El partido de dios nunca se ha librado de ser acusado de terrorismo por los que dedican sus esfuerzos a poner etiquetas a los demás. Es el peor de los demonios. Las potencias occidentales han dedicado la mayor parte de sus energías a someter a los países árabes y, cuando creían cumplida su misión, empezaron a proliferar milicias en los lugares más insospechados, de Yemen a Líbano.
La principal de ellas es Hezbollah. El otro día Abdel Malak Al Houhtí, el dirigente de Ansarollah declaclaraba, después del discurso de Hassan Nasrallah, que el dirigente libanés hablaba en su calidad de “comandante del eje de resistencia”.
El “comandante” habló durante una hora y 40 minutos ante las cámaras, y no sólo los árabes (chiítas, sunitas, cristianos) escucharon su discurso, sino también los israelíes. Hezbollah ha repetido -una y otra vez- que la causa palestina es la suya propia y en Oriente Medio todos saben que va en serio.
El 3 de noviembre, en su primer discurso tras el ataque palestino, Nasrallah soprendió. Todos esperaban una declaración de guerra a Israel en solidaridad con los palestinos, pero no hubo nada de eso. Pidió moderación y un alto el fuego inmediato.
Como acostumbra, habló pausadamente con el acento característico del sur de Líbano y, más que un dirigente religioso, dio la impresión de vestir uniforme de camuflaje.
Los medios de comunicación habían esperado pacientemente sus palabras, aunque ya habían escrito los titulares de antemano: la organización terrorista Hezbollah provoca una escalada en la guerra de Gaza… Incendia Oriente Medio…
No les dio la más mínima oportunidad, e incluso muchos árabes se sintieron defraudados. Esperaban a Nasrallah con el cuchillo entre los dientes. Algunos le acusaron de haber abandonado a los palestinos a su suerte.
Su discurso iba completamente contra la corriente de la propaganda imperialista. La imagen de Hezbollah y Nasrallah podía más que la realidad.
No hacía falta declarar la guerra a Israel porque la guerra es un hecho también en el sur de Líbano, pero el protagonismo corresponde a los palestinos. Nasrallah se esforzó en dejarlo claro en varios pasajes de su discurso.
También dejó claro que el enemigo no es Israel, sino también Estados Unidos, otro elemento que muchos olvidan, pero no en Oriente Medio.
La dirección de la inteligencia militar israelí, AMAN, tiene asignados a 16 analistas exclusivamente dedicados a descifrar los discursos. En 2010 un alto oficial de la inteligencia israelí, el coronel Runin, ha dedicado a ello una tesis en la que concluye que, desde los tiempos de Nasser, es el primer dirigente árabe con capacidad para influir entre los israelíes.
Naturalmente, el peso de Hezbollah en Oriente Medio no es sólo ideológico, sino también militar. El ejército israelí no está preparado para una guerra como la que le espera en Gaza, pero Hezbollah sí. Le avalan 12 años de experiencia en Siria, donde no se ha limitado a combatir sino que ha dirigido al ejército regular en varias batallas, como en Qusseir, Yabrud y Qalmun.
Que Yaveh les piplle confesados a los sionistas…
Lo que tienen que hacer YA es cortar el suministro de gas y petróleo a Occidente y verá que pronto paran de matar a inocentes y se sientan a negociar..PARTIDA DE PSICOPATAS Y DIPLOMATICOS PUSILÁNIMES!!!