El 1 de febrero de 1968 el fotoperiodista estadounidense Eddie Adams captó uno de los momentos que mejor definen la Guerra de Vietnam: el general Nguyen Ngoc Loan, jefe de la policía del gobierno títere de Vietnam del sur, asesina a sangre fría a Nguyen Van Lem, un detenido del Vietcong, en plena calle de Saigón.
En el momento del disparo se encontraba junto a Adams un cámara de la cadena estadounidense NBC, que captó la escena desde un ángulo similar. Pero lo que dio la vuelta al mundo fue la foto, que ha quedado como uno de los tres iconos de aquella guerra, junto la inmolación del monje budista Quang Duc en 1963 y el diluvio de napalm que sufrió el pequeño Kim Phuc diez años después.
La víctima del asesinato, Nguyen Van Lem, conocido como “Bay Lop”, tenía 36 años y dos hijas. Su viuda, Nguyen Thi Lop, estaba embarazada en el momento del disparo. Su tercer hijo nació ocho meses después de su asesinato.
Al igual que decenas de ciudades de Vietnam del sur, Saigón había sido escenario de una insurrección dirigida por 80.000 combatientes comunistas del Frente Nacional de Liberación de Vietnam del sur, llamado Vietcong por los medios de la época.
La insurrección marcó el inicio de la ofensiva del Tet, con la que los comunistas, apoyados por Vietnam del norte, esperaban levantar a la población contra el gobierno fantoche del sur, respaldado por Estados Unidos.
Adams tenía entonces 34 años y trabajaba para la Associated Press. Seguía a un grupo de lacayos sudvietnamitas que participaban en el contraataque. El grupo se detuvo en medio de la calle y el general Nguyen Ngoc Loan apuntó el cañón de su revólver a la sien del detenido.
Tras el asesinato el general se dirigió a los periodistas que habían presenciado la escena y justificó su acto: “Estos chicos matan a muchos de nuestro pueblo y creeo que Buda me perdona”. La víctima era un capitán del FNLSV, añadió el pistolero.
El New York Times publicó la foto la en portada, así como muchos otros periódicos. Posteriormente recibió el Premio Pulitzer y el concurso World Press Photo, lo que aumentó su repercusión.
En aquella época el presidente Johnson se esfuerzaba por tranquilizar al mundo diciendo que la guerra había terminado. Pero aún faltaban otros cinco años más de enfrentamientos antes de que el ejército estadounidense y sus marionetas sudvietnamitas salieran con el rabo entre las piernas.
Tres meses después de la foto, el general asesino fue gravemente herido en combate. Al principio fue hospitalizado en Australia, pero, debido a su hoja de servicios, su presencia causó un desprecio generalizado y fue enviado a Estados Unidos, donde volvió a ser denostado. Regresó a Vietnam.
En 1975, cuando Saigón estaba a punto de caer en manos de los comunistas, quiso huir, pero Roma no paga a traidores. Estados Unidos rechazó su solicitud de evacuación y tuvo que exiliarse por sus propios medios. Se estableció con su familia en Dale, Virginia, donde abrió una pizzería. Una pintada escrita en el baño de su establecimiento le recordó su crimen: “Sabemos quién eres”.
En 1991 su negocio se hundió por su reputación y el propietario del restaurante tuvo que cerrar. El asesino murió de cáncer en 1998 a la edad de 67 años. El fotoperiodista envió flores a la familia del fallecido y decidió actuar como abogado para defender su memoria. “Era un héroe. Estados Unidos debería estar llorando”, dijo a la Associated Press.
Adams hacía apología de un crimen de guerra execrable.