetros, en función del recorrido interior. Tendría la ventaja suplementaria de permitir el regadío y el desarrollo agrícola en las provincias secas del país, en el este y en el centro, en donde la ausencia de precipitaciones ha producido una enorme sequía estos últimos decenios. La vía navegable permitiría recargar de agua el manto freático.

El itinerario occidental, aunque mas corto, presenta grandes inconvenientes. Mide unos 950 kilómetros, y enlaza valles de ríos parcialmente navegables. Tendría que atravesar los valles de las montañas Zagros durante 600 kilómetros. El principal inconveniente de esta vía es la travesía de las alturas de Zagros, y de las provincias de Kurdistán y de Hamedan, donde debe ascender a más de 1.800 metros.

Cualquiera que sea el itinerario elegido, que aparentemente  razones de seguridad han mantenido en secreto hasta ahora, numerosas ventajas se producirán a partir del canal que una el Mar Caspio al Océano Índico.

En primer lugar, por una parte creará el enlace marítimo mas corto entre el Golfo Pérsico e India y Europa del este, del centro y del norte. Por otra parte entrará en competencia directa con el canal de Suez y la inestabilidad política egipcia. Para Rusia presentará la gran ventaja geopolítica de ofrecer un acceso fácil y directo al Océano Índico, independiente del canal de Suez y de los estrechos turcos del Bósforo. Para Irán, en el plano económico, supondrá una gran fuente de empleo. Producirá cerca de dos millones de nuevos empleos en la construcción y el mantenimiento a lo largo del canal. También permitirá a Teherán relanzar las aisladas regiones del este, que se encargarían de la infraestructura, incluyendo la construcción de un nuevo puerto moderno en las regiones libres de Bam y Tabas, de astilleros navales y aeropuertos y de las nuevas poblaciones previstas. Así mismo, evitaría o reduciría considerablemente la desertificación, creando un obstáculo a la propagación del desierto hacia las tierras fértiles iraníes.

Esto sucede en el momento en que Irán se dispone a entrar como miembro de la Organización de Cooperación Euroasiática de Shangai (OCS). Irán tenía el status de nación observadora en la OCS desde 2008, pero las sanciones de la ONU impidieron su adhesión plena hasta enero pasado. Rusia y China apoyan firmemente esto, que posiblemente se ratificará a finales de este verano, con ocasión de la reunión anual. En febrero de 2016, en visita a Teherán, el presidente chino Xi Jingping ha conversado sobre la participación de Irán en el proyecto de infraestructura euroasiática de China, de la creación de una red de puertos y redes ferroviarias de gran velocidad que cubrirán Eurasia, de Pekín a Bielorrusia y mas allá. Es muy probable que Xi y el primer ministro Ruhani hayan discutido también la participación de China en la financiación tal vez la construcción del Canal Persa, la alternativa iraní al canal de Suez.

Por lo que he observado personalmente en una reciente visita a Teherán, los iraníes ya han tenido bastante guerra. No se han recuperado totalmente de las pérdidas y las destrucciones de la guerra Irán-Irak iniciada por los EE.UU. en los años 80, ni de las posteriores desestabilizaciones causadas por los EE.UU. después. Desean por el contrario un desarrollo económico pacífico, y un país seguro. El proyecto del Canal Persa iraní es una bella etapa en esa dirección.

Fuente: http://journal-neo.org/

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