Guerra económica y competencia monopolista (Boeing y Airbus de nuevo a la greña)

En menos de 6 meses dos aviones estrella de Boeing, el B373Max, han sufrido accidentes mortales. El primer accidente se produjo en octubre de 2018 en el Indonesian Lion Air, con 189 muertos. El segundo accidente afectó a Ethiopian Airlines en marzo de 2019, con 157 muertos. Las pérdidas financieras tras la cancelación de los pedidos y la inmovilización de los aviones 737MAX (más de 380 aviones en tierra hasta la fecha) han costado a Boeing cerca de 10.000 millones de dólares.

Los contratiempos de Boeing no se detienen ahí. Boeing ha notificado la presencia de grietas estructurales en un pequeño número de aviones B737NG (la antigua versión del MAX que se puso en servicio en 1997). La FAA ha ordenado la inspección y verificación de las aeronaves de 2000 utilizadas en Estados Unidos.

Trump no ha dudado en sugerir a Boeing que cambie el nombre comercial del avión B737 MAX como estrategia de salida de esta crisis. A este respecto, Boeing declaró que no es posible un cambio de bobina del 737MAX y que su prioridad inmediata es devolver la aeronave a su servicio de forma segura y recuperar la confianza de las aérolíneas.

Como la mayor parte de la tecnología estadounidense, Boeing se ha quedado atrás y la pérdida de la supremacía económica conduce a la pérdida de la supremacía militar y estratégica.

En otra entrada ya hemos expuesto la competencia entre Boeing y Airbus, que se remonta a hace 15 años, cuando en tiempos de Bush Estados Unidos acusó a Francia, Alemania, España y Reino Unido de patrocinar Airbus con dinero público.

Un año después Bruselas acusó a Washington de haber concedido subvenciones por valor de 19.000 millones de dólares entre 1989 y 2006. Una batalla interminable y absurda según el antiguo jefe de la OMC, Pascal Lamy, que considera que estas subvenciones son ilegales pero necesarias para desarrollar programas (como el A380, el B787, el A350XBW) bastante sofisticados, que requieren financiación y que representan riesgos muy elevados vinculados a la incertidumbre de los mercados de la aviación.

Durante décadas, los dos fabricantes de aviones han estado librando una guerra comercial por el primer lugar en el sector de la aviación civil. Si no hay sitio para dos, tampoco lo hay para un tercero. Más allá de la tradicional confrontación entre Boeing y Airbus, también existe el temor del nuevo operador chino que está posicionando el Comac C919 como un primer paso en el mercado en un intento de debilitar el duopolio de Airbus y Boeing.

El mensaje de Trump no es casualidad. La competencia entre Boeing y Airbus es una pugna entre Estados Unidos y la Unión Europea que se intensifica por momentos. En un mensaje publicado en Twitter Trump ha amenazado a la Unión Europea con aplicar aranceles aduaneros a productos del viejo continente por valor de 11.000 millones de dólares. El Departamento de Estados Unidos ha recopilado una lista de 14 páginas de productos que deben ser gravados. Entre ellos se encuentran motocicletas, anoraks, quesos, vinos, whisky, aceite de oliva y, por supuesto, aviones Airbus.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha aprobado un arancel del 10 por ciento sobre los aviones Airbus. La multa asciende a 7.500 millones de dólares. La OMC justifica la decisión por las subvenciones financieras ilegales recibidas de Bruselas por el fabricante europeo de aviones.

Entre las represalias, el gobierno estadounidense ataca a Airbus en un intento de mitigar la enorme crisis financiera, industrial y técnica que ha estado afectando al fabricante con sede en Seattle desde finales de 2018.

Tras la victoria de los Estados Unidos de América ante la OMC, la Unión Europea lanzó lo que parece ser un contraataque, imponiendo aranceles a los aviones de Boeing en respuesta a los subsidios concedidos por Boeing por el gobierno de Estados Unidos.

Al mismo tiempo, la Unión Europea ha abierto una investigación sobre la nueva empresa conjunta entre Boeing y Embraer de Brasil. Esta fusión, según Bruselas, conduciría a la liquidación del mayor fabricante del sector aeronáutico. La investigación podría obligar a Boeing a proponer concesiones para obtener la aprobación de la Unión Europea.

La asociación Boeing-Embraer es sólo una respuesta a la adquisición del programa CSeries del fabricante de aviones canadiense Bombardier por parte de Airbus. Durante 2017, una alianza de bombarderos de Airbus comenzó a tomar forma. Los canadienses tuvieron dificultades para desarrollar las ventas de sus aviones en el mercado americano, precisamente después del conflicto con Boeing.

El fabricante europeo busca conquistar mercados adicionales con una gama de aviones más pequeños que sus A320NEO.

Más información:

-Airbus: un cadáver de la guerra económica desatada por Estados Unidos contra la Unión Europea
– Las sanciones económicas a Irán golpean a los grandes monopolios europeos
– El declive de la hegemonía técnico-militar del imperialismo estadounidense
– Boeing: entre la guerra, la competencia monopolista y los ‘accidentes aéreos’

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